Roma/Labuan Bajo (Indonesia) - Los desafíos que socavan la seguridad alimentaria mundial requieren un enfoque complejo que abarque la inversión, la reforma de las políticas y la mejora del uso de los recursos, declaró hoy el Sr. QU Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en una reunión clave del Grupo de los Veinte (G20).
“Los recientes acontecimientos mundiales, desde la pandemia de la COVID-19 hasta la crisis climática, pasando por los múltiples conflictos que se libran por todo el mundo y la guerra en Ucrania, han afectado gravemente a los sistemas agroalimentarios de numerosas formas”, afirmó el Sr. QU en la reunión de sherpas del G20 en que participaban representantes gubernamentales de alto nivel.
El Sr. QU citó la
edición de 2022 del informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI), publicada recientemente, que confirma que el hambre en el mundo volvió a aumentar en 2021, como consecuencia de las crecientes desigualdades entre los países y dentro de estos. En el informe se indica que 828 millones de personas padecieron hambre en 2021, esto es, 46 millones más que en 2020 y 150 millones más que antes de la pandemia en 2019.
El conflicto en Ucrania exacerba las dificultadesLa guerra en Ucrania ha agravado una situación que ya era difícil y puede provocar que el número de personas que padecen subalimentación crónica aumente en 13 millones este año y en 17 millones en 2023, según las estimaciones de la FAO.
Otro desafío mundial es la creciente inflación, pues los precios mundiales de los alimentos vienen aumentando desde mediados de 2020 debido a muchos factores.
El índice de precios de los alimentos de la FAO alcanzó en marzo de 2022 los 160 puntos, su nivel máximo histórico.
El mes pasado, el índice, que refleja la variación mensual de los precios internacionales de una cesta de los productos alimenticios más comercializados, se situó en un promedio de 154,2 puntos, es decir, un 2,3 % menos que en mayo, si bien se encontraba un 23,1 % por encima de su valor de junio de 2021, según señaló el Sr. QU.
La FAO calcula que el aumento del costo de las importaciones de alimentos que hacen los 62 países más vulnerables se cifra en 24 600 millones de USD en 2022 y afecta a 1 790 millones de personas.
En respuesta a este problema cada vez mayor, la FAO ha elaborado una propuesta relativa a un
Fondo de Financiación de las Importaciones de Alimentos, de carácter mundial, cuyo propósito es ayudar a los países a financiar sus compras de alimentos para así minimizar el riesgo de malestar social. “De la aplicación de esta propuesta debería encargarse el FMI (Fondo Monetario Internacional) en el marco de su mecanismo financiero de la balanza de pagos”, instó el Director General de la FAO.
En cuanto a los demás desafíos, cabe señalar que, al igual que los precios energéticos, el precio medio de los fertilizantes también ha subido notablemente (casi se ha triplicado desde mediados de 2021). Los cambios de las rutas comerciales y las limitaciones actuales harán que aumente aún más el precio mundial de los fertilizantes. Si los países que producen los principales alimentos básicos, como el arroz, no consiguen suficientes fertilizantes en la próxima temporada de siembra, eso podría afectar al suministro mundial de alimentos.
El Director General señaló que la reducción del comercio y la interrupción de la cadena de suministro eran motivos de gran preocupación. A finales de mayo, 22 países habían impuesto restricciones a las importaciones mediante 39 medidas que iban desde la prohibición hasta los impuestos a la exportación y afectaban a casi el 16 % de las exportaciones agrícolas (medidas en kilocalorías).
Se necesita un paquete de medidas
Para hacer frente a estos desafíos, el Sr. QU declaró que la comunidad internacional necesitaba aplicar un paquete de medidas:
• Invertir en los países más necesitados, que se ven más afectados por el aumento del precio de los alimentos. Además de proporcionar ayuda alimentaria de manera oportuna, debemos centrarnos también en impulsar la productividad prestando una mayor atención a producir alimentos nutritivos localmente. En la actualidad, tan solo el 8 % de toda la financiación para la seguridad alimentaria en
emergencias se destina a ayudar a la producción. Invertir en la agricultura y los medios de vida rurales cumple una función estratégica y resulta entre 7 y 10 veces más eficaz en función del costo que la asistencia tradicional.
• Establecer políticas que incrementen la productividad y también protejan los recursos naturales, y que sean específicas para las necesidades regionales. Para transformar los sistemas agroalimentarios de modo que proporcionen dietas saludables y nutritivas y produzcan resultados más equitativos, hará falta una inversión financiera considerable, del orden del 8 % del tamaño del mercado agroalimentario, según cálculos. También hemos de acelerar la Zona de Libre Comercio Continental Africana agilizando la labor normativa sobre normas de inocuidad de los alimentos y reduciendo los aranceles y los obstáculos no arancelarios. En todas las regiones del mundo deberían acelerarse el comercio intrarregional y las inversiones.
• Velar por un uso mejor y más eficiente de los productos e insumos disponibles para producir más con menos. Entre dichos insumos debe incluirse el agua, ya que el estrés hídrico sigue siendo una prioridad, pues 1 000 millones de hectáreas de terrenos agrícolas se enfrentan a graves limitaciones de agua y 800 millones de hectáreas de pastos y tierras cultivables de secano se ven gravemente afectadas por la sequía recurrente. Debemos emplear la mejor tecnología disponible y las normativas para lograr mejoras de eficiencia en la forma que utilizamos el agua en la agricultura. Reducir
la pérdida y el desperdicio de alimentos es fundamental, ya que, con las grandes cantidades de alimentos que se pierden o desperdician en la actualidad, se podría alimentar a unos 1 260 millones de personas al año. Asimismo, debe hacerse un uso más eficiente de los fertilizantes con ayuda de la tecnología y de la redistribución científica de las aplicaciones en todo el proceso de producción, apoyándose en la rápida aplicación de mapas detallados del suelo para ayudar a que los países más vulnerables utilicen sus fertilizantes de forma eficiente.
El Director General de la FAO dijo que los principales aceleradores de todos estos puntos son la innovación, la ciencia y la tecnología. La utilidad marginal más alta para obtener beneficios es invertir en investigación y desarrollo.
La innovación tecnológica y social puede reducir las ineficacias del mercado y mejorar su funcionamiento.
La escala de los sistemas agroalimentarios digitales debería ampliarse para ayudar a la transformación de los agricultores familiares. Las medidas coordinadas en el G20, así como en otros foros, “son esenciales para facilitar el funcionamiento sin tropiezos de los mercados mundiales de alimentos y para garantizar el suministro de alimentos para todos”, señaló el Sr. QU.