FAO en Perú

Rosa Ojeda Chávez: Como mujeres rurales, tenemos sed y hambre de participar en la política

20/10/2016

Lima. Rosa Ojeda Chávez, mujer rural y fundadora de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú (FENMUCARINAP) repasa su experiencia y su lucha continua para la igualdad de oportunidad de las mujeres rurales en el Perú.

Originaria de la provincia de Concepción, en Huancayo, Rosa Ojeda ha dedicado la mayor parte de su vida a los demás, desempeñando cargos activos en su comunidad, tales como secretaria en la escuela de su pueblo, tesorera, presidenta de la APAFA, alcaldesa vecinal de su barrio y, en particular, fundadora de la asociación FENMUCARINAP. Sentirse útil en su pueblo siempre ha sido un objetivo para ella. Viviendo de los productos que cultiva en su chacra y de otras actividades como la crianza de cuyes, Rosa Ojeda conoce bien las dificultades que enfrentan las mujeres rurales en su vida cotidiana. “Antes solo nos consideraban para la cocina, para estar en la casa, ni incluso íbamos a la chacra  porque el esposo hacía todo. Pero ahora ya no, se van ambos a trabajar. Incluso llevamos a los hijos para que nos ayuden”. De hecho, tener las mismas oportunidades que los varones, y trabajar de igual a igual es un principio clave para Rosa Ojeda.

Madre de cinco hijos, ha logrado conciliar su vida familiar y laboral, pero no siempre ha sido fácil. “Nuestra vida de mujeres no solo es chacra, cocinar, lavar, atender al esposo, tener más hijos… no es, sino es tener nuestro auto control nosotras mismas”, confía Rosa.

En este sentido, ser mujer en el campo demanda mucha fuerza, y las obligaciones y desafíos encontrados son varios, asegura Rosa. “Una dificultad muy grande es la economía, porque quieres sembrar, trabajar, pero te falta una economía para que tú puedas sembrar tus productos. Entonces, eso te limita”.

Además, como todas sus compañeras, Rosa quiere que su opinión cuente en su comunidad. “Nosotras tenemos sed y hambre de participar en la política. Como mujeres, estamos en todas las reuniones que nos invitan, tanto en nuestra comunidad, en la municipalidad, en las escuelas, pero muchas veces no somos escuchadas. Los varones tienen los cargos importantes. A nosotras no nos valoran. Pero como mujeres, queremos hacer un cambio, demostrar que sí podemos trabajar, gestionar, ver qué necesidades hay que priorizar para nuestro barrio, pueblo, zona”.

A lo largo de los años, Rosa ha podido observar muchos cambios en el perfil de la mujer rural peruana. “De todos modos, las mujeres rurales han cambiado de lo que eran antes. Se están capacitando, se están preparando para poder decidir lo que quiere hacer, quieren ser útiles para la sociedad”. Este cambio se está dando poco a poco, cuenta Rosa, aunque las mujeres rurales de las zonas más altas todavía enfrentan ciertas barreras. “Allí, el machismo es muy fuerte. Si quieren salir, tienen que pedir permiso al esposo o venir con él”. Además, el tema de la violencia psicológica, sexual y familiar persiste en una gran parte de las zonas rurales.

Frente a esos desafíos de todos los días, Rosa y sus compañeras decidieron unir sus esfuerzos, formando la FENMUCARINAP en el año 2006. “Fue tanto la idea de fundar la federación de mujeres, para poder luchar, prepararnos, participar en la política, que es necesario como mujeres rurales. Como mujeres rurales, tenemos sed y hambre de participar en la política”.

Activa en 22 regiones del país, la Federación recién cumplió 10 años y sigue organizando ferias informativas, talleres, charlas, capacitaciones a mujeres rurales. “Es una oportunidad de conocer muchas experiencias y de compartir juntas”.

A través de la asociación de palabras, Rosa Ojeda nos cuenta otros elementos que hacen parte de la realidad de la mujer rural actual.

Conocimiento

Otra dificultad para las mujeres rurales es cuando no conocen sus derechos. Con el conocimiento, nos estamos preparando día a día. También enseñamos a los demás para que podamos ir multiplicando.

Tierra

Sin la tierra, no vamos a vivir, porque la tierra es lo que nos da la producción para alimentarnos, para tener un techo. La Pachamama es bendita. Es la que nos provee a nosotros las clases de alimentos que tenemos. Todo parte de la tierra. Sin la tierra no vamos a existir.

Seguridad Alimentaria

Nosotras nos preocupamos de sembrar los productos que tenemos en nuestra zona. La seguridad alimentaria es cuando nosotras mismas sembramos lo que necesitamos. Y lo que queda sale para el mercado. Pero el abastecimiento es primero, allá lo llamamos la troja. Entonces, juntamos la troja para el año, hacemos una medición, y de acuerdo a eso recién se vende.

Migración

Muchas personas migran de nuestros pueblos hacia la capital, hacia las provincias porque, al salir del pueblo, creen que van a lograr una vida mejor. Pero muchas veces, el sueño que ellos tienen no se hace realidad. Migran también muchas personas porque los padres no les han educado. No saben leer, no saben escribir. Entonces ellos creen que solamente son personas para hacer el trabajo bruto y que se vienen acá como cartilleros… y las mujeres venden emoliente,  a esas cosas se dedican. Pero viven en un mundo muy confundido. Si aquí tenemos tierra, agua, campo, aquí lo podemos lograr.

Acceso a tierra

Generalmente, a nosotras las mujeres no nos dan el acceso a tierra. Actualmente, en mi comunidad, solo los varones pueden tener el título de propiedad. Ahora, nos dicen que a nosotras no pueden dar, pero si venimos con el esposo, nos van a dar. Ya no tengo esposo. Bueno, en mi caso, como ya asumí un cargo allá en mi comunidad, por allí sí aceptaron que si me van a dar, pero ¿cuándo?

Medio Ambiente

Yo no digo medio ambiente, porque no somos media persona, somos una persona completa. Tenemos que recuperar nuestro ambiente para tener una vida sana. Si tocas un árbol, tienes que plantar 10 nuevos.

Un mensaje a sus compañeras, mujeres rurales

Seamos mujeres fuertes. Seamos mujeres capaces. Más que nada debemos seguir preparándonos. Debemos cuidar nuestra naturaleza, nuestra vida y nuestra alimentación, para que la generación que viene sean hijos sanos.

Nosotras tenemos como eje cuidar nuestros cinco elementos: tierra, agua, semillas, luz y nuestra organización de vida. Si no estamos organizadas, tampoco vamos a avanzar. Como líderes mujeres, debemos formar a nuevas líderes, jóvenes para que avancen, y enseñarles para que puedan ser buenas representantes para seguir adelante.