Documento, 2007.

A pesar del crecimiento significativo en la producción mundial de alimentos, 854 millones de personas, cerca de un sexto de la población mundial, aun sufre de hambre crónica - y los números continúan creciendo. Para estos millones, en general entre los países en vías de desarrollo más marginalizados, la seguridad alimentaria y nutricional es tan escasa como su participación en la toma de decisiones políticas y económicas, y su derecho humano a la alimentación está lejos de ser cumplido.

Muchos países ratificaron hace décadas el Pacto Internacional sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales que reconoce el derecho a la alimentación. Sin embargo, estos países no estaban conscientes de cómo poner en práctica este importante principio legal. En el año 2004, los miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) adoptaron las Directrices sobre el Derecho a la Alimentación para ayudar al cumplimiento en sus países de este derecho humano fundamental.

Esta publicación se enfoca en el derecho a la alimentación y en las lecciones aprendidas en Brasil. Un tercio de la ganancia de exportaciones en Brasil proviene de la agricultura. A pesar de esto, en el año 2004, 72 millones de sus 185 millones de residentes estaban afectados por la inseguridad alimentaria. solamente cuando esta situación llegó a ser inaceptable a un número suficientemente grande de brasileños, el país alcanzó una masa crítica: el punto en el cual cambio debe realizarse.

El agente de cambio elegido por el pueblo fue el Presidente Luis Inácio Lula da Silva. Aun no había jurado como presidente y ya había solicitado que FAO examinara la proposición del Programa Hambre Cero (Fome Zero). El programa Hambre Cero ha progresado y el Ministro de Desarrollo Social de Brasil y el programa Lucha contra el Hambre están trabajando duro para mejorar la implementación. En esta publicación se ilustran los ocho pasos para el cumplimiento del Derecho a la Alimentación desde una perspectiva brasileña.