Centro de inversiones de la FAO

Para una productora georgiana de hortalizas, la generosidad es contagiosa

13/12/2021

Un encuentro casual con el director de una cooperativa georgiana de hierbas culinarias durante un viaje de estudios de la FAO y el BERD hizo que la productora georgiana de hortalizas Keti Tomeishvili pensara en cultivar estas hierbas en sus invernaderos junto con sus pepinos. Gracias a la gran demanda de hierbas como el perejil, el eneldo, el cilantro y la menta en la vecina Rusia, esta idea ha sido provechosa.

Cuando la pandemia de la COVID-19 se propagó, los países impusieron confinamientos, cerraron mercados y fronteras y restringieron la libertad de movimientos de su población. Las dificultades logísticas y de transporte afectaron a las cadenas de suministro alimentario y limitaron las oportunidades comerciales. Para complicarlo aún más, intensas tormentas de nieve habían desencadenado una avalancha justo antes de la crisis, lo que obligó a cerrar tramos de la frontera de Georgia durante una semana aproximadamente.

Pese a estos problemas, Keti consiguió producir y exportar 3 toneladas de cilantro en marzo de 2020. Aunque ganaba menos de lo que había esperado, todavía podía pagar a las cuatro mujeres que trabajaban con ella en sus invernaderos. Como no podía mejorar sus salarios para compensar el incremento de los precios de los alimentos ni la devaluación de la moneda, Keti decidió que las dejaría utilizar uno de sus cinco invernaderos para cultivar y vender pepinos, con lo que aumentarían ligeramente sus ingresos. Keti ha invertido en la mejora de su negocio con el paso de los años, de riego por goteo a semillas de buena calidad y una lucha más efectiva contra las plagas.

Cultivar frutas y hortalizas en invernaderos tiene muchas ventajas. La protección contra una meteorología extrema, la necesidad de menos insumos químicos y unos productos de buena calidad, más duraderos y atractivos para el mercado son solo unas pocas. La decisión de diversificar con las hierbas culinarias llegó en el momento adecuado. Abrió a Keti nuevos mercados e impulsó sus ganancias, lo cual la ayudó a afrontar mejor la conmoción económica derivada de la pandemia.

Y su acto de solidaridad con sus empleadas fue uno de los innumerables actos, pequeños o grandes, inspirados por la COVID-19, como las donaciones periódicas de leche y productos lácteos por parte de la Asociación Lechera Georgiana al hospital de enfermedades infecciosas de Tiflis. "Tenemos que ayudarnos los unos a los otros", afirma Keti, "creo que la generosidad es contagiosa".

Photo credit ©FAO/ Vladi Nikuradze
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