1 Estado de la tierra, el suelo y el agua

1.2 Degradación de la tierra provocada por el ser humano

A medida que se intensifica la agricultura, la convergencia de datos indica el alcance y la gravedad de la degradación de la tierra (Mapa S.7), que consiste en la erosión del suelo, el agotamiento de los nutrientes y el aumento de la salinidad. La degradación provocada por el ser humano afecta al 34% —esto es, 1 660 millones de hectáreas— de los terrenos agrícolas (Cuadro S.2). La ampliación de los cultivos a zonas donde la tierra es de baja calidad y el aumento de la intensificación en las tierras de cultivo existentes se ven limitados por la erosión del suelo y el agotamiento del carbono, los nutrientes y la biodiversidad del suelo. El tratamiento de los suelos con fertilizantes inorgánicos para incrementar o mantener el rendimiento ha tenido efectos adversos importantes en la salud del suelo y ha contribuido a la contaminación de las aguas dulces derivada de la escorrentía y el drenaje.

MAPA S.7 TIPOS DE LA DEGRADACIÓN DE LA TIERRA SEGÚN LA GRAVEDAD DE LAS PRESIONES EJERCIDAS POR EL SER HUMANO Y LAS TENDENCIAS DE DETERIORO, 2015
Fuente: Coppus, próxima pubilcación, modificado conforme UN, 2021.
Nota: Distribución global de la degradación de la tierra expresada como tendencia genera combinada con las presiones acumuladas causadas directamente por el hombre. La degradación inducida por el hombre se refiere a una tendencia negativa causada por la actividad humana. Deterioro se refiere a la tendencia negativa causada por fenómenos naturales o por la acción humana donde el estado es malo.
Fuente: Coppus, próxima pubilcación, modificado conforme UN, 2021.
CUADRO S.2 ALCANCE DE LA DEGRADACIÓN DE LA TIERRA PROVOCADA POR EL SER HUMANO, 2015 (millones de ha)
Fuente: Coppus (próxima publicación).
Nota: La Antártida, Groenlandia y las zonas en las que más del 90% del terreno es yermo (grandes desiertos) quedan excuidas. En el caso de las zonas húmedas, también se han excluído las zonas frías en las que la evapotranspiración potencial es superior a 400 mm.
Fuente: Coppus (próxima publicación).

En el Recuadro S.1 se resume el método empleado para evaluar la degradación de las tierras a escala mundial, adaptado a partir del Sistema mundial de información sobre la degradación de la tierra.

RECUADRO S.1 Evaluación mundial de la degradación de las tierras utilizando un método adaptado a partir del sistema mundial de información sobre la degradación de la tierra

Los índices generales relativos al estado biofísico y la tendencia se determinan utilizando una metodología adaptada a partir de GLADIS, a través de la cual se aplica un enfoque basado en un sistema de información geográfica para calcular los índices relativos al estado biofísico y la tendencia de seis componentes por separado, a saber, la biomasa, la salud del suelo, la cantidad de agua, la biodiversidad, los servicios económicos y los servicios culturales..

A continuación, se combinan estos datos para obtener los índices generales del estado y de la tendencia. Las tendencias hacen referencia estrictamente a los cambios registrados a lo largo del tiempo En los mapas relativos al estado biofísico, la tendencia y la presión acumulativa generales se representan tres dimensiones distintas de la degradación de la tierra. Cuando se combinan, aportan información sobre las relaciones entre las pautas, los procesos y sus causas. Analizando conjuntamente el estado y la tendencia generales se determinan las regiones que están en riesgo. Las zonas con un estado biofísico deficiente y que están expuestas al deterioro corren el riesgo de acabar degradadas. Las zonas con un buen estado biofísico y que están expuestas a un deterioro considerable probablemente también estén en riesgo. Integrar los datos relativos a la presión derivada de las actividades humanas con los del estado biofísico y las tendencias es un primer paso para distinguir la degradación natural de la provocada por ell ser humano.

En los mapas publicados en revistas especializadas revisadas por homólogos se proporcionan capas de entrada. Los criterios utilizados para seleccionarlas incluyen la disponibilidad, la facilidad de uso, la pertinencia según la bibliografía y la fecha de publicación.

El estado biofísico de los recursos de tierras se basa en nueve capas de entrada que reflejan su condición biofísica actual (o la última que se conoce). Concretamente son las siguientes: la disponibilidad de nutrientes en el suelo, el carbono orgánico del suelo, la tasa de erosión hídrica, la erosión eólica, la recarga de las aguas subterráneas, el estrés hídrico, la riqueza de especies nativas, la biomasa por encima del suelo y la superficie de suelo artificial (medio urbano e infraestructuras).

La tendencia se basa en siete capas de entrada que indican los cambios en el suelo, el agua, la vegetación y la densidad demográfica; en particular, los cambios en la erosión del suelo, la protección del suelo, el agua dulce, el estrés hídrico, la productividad de la tierra y la biomasa forestal. El factor temporal varía entre 10 y 20 años.

Se emplean factores antropógenos directos para estimar la presión que ejercen las actividades humanas, a saber: la expansión agrícola, la deforestación, la magnitud y frecuencia de los incendios, la intensidad del pastoreo, la densidad demográfica y la relación entre especies invasoras y nativas.

Las regiones en riesgo son grandes zonas contiguas con un estado biofísico deficiente y deterioradas de forma grave o leve. También están en riesgo las regiones con un deterioro considerable y que intercalan zonas en buen y en mal estado biofísico. Las zonas en situación de estabilidad o mejora no corren actualmente riesgo.

Los tipos de degradación de la tierra se definen sobre la base de la tendencia del deterioro de la tierra y la presencia de factores antropógenos. La coincidencia de una tendencia muy negativa y una presión elevada es característica de una degradación considerable de la tierra provocada por el ser humano. La resiliencia de la tierra —es decir, la capacidad de resistir a las presiones antropógenas— también reviste importancia, por ejemplo, cuando se dan factores antropógenos potentes que no coinciden con tendencias negativas.

©FAO/Salvator Ndabirorere
©FAO/Salvator Ndabirorere

A escala mundial, el estado biofísico de 5 670 millones de hectáreas de tierras está empeorando; de esta superficie, en el caso de 1 660 millones de hectáreas —es decir, el 29%—, el empeoramiento se atribuye a la degradación de la tierra provocada por el ser humano. Los 4 026 millones de hectáreas restantes se clasifican como tierras deterioradas como consecuencia de procesos naturales o de actividades antropógenas. Aproximadamente la mitad de las tierras deterioradas tiene un estado deficiente y es probable que sea más sensible a procesos de degradación que las zonas en buen estado. Alrededor de 656 millones de hectáreas, que representan el 12% del empeoramiento mundial general, están sometidos a una presión moderada, lo que podría bastar para desencadenar la degradación de la tierra provocada por el ser humano. Probablemente, la mayoría de estas zonas esté afectada por la degradación de la tierra provocada por el ser humano, lo que significa que en torno al 41% del empeoramiento mundial puede atribuirse a la degradación de la tierra provocada por el ser humano.

En el Cuadro S.3 se muestra el desglose regional de la estimación mundial relativa a la degradación de la tierra provocada por el ser humano. Una quinta parte de las tierras degradadas por actividades humanas se encuentra en África subsahariana, seguida de América meridional con un 17%. América septentrional tiene una superficie cinco veces mayor que Asia meridional, pero ambas regiones contribuyen en un 11% a la degradación mundial. En términos relativos, Asia meridional es la región más afectada: un 41% de su superficie sufre degradación provocada por el ser humano y, de esta, el 70% está muy degradada. Le siguen Asia sudoriental con un 24% de superficie degradada, de la cual el 60% está gravemente afectada, y Asia occidental, donde el 20% de la superficie está degradada y, de esta, el 75% está muy afectada. En estas estimaciones no se incluyen los desiertos.

CUADRO S.3 ALCANCE DE LA DEGRADACIÓN DE LA TIERRA PROVOCADA POR EL SER HUMANO POR REGIÓN, 2015
Fuente: Coppus, (próxima publicación).
Nota: El porcentaje de la región afectada hace referencia a la parte de la superficie regional que está degradada. La Antártida, Groenlandia y las zonas en las que más del 90% del terreno es yermo (grandes desiertos) quedan excuidas.
Fuente: Coppus, (próxima publicación).

La degradación de la tierra provocada por el ser humano afecta principalmente a las tierras de cultivo. Si bien las tierras de cultivo abarcan solamente el 13% de las categorías de cubierta terrestre mundial (11 477 millones de hectáreas), las tierras de cultivo degradadas representan el 29% de todas las zonas degradadas. Casi una tercera parte de las tierras de cultivo de secano y casi la mitad de las tierras de regadío se ven afectadas por la degradación de la tierra provocada por el ser humano (Cuadro S.4). Los pastizales y las zonas con cubierta arbustiva que se utilizan para apacentar animales o como fuentes de forraje se han reducido en 191 millones de hectáreas en dos decenios, convertidas en tierras de cultivo, hasta llegar a los 3 196 millones de hectáreas en 2019. Alrededor del 13% de la superficie de pastos está degradada debido a altas presiones antropógenas y el 34% ha visto empeorado su estado biofísico como consecuencia del sobrepastoreo y la falta de movilidad del ganado, que provocan la compactación y erosión del suelo, lo que afecta a la función de los suelos, el crecimiento de las plantas y los servicios hidrológicos. La producción ganadera intensiva, que ha crecido rápidamente para satisfacer la demanda cada vez mayor de carne, en particular en los países de ingresos medianos a altos, ejerce presión en los recursos de aguas y suelos in situ para la producción intensiva de piensos y forraje. La concentración de insumos y desechos animales ha dado lugar a un aumento del uso de energía procedente de combustibles fósiles, así como de las emisiones de metano y la contaminación puntual del agua por nutrientes y antibióticos.

CUADRO S.4 TIPOS DE DEGRADACIÓN DE LA CUBIERTA TERRESTRE MUNDIAL, 2015
Fuente: Coppus (próxima pubilcación).
Nota: El término degradación hace referencia a las altas presiones ejercidas por factores antropogénicos. El resto de situaciones de empeoramiento del estado biofísico se definen como deterioro.
Fuente: Coppus (próxima pubilcación).

En África septentrional, Asia meridional y la región de Oriente Medio y Asia occidental más del 60% de las zonas de regadío están degradadas. Las zonas degradadas más amplias se encuentran en el hemisferio norte, a excepción de Asia sudoriental. A escala mundial, solo el 38% de las tierras de regadío se mantienen estables.

En Oriente Medio y Asia occidental, la expansión agrícola, el pastoreo y la accesibilidad impulsan la degradación, mientras que, en las zonas densamente pobladas de Asia oriental y Asia meridional, la buena accesibilidad y la alta intensidad del pastoreo están ejerciendo grandes presiones sobre los campos de regadío. El pastoreo, la accesibilidad y la deforestación impulsan los cambios ambientales en las tierras de cultivo de regadío de Asia sudoriental. En la zona oriental de los Estados Unidos de América, los factores que contribuyen en mayor grado a la presión para la expansión del riego son el pastoreo, la accesibilidad y la expansión agrícola.

El empeoramiento del estado en Asia oriental y la región de Oriente Medio y Asia occidental se debe principalmente a la menor disponibilidad de agua dulce, el aumento del estrés hídrico, la disminución de la protección del suelo y el crecimiento de la población. En Asia meridional tienen lugar procesos de degradación similares. Los procesos de degradación más importantes en Asia sudoriental son el incremento de las tasas de erosión, la rápida disminución de la biomasa forestal y el crecimiento de la población. En la zona oriental de los Estados Unidos de América, los principales procesos de degradación son la reducción del agua dulce disponible y la pérdida de protección del suelo. Los problemas son similares en la zona occidental de los Estados Unidos de América, si bien el aumento de la densidad de población ejerce presión adicional.