Un mundo en el que prosperen sistemas alimentarios y agrícolas diversos, saludables y sostenibles, en el que comunidades rurales y urbanas resilientes disfruten de una alta calidad de vida con dignidad y equidad y sin hambre ni pobreza. La agricultura familiar es esencial para hacer realidad esta visión.
Se requieren políticas, programas y normas sensatas que contemplen las necesidades de las generaciones presentes y futuras para proteger y expandir la independencia y la capacidad inclusiva y económica de los agricultores familiares priorizando la diversidad en el desarrollo sostenible y contribuyendo a la Agenda 2030. Hemos de iniciar este proceso ahora.
Para hacer realidad esta visión, el Plan de acción mundial del DNUAF proporciona orientación detallada para la comunidad internacional sobre medidas iniciativas colectivas, coherentes e integrales destinadas a respaldar a los agricultores familiares. Define un planteamiento integral que favorece el trabajo dirigido a cumplir los ODS en el contexto del ejercicio progresivo del derecho a una alimentación adecuada. El Plan de acción mundial, diseñado en torno a siete pilares de trabajo que se refuerzan mutuamente, recomienda una serie de medidas interconectadas que abarcan desde la escala local hasta la mundial. Toda intervención diseñada durante el Decenio debe tener en cuenta siempre la diversidad de los agricultores familiares. Las intervenciones deben ser específicas para cada contexto, adaptadas a las condiciones locales, regionales y nacionales de índole sociocultural y socioeconómica. Para garantizar el éxito del DNUAF, todas las medidas deben dar protagonismo a los agricultores familiares e implementarse mediantes procesos participativos e inclusivos que vayan de abajo arriba.
La creación de un entorno político, social y económico basado en el compromiso sólido y constante de todos los actores relevantes es el requisito previo para que los agricultores familiares puedan liderar la transformación hacia un sistema alimentario y agrícola más sostenible, saludable y nutritivo. El concepto de entorno propicio significa que existen recursos adecuados, así como una gobernanza y unos acuerdos institucionales eficaces e inclusivos. Los agricultores familiares y sus organizaciones han de tener la oportunidad de participar plenamente en los mecanismos, plataformas y procesos normativos que abarquen múltiples sectores y actores, así como actividades de promoción y concienciación. Los procesos inclusivos, junto con compromisos reales y alianzas más fuertes, conducirán al cambio de las políticas sectoriales tradicionales por un complejo conjunto de estrategias y programas integrales, específicos para cada contexto, que respalden adecuadamente a los agricultores familiares y su carácter multidimensional.
LOS PRÓXIMOS PASOS:
La entrada de los jóvenes en la agricultura está ampliamente reconocida como un factor clave para fomentar la agricultura y la producción de alimentos, así como la vitalidad de las zonas rurales. Sin embargo, los jóvenes que aspiran a un futuro en la agricultura se enfrentan a numerosas barreras estructurales e institucionales. Con el fin de garantizar la sostenibilidad generacional de la agricultura, es fundamental promover mecanismos que faciliten la transferencia de los activos agrícolas tangibles e intangibles de una generación a otra. Incentivar a los jóvenes a dedicarse a la agricultura asegurará la innovación continua del sector, revitalizará las zonas rurales y llevará a la sociedad a replantear la percepción de la agricultura como sector dinámico con capacidad de renovación constante
LOS PRÓXIMOS PASOS:
Las mujeres rurales son esenciales para erradicar la pobreza, alcanzar el hambre cero y crear sistemas alimentarios sostenibles, productivos e inclusivos. Contribuyen a ello con su trabajo y conocimiento de las prácticas agrícolas y la biodiversidad. Asimismo, cumplen una función excepcional y crucial en la gestión de los recursos naturales y en la generación de resiliencia dentro de sus familias y comunidades. A pesar de su contribución, las agricultoras sufren con mayor frecuencia una falta de respeto a sus derechos humanos básicos y siguen figurando entre las personas más afectadas por la pobreza y la exclusión social. Esta «brecha de género» limita la capacidad de las mujeres rurales de aprovechar nuevas oportunidades, y les impide alcanzar su pleno potencial para contribuir a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
LOS PRÓXIMOS PASOS:
Cuando los agricultores familiares se organizan en redes, asociaciones de agricultores, cooperativas agrícolas o movimientos sociales, tanto formales como informales, tienen más opciones de mejorar su situación y lograr resultados mejores y más duraderos. Las organizaciones de agricultores familiares fuertes y consolidadas pueden contribuir a un cambio de políticas, vinculando las soluciones locales a los objetivos nacionales y mundiales y dando respuesta a retos como el cambio climático. Estas organizaciones actúan como catalizadores, ayudando a los agricultores familiares a ejercer sus derechos y mejorar el acceso a los recursos agrícolas, los servicios públicos, los mercados y las políticas. Por lo tanto, resulta especialmente importante ayudar a los agricultores familiares a desarrollar nuevas organizaciones y reforzar las existentes, así como a aumentar sus posibilidades de promover y articular nuevos servicios según sus puntos de vista y las solicitudes de los miembros.
LOS PRÓXIMOS PASOS:
La agricultura familiar es la base de la seguridad alimentaria y de los sistemas alimentarios saludables y sostenibles; sin embargo, los agricultores familiares figuran entre las personas más afectadas por la pobreza y la vulnerabilidad, y se enfrentan a los mayores riesgos económicos, financieros, sociales y medioambientales. Los agricultores familiares serán menos vulnerables si tienen acceso a servicios básicos, infraestructuras, sistemas de protección social, prácticas de producción diversificadas y mercados. Este acceso les permitirá superar limitaciones estructurales y abordar los problemas que surjan, así como pasar de la vulnerabilidad de la agricultura de subsistencia a una posición social y económica más segura, desde la que estén mejor posicionados para (re)invertir en sus explotaciones, familias y comunidades.
LOS PRÓXIMOS PASOS:
Hoy en día, la producción y el consumo de alimentos han pasado de ser sistemas integrados desde el punto de vista cultural y social a estar desconectados de las dimensiones local, ecológica y social. Con el fin de satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras, es esencial acelerar la transición hacia sistemas alimentarios más sostenibles que puedan proporcionar oportunidades económicas y, al mismo tiempo, proteger los ecosistemas y respetar la diversidad cultural y social de los territorios. Al estar arraigados en sus comunidades y comprender la ecología autóctona, los agricultores familiares tienen un potencial único para impulsar esta transición. Están bien posicionados para ofrecer soluciones contextualizadas, integrales y a largo plazo en favor de sistemas alimentarios sostenibles.
LOS PRÓXIMOS PASOS:
Los agricultores familiares no solo producen alimentos, sino que también proporcionan varios servicios y bienes públicos a la sociedad: aseguran la sostenibilidad de los ecosistemas agrícolas, la gestión del paisaje y la transmisión de conocimientos local y tradicionalmente arraigados, el patrimonio cultural y los valores sociales. Sus prácticas de producción, consumo y reproducción social y cultural están fuertemente integradas en las comunidades locales y territorios en los que los agricultores familiares interactúan, combinan, transforman y renuevan los recursos ecológicos, económicos y sociales. El apoyo a esta complejidad y multidimensionalidad de los agricultores familiares tiene el potencial de promover el crecimiento endógeno y preservar la diversidad de los ecosistemas, los recursos genéticos, la cultura y la vida.
LOS PRÓXIMOS PASOS: