Plataforma Global de las Escuelas de Campo de Agricultores

¿Qué son las escuelas de campo para agricultores?

Las escuelas de campo para agricultores (ECA) aplican un enfoque que se basa en el aprendizaje centrado en las personas. Se emplean métodos participativos con el fin de crear un entorno propicio para el aprendizaje: los participantes pueden intercambiar conocimientos y experiencias en un escenario sin riesgos. A través de ejercicios prácticos de campo que emplean la observación directa, los debates y la toma de decisiones, se fomenta el aprendizaje mediante la práctica. En el contexto del ecosistema local y el escenario socioeconómico, el campo es el entorno en el que los conocimientos locales y los conocimientos científicos externos se ponen a prueba, se validan y se integran. El grupo de ECA desarrolla un plan de estudios específico para cada lugar partiendo del análisis de problemas de base comunitaria. Las ECA están abordando una creciente variedad de temas técnicos: gestión de suelos y recursos hídricos y prácticas de cultivo, multiplicación y pruebas de variedades de semillas, manejo integrado de los plaguicidas, agropastoreo, acuicultura, agroforestería, nutrición, cadenas de valor, vínculos con los mercados y demás.

La FAO y otras organizaciones para el desarrollo han fomentado las ECA como un modo de abordar una amplia gama de problemas y esferas técnicas en más de 90 países.

Una ECA ofrece un entorno propicio para el aprendizaje práctico en grupo, donde las poblaciones locales mejoran sus habilidades para el análisis crítico y una mejor toma de decisiones. Las actividades de las ECA se realizan sobre el terreno e incluyen prácticas experimentales para la resolución de problemas que surgen en un contexto local específico. Los participantes aprenden a mejorar sus habilidades observando, analizando y probando nuevas ideas en sus propios campos; de ese modo contribuyen a mejorar la producción y los medios de vida. El proceso que siguen las ECA aumenta la cohesión entre las personas, los hogares y las comunidades, así como su empoderamiento.

La duración del programa de aprendizaje de una ECA lo marca un determinado ciclo de producción completo, en relación con el ciclo biológico pertinente. En una ECA típica, un grupo de agricultores, ganaderos o pescadores se reúnen de forma periódica en un terreno local, bajo la orientación de un facilitador capacitado. Allí se comenta el sistema de producción local centrándose en el tema de estudio, y se observan y comparan los efectos de dos o más prácticas alternativas orientadas a la resolución del problema (una de ellas siguiendo las prácticas locales y la otra poniendo a prueba las “buenas prácticas” propuestas). Los participantes debaten y toman decisiones tras haber realizado observaciones y análisis directamente en las parcelas de terreno, mediante el análisis de agroecosistemas.

Al final de la temporada se realiza un día de campo para que el grupo de la ECA muestre su trabajo a las autoridades locales, a los técnicos agrícolas del gobierno y a otros agricultores. También se fomentan las visitas de intercambio con otras ECA. Las actividades posteriores a la ECA mejoran el desarrollo de la comunidad.

Uno de los elementos imprescindibles para la buena calidad de los programas de ECA es la capacitación de facilitadores, que respaldarán el proceso de la escuela. Los “formadores de formadores de ECA” capacitan a los facilitadores en programas basados en el campo a lo largo de toda una temporada, alternando teoría y práctica. Normalmente, entre los facilitadores se incluyen trabajadores de ONG y extensionistas, así como agricultores y personal de organizaciones de agricultores. Algunos programas de ECA se centran en formar a los agricultores locales como facilitadores, lo que puede aumentar los niveles de éxito, ya que los agricultores se sienten motivados para volver a casa con conocimientos y habilidades útiles que pueden compartir. Este hecho refuerza el sentido de pertenencia a las comunidades y puede acabar siendo una fuente de sostenibilidad. Se podría garantizar la alta calidad de la capacitación a través del intercambio internacional y regional de formadores de formadores de aquellos países que han logrado buenas experiencias en la elaboración de programas de ECA.

Los programas nacionales de ECA son algo más que un conjunto de escuelas: por lo general, trabajan a múltiples niveles para construir capital social y humano, y amplían su colaboración con otras iniciativas participativas basadas en las comunidades, como por ejemplo, los clubes de oyentes comunitarios. Con el tiempo, también han incluido el acceso al crédito y a los fondos de resiliencia, los vínculos con las cadenas de valor, las actividades de educación nutricional y el apoyo en materia de políticas.

Las ECA han demostrado que no solo refuerzan los conocimientos técnicos y la capacidad para la toma de decisiones de los agricultores, sino que también influyen de manera significativa en las dinámicas de los hogares y las comunidades. Las ECA fortalecen las relaciones de la comunidad y la capacidad para escuchar las opiniones de los demás, formular y expresar puntos de vista personales, y encontrar entre todos una solución común a través de un proceso de comunicación y aprendizaje.