Tom Rakhis

“Soy de esas personas que producen lo que comen, por lo que me gusta la variedad [de mijo] Mara-Guisséré.“
01/07/2023

Chad

Si se pudiera volar desde el extremo norte del Chad hasta la frontera del sur con la República Centroafricana, los distintos climas del país se manifestarían en los paisajes que se verían debajo: kilómetros y kilómetros de las difíciles arenas del Sahara darían paso a las vistas salpicadas de arbustos del Sahel y, por último, a las ricas sabanas verdes del sur. 

 

Es en esta última zona de transición —en la que el Sahel semiárido muestra indicios de la abundancia del sur— donde Tom Rakhis, de 43 años, construyó la explotación agrícola con la que mantiene a su familia de ocho personas. Allí, en el pueblo de Niergui, a alrededor de ocho horas en automóvil al este de la capital, Yamena, la tierra es lo suficientemente fértil para cultivar, pero escasea el agua. 

 

Es por eso que Tom produce sorgo, un cereal similar al mijo que crece muy bien en climas secos. Tom, que aprendió a cultivar de niño, es fiel a una variedad en particular. 

 

“Soy de esas personas que producen lo que comen, por lo que me gusta la variedad Mara-Guisséré”, afirma. Es un sorgo nativo que significa “mujer de baja estatura” en el árabe local y se adapta perfectamente a las condiciones semiáridas. Es muy productivo, resistente al estrés hídrico y de ciclo corto, de modo que Tom puede fácilmente aumentar la producción cuando lo necesita y obtener una cosecha rápidamente. 

 

También es delicioso. Las gachas, los panecillos dulces y el boule, un pan local que acompaña a las salsas, son platos favoritos en su casa, comenta. Y al estar hechos de sorgo, son ricos en hierro y antioxidantes. 

 

El sorgo que no utiliza, lo vende en el mercado local. En los últimos años, ese excedente ha aumentado de forma considerable, gracias a las nuevas técnicas que ha aprendido para gestionar el estrés hídrico, como plantar en terrazas en “media luna”, con las que se conserva más agua cerca de sus cultivos. 

 

En términos generales, sus rendimientos casi se han cuadruplicado, de 700 kg/ha de tierra a 2 500 kg/ha. Con el dinero de la venta de excedentes cubre la atención médica de su familia y se asegura de que sus niños en edad escolar tengan una educación completa. Ya no teme que quizá tengan que abandonar la escuela por falta de fondos más adelante. 

 

En 2021, Tom fue seleccionado para convertirse en proveedor de semillas para su región y ahora está planeando ampliar la superficie en la que cultiva. Quiere producir suficientes semillas para abastecer a su pueblo, señala, y en última instancia a toda la provincia de Guéra. Pero su principal objetivo, afirma, es ganar lo suficiente para enviar a todos sus hijos a la escuela. 

 

Tom recibió capacitación en materia de agricultura resistente a la sequía en el marco de PARSAT, una iniciativa conjunta del Gobierno del Chad y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola cuya finalidad es aumentar la resiliencia al clima de los sistemas agrícolas.