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Primero las inundaciones, luego las langostas del desierto


Los agricultores de Somalia central se enfrentan a amenazas consecutivas

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La aldea de Alí, en Somalia central, se enfrenta a menudo a inundaciones, pero esta vez dos ciclones también provocaron una rápida propagación de langostas, otra grave amenaza para la seguridad alimentaria y los medios de vida de los agricultores de esta zona. ©FAO/Arete/Ismail Taxta

15/01/2021

En diciembre de 2019, el ciclón Pawan azotó la aldea de Dharkeynley, en Beletweyne (Somalia central), en la que vive Alí Mahamud Rubaax. La lluvia de la tormenta hizo que el nivel del río alcanzara su máximo caudal, provocando la crecida de riadas y el desbordamiento de aguas en el pueblo y las zonas circundantes, quedando la mayor parte de la ciudad inundada. Alrededor de 182 000 personas de este distrito fueron desplazadas. Algunas se ahogaron. Otras desaparecieron.

Esta no era la primera vez que Alí se enfrentaba a inundaciones. Como agricultor de toda la vida, había visto a menudo el desbordamiento del río y la destrucción de sus cosechas. 

“Cuando el año pasado acabaron las inundaciones, empezamos a plantar semillas, pero luego el agua regresó de nuevo”, explica Alí. Se enfrentan a esta misma situación muchos agricultores de este centro de baja altitud pero de gran importancia económica de Beletweyne, que presta servicios a las comunidades rurales circundantes. 

Pero el ciclón Pawan fue tan intenso que, en tan solo unos días, en algunas zonas de Somalia las lluvias fueron equivalentes a las precipitaciones que habitualmente se registran en un año. La gravedad de las inundaciones consiguientes fue peor en comparación con las típicas inundaciones sufridas por los agricultores como Alí. Y esta vez, con la lluvia, vinieron las langostas. 

La lluvia y los vientos son dos elementos cruciales que hacen que las langostas del desierto se multipliquen y se propaguen rápidamente. El ciclón Pawan hizo que las condiciones atmosféricas fomentaran en mayor medida su propagación, provocando la mayor infestación de langostas del desierto en Somalia en varias generaciones. 

Considerada la plaga migratoria más devastadora del mundo, la langosta del desierto tiene una gran movilidad y puede recorrer hasta 150 kilómetros al día con la ayuda del viento. 

“Primero el agua causó daños a mi granja, luego vinieron las langostas del desierto y se lo comieron todo”, relata Alí. “Debido a las langostas, perdimos todo en nuestra granja. La temporada agrícola completa se fue al traste”.

La mayoría de los somalíes dependen de la agricultura de secano para su subsistencia, pero una invasión de langostas del desierto puede suponer que algunos agricultores pierdan el 100 % de sus cultivos. ©FAO/Arete/Ismail Taxta

La gran mayoría de la población somalí depende de la agricultura para su subsistencia. Estas comunidades agrícolas y ganaderas dependen en gran medida de los sistemas de producción de secano, y el momento, la duración y la cantidad de las precipitaciones son fundamentales para la recuperación de los pastizales y la producción de los cultivos. 

“Mi vida depende de la agricultura”, dijo Alí. “Mi familia come lo que cultivamos”. 

Pero con amenazas como la langosta del desierto, los agricultores pueden perder hasta el 100 % de sus cosechas y piensos, con efectos devastadores en su seguridad alimentaria, sus medios de vida y la economía. 

“La primera vez que las langostas del desierto aparecieron, nos asustamos porque estaban volando por todas partes. Intentamos alejarlas de diferentes maneras”, dijo Iraado Amir Omar, una agricultora que también vive en la aldea de Dharkeynley. “Prendimos fuegos, hicimos ruido, pero aun así, se comieron nuestras plantas y cultivos, no dejando casi nada en nuestras granjas. Mi granja tiene tan solo una hectárea, pero más de la mitad fue destruida, incluso los árboles y plantas de alrededor desaparecieron”. 

Los medios de vida de los agricultores y pastores de Somalia ya rozan sus límites debido a sequías prolongadas y a menudo severas, y a episodios de inundaciones, así como a conflictos e inseguridad. No pueden permitirse otra amenaza a su seguridad alimentaria, y mucho menos una tan devastadora como la langosta del desierto.

La FAO está proporcionando a los agricultores herramientas, semillas y otros materiales para ayudarles a recuperarse de estas crisis, al tiempo que apoya a los gobiernos en la organización de operaciones para el control de la langosta a gran escala. ©FAO/Arete/Ismail Taxta

Preparándose para luchar hasta el final

En noviembre de 2020, casi un año después de que el ciclón Pawan provocara la primera invasión de langostas, otra tormenta de este tipo —la más fuerte de la historia de Somalia, el ciclón Gati— ocasionó en el país lluvias equivalentes a las precipitaciones de dos años en un período de solamente unos días. Incluso después de los esfuerzos sin precedentes de lucha contra la langosta de los meses anteriores, estas lluvias provocaron otra fase de reproducción del voraz insecto en Somalia, así como en la cercana Etiopía. 

“Con la reciente invasión de una nueva generación de langostas del desierto, grandes extensiones de cultivos y pastizales corren el riesgo de sufrir daños”, afirma el Sr. Ezana Kassa, Coordinador de emergencias de la FAO en Somalia. “El impacto puede tener graves consecuencias para los medios de vida agrícolas, agropastoriles y pastorales en un contexto en el que la seguridad alimentaria es de por sí frágil”. 

La familia de Alí y otros 2 500 hogares del distrito de Beletweyne recibieron apoyo en efectivo de la FAO para ayudarles a sobrevivir a la invasión de la langosta del desierto. Las familias campesinas también recibieron semillas y herramientas para mantener sus actividades agrícolas a largo plazo.

“Las semillas llegaron cuando más las necesitábamos. No tengo dinero para comprarlas, pero al menos puedo plantarlas ahora”, dice Iraado. 

“La ayuda que nos brindó la FAO es muy importante porque nuestras vidas dependen de la tierra”, dice Alí. “Espero que, en el futuro, estas semillas que estoy plantando cambien mi vida y la de los miembros de mi familia”. 

Además de ayudar a los agricultores como Alí, la FAO, con el generoso apoyo de sus donantes, está ayudando a los gobiernos a ampliar sus operaciones de contención de la langosta para hacer frente a la nueva amenaza. 

En Somalia, la respuesta a la langosta se está llevando a cabo paralelamente a las actividades en curso de la FAO para ayudar a los agricultores a diversificar sus cultivos y a aumentar su resiliencia a perturbaciones como las inundaciones o la sequía. Ello incluye la restauración de diques fluviales para contener las inundaciones y la prestación de atención veterinaria para mantener el ganado del que dependen millones de pastores somalíes sano y fuerte.

Para obtener información actualizada sobre la situación actual de la langosta del desierto, visiten el sitio web de la FAO del Observatorio de la langosta del desierto (en inglés).

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