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Las comunidades de Madagascar: un motor del cambio


El emprendimiento local impulsa la conservación de la fauna silvestre y la seguridad alimentaria

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Al igual que otros miembros de su comunidad, la pequeña empresaria Nirina Razafindravelo recibe formación sobre la cría de aves de corral para mejorar sus ingresos y su calidad de vida. © FAO/David Mansell-Moullin

05/06/2020

“Mis hijas y yo no siempre tenemos suficiente para comer,” afirma Nirina, que vive en la aldea malgache de Marovovonana. “Aquí no tenemos supermercado, así que comemos sobre todo lo que podemos cultivar nosotros mismos o lo que encontramos en el bosque.” Espera que la formación que está recibiendo en cría de aves de corral mejore la dieta de su familia y reduzca la frecuencia con la que tiene que salir a cazar.

Rodeada de vegetación frondosa, Marovovonana es uno de los asentamientos más remotos de Madagascar. Al lindar con el parque natural de Makira, se encuentra en una de las mayores extensiones de selva virgen del país. Esta zona goza de una biodiversidad excepcional y sirve de hábitat para los lémures, unos animales que no existen en ningún otro lugar del mundo. Conservar esta fauna única es crucial para una comunidad que depende sobre todo de la pesca y la caza para obtener alimentos e ingresos.

Pero la pobreza, el aislamiento y la escasez de carne de animales domesticados han obligado a los habitantes de Marovovonana y de otras aldeas cercanas a cazar especies endémicas, amenazadas o en peligro de extinción. En un mundo que cambia a marchas forzadas, Nirina —al igual que las otras 90 000 personas que viven en el límite del parque natural— tiene dificultades para llegar a fin de mes. La fauna silvestre a su alrededor se reduce y las inundaciones se suceden cada vez con mayor frecuencia.

Incluso cuando hay carne disponible, es muy costosa. Nirina apenas se la puede permitir. “Es que no tengo suficiente dinero. Como madre soltera lo más difícil es asegurarme de que mis dos hijas estén alimentadas y bien.”

Nirina, que no se da fácilmente por vencida, ha puesto en marcha varios pequeños negocios para tratar de aumentar sus ingresos y mejorar la situación de su familia. Ha tratado de vender pescado ahumado y especias, y también ha probado con la costura. Pero el mercado es pequeño para productos y servicios especializados y los ingresos que producen están lejos de ser seguros.

Las comunidades que dependen de la selva de Makira participan en su gestión y preservación. © FAO/David Mansell-Moullin

Madagascar sigue siendo uno de los países más pobres del mundo y sus habitantes, que dependen en gran medida de los recursos naturales, se encuentran entre las poblaciones más vulnerables del planeta.

A menos que la caza de animales silvestres por su carne descienda a niveles sostenibles, las poblaciones de fauna silvestre sufrirán una merma irreversible, lo cual ejercerá una mayor presión sobre las comunidades rurales. Es necesario encontrar, de forma urgente, soluciones que respondan a los dos objetivos inseparables de erradicar la pobreza y el hambre, por un lado, y conservar la valiosa fauna, por otro.

El programa de gestión sostenible de la flora y fauna silvestres en Madagascar pretende, precisamente, lograr esos objetivos. Fomenta el uso sostenible de especies silvestres (siempre y cuando no sean especies protegidas o que vivan en la reserva de Makira) y, al mismo tiempo, aumentar la disponibilidad de fuentes alternativas de proteínas. Entretanto, se alienta a las comunidades a unirse a las patrullas de lucha contra la caza furtiva.

En el marco del programa de gestión sostenible de la flora y fauna silvestres, se ofreció a Nirina una plaza en los talleres de cría de aves de corral que tenían lugar en su aldea.

Con una mayor confianza en sí misma y pertrechada con los consejos necesarios para lanzarse, Nirina está decidida a crear su propio negocio de aves de corral para alimentar a su familia (en un primer momento), con la posibilidad eventual de ampliar la actividad para la venta. La carne de pollo y los huevos proporcionan proteínas esenciales, reduciendo la necesidad de seguir cazando en la selva.

Nirina es una de las 64 mujeres que participaron en el programa y está ansiosa por difundir la buena nueva. “Cuantas más personas reciban este tipo de formación, menos sufriremos por la falta de dinero y alimentos básicos.” Parece haber dado en el clavo: en total, 190 habitantes a orillas del lago han adquirido los conocimientos técnicos necesarios para poner en marcha un gallinero.

Al reforzar las capacidades de la comunidad, el programa de gestión sostenible de la flora y fauna silvestres fomenta el microemprendimiento y nuevas fuentes de ingresos. © FAO/David Mansell Moullin

Madagascar es uno de los 13 países que participan en dicho programa. Se trata de una iniciativa mundial para reducir la presión sobre las especies no protegidas, mejorar el suministro de carne y pescado sostenibles y reducir la demanda de carne de animales silvestres, en especial en las ciudades. En todos los países, el programa también incluye la cooperación con las autoridades nacionales con miras a mejorar la reglamentación relativa a la caza y la conservación de la fauna silvestre.

“Si esto da resultado, no necesitaremos salir a cazar tan a menudo y yo podré ayudar a otros a sacar más provecho a la vida,” concluye Nirina.

Enlaces

El Programa de gestión sostenible de la flora y fauna silvestres es una iniciativa del Grupo de Estados de África, el Caribe y el Pacífico financiada por la Unión Europea. Su puesta en práctica corre a cargo de un consorcio formado por la FAO, el Centro francés de Cooperación Internacional en Investigación Agrícola para el Desarrollo (CIRAD), el Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS). En Madagascar, es esta última la que se encarga de organizar las actividades en colaboración con las autoridades nacionales.

El programa tiene como objetivo restablecer un equilibrio entre la seguridad alimentaria y la conservación de la flora y fauna silvestre, siendo esta una condición fundamental para lograr un mundo libre de pobreza y hambre.

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