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Una carrera contra el tiempo para sembrar en Sudán del Sur


Superar los retos de la COVID-19 para llevar semillas a los agricultores de Sudán del Sur

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Una agricultora en Bari Payam, en la región septentrional de Sudán del Sur, en el estado de Equatoria Central, con semillas recibidas en una distribución de la FAO. Entre el 3 y el 4 de abril de 2020, la FAO repartió semillas y aperos agrícolas a 500 hogares de la zona. ©FAO/Mayak Akuot

24/04/2020

La pandemia de coronavirus ha provocado restricciones a los desplazamientos en todo el mundo. En Sudán del Sur, la FAO ha tenido que idear nuevas formas de operar para hacer llegar a los agricultores unas semillas muy necesarias a tiempo para la próxima temporada de siembra. Sin estas semillas, las familias campesinas podrían enfrentarse a una crisis alimentaria además de a la crisis sanitaria mundial.

“Si perdemos esta temporada de siembra, las familias campesinas podrían verse en una situación catastrófica de hambre dentro de unos meses”, afirma el Representante de la FAO en Sudán del Sur, Meshack Malo, en declaraciones desde Juba.

La FAO se enfrenta al enorme desafío de distribuir cerca de 10 000 toneladas de semillas a los agricultores vulnerables, que de otra forma no podrían sembrar. El enorme volumen de semillas –maíz, sorgo, maní, caupí y hortalizas como tomates y berenjenas– llenaría una flota de más de 300 camiones de 18 ruedas. Sería suficiente para producir alrededor de 800 000 toneladas de alimentos para sustentar a varios cientos de miles de personas.

En los Estados Ecuatoriales las lluvias ya han comenzado y hay grandes esperanzas de una buena temporada agrícola si las semillas logran llegar a tiempo.

“Estamos decididos a superar los desafíos que ha planteado el coronavirus, y eso significa actuar de forma rápida para encontrar soluciones que garanticen que los agricultores puedan plantar esta temporada”, explica Malo. 

“Tenemos que asegurarnos de que las fronteras y las rutas de transporte puedan permanecer abiertas para estas entregas esenciales y vitales”, añade.   

El equipo de la FAO, en asociación con el gobierno, logró un acuerdo para permitir el transporte de semillas a los condados y aldeas donde más se necesitan. Al moverse con rapidez, la FAO ha entregado hasta ahora 4 000 toneladas de semillas y aperos manuales, y todavía queda más material por llegar.  

Izda: Un campesino se lava las manos en una reciente distribución de semillas. ©FAO/Mayak Akuot. Dcha: La FAO cuenta con 55 asociados en la implementación para las distribuciones comunitarias en todo el país. ©FAO/Mayak Akuot

Garantizar la salud y la seguridad

La FAO también está cambiando su forma de trabajar para garantizar la seguridad de los miembros de la comunidad y del personal. 

Se han suspendido las ferias de semillas, en las que la FAO reúne a los agricultores y a los comerciantes. En su lugar, la FAO aporta dinero en efectivo a los agricultores vulnerables para que puedan comprar semillas directamente a los vendedores.

Cerca del 25% de las semillas proceden de fuentes locales, lo que significa cadenas de valor más cortas y menos obstáculos logísticos para llevar las semillas de los productores allí donde se necesitan. 

Para fomentar el distanciamiento físico, las distribuciones de semillas se están realizando en las aldeas en lugar de a nivel de condado, de manera que se reúnen menos personas al mismo tiempo. 

Antes se podía llegar a 500 hogares o más en un día, pero ahora con las nuevas medidas de seguridad, la misma entrega se demora varios días. La FAO ha contratado a más asociados para multiplicar velozmente el número de puntos de distribución, y las nuevas directrices para los socios incluyen medidas de protección contra la COVID-19, como el uso de mascarillas y guantes. 

Existen carteles que alientan a los miembros de la comunidad a mantener la distancia de seguridad entre personas y se facilitan instalaciones para lavarse las manos.  

Ofrecer calidad en tiempos difíciles

“Contamos con que las operaciones lleven más tiempo. Incluso algo como cargar un camión será más lento, a medida que la gente observe el distanciamiento físico”, explica Shawn McGuire, especialista en semillas de la FAO. 

Las restricciones de movimiento significan que los laboratorios europeos están fuera de alcance, por lo que McGuire ha coproducido una guía para el muestreo y los ensayos en el país, con el objetivo de garantizar la calidad de las semillas. 

“Si esperamos demasiado tiempo para las pruebas, las semillas pueden morir, pero debemos también asegurar su calidad antes de distribuirlas, por lo que estamos ideando formas de hacer que el proceso funcione a pesar de los desafíos que presenta la COVID-19”, explica.

Las familias que viven en campamentos de desplazados abarrotados reciben apoyo para sus medios de sustento si deciden regresar a sus aldeas. ©FAO

Mantenerse a salvo 

En colaboración con la Misión de las Naciones Unidas en el Sudán del Sur (UNMISS), la FAO ha ofrecido apoyo a los medios de subsistencia de las personas que viven en los campamentos de desplazados internos y de protección de civiles de Wau –que están muy congestionados–, si deciden regresar a sus aldeas, en un esfuerzo por protegerles del virus.

Cada familia dispuesta a regresar a su casa ha recibido semillas de cultivos y hortalizas, material de pesca y aperos de mano esenciales para poder reanudar las labores agrícolas.

Victor Onenchan es coordinador de zona de la FAO en Sudán del Sur y organiza la distribución de semillas y herramientas. “Hemos hablado con los miembros de la comunidad sobre el virus y les hemos explicado por qué deben mantener las distancias. Al principio les resultaba extraño, pero lo tomaron de forma positiva”, señala.

Como muchas personas en todo el mundo en este momento, Onenchan trabaja desde su casa en lugar de ir a la oficina cada día. En Juba, obtiene la electricidad de un generador, así que cuando se corta, como a veces sucede, la conexión a Internet también se pierde.

“Pero aun así nos las arreglamos para trabajar, y las semillas se están moviendo”, dice.

Este año, a pesar del coronavirus, la FAO tiene previsto llegar a 4,8 millones de personas –el equivalente a unos 800 000 hogares vulnerables– con apoyo a los medios de subsistencia. La labor de emergencia de la FAO en Sudán del Sur está financiada por los gobiernos del Reino Unido (UK Aid), Estados Unidos (USAID), los Países Bajos, Noruega, el Fondo Central de Respuesta a Emergencias de la ONU (CERF) y el Fondo Humanitario para Sudán del Sur.

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