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Revitalización de la industria algodonera de Azerbaiyán mediante la aplicación de técnicas nucleares y la agricultura inteligente en función del clima


El Centro Conjunto FAO/OIEA proporciona soluciones novedosas para los desafíos relacionados con la degradación del suelo y el cambio climático

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Por conducto del Centro Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura, investigadores y agricultores de Azerbaiyán han estado trabajando para revitalizar la industria algodonera local implantando prácticas de agricultura climáticamente inteligente basadas tanto en técnicas nucleares como en otras técnicas conexas. © FAO/Asim Hafeez

31/07/2023

Los primeros indicios de cultivo del algodón en Azerbaiyán se remontan a hace miles de años. Durante el período soviético, el entonces denominado “oro blanco” representaba aproximadamente el 25 % de los ingresos agrícolas. Sin embargo, la transición a una economía de mercado libre, junto con el rápido crecimiento de las industrias alternativas durante la década de 1990, contribuyó a que el algodón perdiera su papel crucial. En 2009, la producción registró el mínimo histórico de 31 000 toneladas, en contraposición con las más de 830 000 toneladas de la década de 1980.

Gracias a un proyecto financiado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), a través del Centro Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura, investigadores y agricultores de Azerbaiyán han estado trabajando para revitalizar la industria algodonera local implantando prácticas de agricultura climáticamente inteligente basadas tanto en técnicas nucleares como en otras técnicas conexas.

El proyecto, sumado al uso de una variedad de algodón mejorada, ha mejorado los rendimientos, que han superado el promedio nacional de tres toneladas por hectáreas y han alcanzado las ocho toneladas por hectárea sobre el terreno en tres provincias.

Gracias a las técnicas isotópicas, los investigadores y agricultores de Azerbaiyán pueden conseguir información esencial sobre la manera de optimizar la utilización de fertilizantes y aumentar la eficiencia durante la producción de algodón sin perjuicio d

Todo comenzó en 2021, con un proyecto experimental sobre formación de investigadores y agricultores de Azerbaiyán en materia de prácticas de agricultura climáticamente inteligente basado en demostraciones en la explotación agrícola.

En 2022, se inició un segundo proyecto centrado en la impartición de prácticas idóneas de gestión del suelo, los nutrientes y el agua, dado que la tierra de Azerbaiyán es especialmente vulnerable al cambio climático y a la degradación del suelo. Desde 1991, la temperatura anual promedio del país ha subido 0,4 °C, las precipitaciones se han reducido y la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, sequías u olas de calor, ha aumentado.

“En términos generales, el 60 % del aumento de productividad de los cultivos es consecuencia de la correcta aplicación estratégica de nutrientes del suelo y de la gestión hídrica,” señaló Mohammad Zaman, científico especializado en suelo del Centro Conjunto FAO/OIEA y Oficial técnico del proyecto. “Se trata de utilizar la cantidad adecuada, de la manera adecuada y en la etapa adecuada de crecimiento”.

“Cuando comenzamos, los suelos de Azerbaiyán estaban muy degradados. La fertilidad era muy baja, por lo que el suelo no podía proporcionar todos los nutrientes esenciales necesarios para el cultivo del algodón,” añadió Zaman.

Para abordar este asunto, el proyecto de la FAO y el OIEA desplegó un paquete completo de técnicas agrícolas de carácter nuclear y conexas: desde preparar el suelo y seleccionar las variedades de algodón más adecuadas hasta aplicar nutrientes y riego en los campos y asegurar el control de las malas hierbas, plagas y enfermedades.

“Al aplicar prácticas mejoradas para la gestión del suelo, los nutrientes y el agua y utilizar la variedad de algodón mejorada, hemos conseguido aumentar la productividad, la calidad y los beneficios de nuestra cosecha de algodón,” indicó Sakhavat Mammadov, un agricultor azerbaiyano que participa en el proyecto y lleva dos años empleando prácticas de agricultura climáticamente inteligente en su explotación.

Las prácticas inteligentes desde el punto de vista climático y las técnicas nucleares o conexas no solo ayudan a incrementar la productividad agrícola, sino que también generan resiliencia de los sistemas agrícolas ante el cambio climático. © IAEA/Mohammad Zaman

Rastreo nuclear

En Azerbaiyán, los investigadores recurrieron a una técnica basada en nitrógeno-15 (N-15), un isótopo estableque se utiliza como indicador de los niveles ambientales de nitrógeno. El nitrógeno contribuye de forma significativa al crecimiento de las plantas y la fotosíntesis, esto es, el proceso por el cual las plantas convierten el dióxido de carbono y la luz del sol en su propio alimento.

La falta de nitrógeno y otros nutrientes en el suelo reduce el rendimiento y la calidad nutricional de los cultivos. Por otra parte, la aplicación excesiva o incorrecta de fertilizantes nitrogenados hace aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación de las agua superficiales y subterráneas.

“Se cree que el algodón de Azerbaiyán será uno de los cultivos que más rendimiento perderán debido al cambio climático y la degradación rápida del suelo,” afirmó Zaman. “La aplicación de técnicas isotópicas, como la utilización de N-15, puede facilitar la adaptación a esta situación, por lo que el sector algodonero sería más competitivo y se garantizaría la contratación de población rural y la mejora de su bienestar”.

El resultado del proyecto muestra el gran potencial de las técnicas nucleares y las prácticas inteligentes en función del clima. Estas técnicas no solo ayudan a incrementar la productividad agrícola, sino que también hacen que los sistemas agrícolas sean resilientes ante el cambio climático.

“Teniendo en cuenta que la superficie total de cultivo del algodón en Azerbaiyán abarca 105 000 hectáreas, un incremento del 10 % en la adopción de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes, según ha indicado el Centro Conjunto FAO/OIEA, podría aumentar la producción algodonera a 84 000 toneladas, frente a las 31 500 toneladas obtenidas con prácticas agrícolas convencionales,” señaló Zaman.

El éxito del proyecto ha generado un gran interés en el Ministerio de Agricultura y la industria local del algodón, y está previsto continuar promoviendo las prácticas de agricultura climáticamente inteligente en Azerbaiyán.

“Nuestros agricultores han sido testigos de las ventajas de aplicar prácticas de agricultura climáticamente inteligente en el algodón, y actualmente estamos llevando esta tecnología a nuevas regiones a fin de obtener una mayor repercusión en la producción algodonera”, indicó Nazakat Ismayilzada, experta homóloga local del proyecto.

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