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Los saberes y las semillas recobran importancia para las comunidades rurales de Pakistán


Reforzar su resiliencia ayuda a los agricultores de Pakistán en la crisis de la COVID-19

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Para muchos agricultores, el confinamiento está suponiendo un desafío para sus medios de vida. Para Mansab, los conocimientos agrícolas que aprendió el año pasado en una Escuela de campo para agricultores de la FAO resultan aún más valiosos durante esta crisis. ©FAO

08/05/2020

Hasta hace poco, Mansab Mai trabajaba en la producción de leche. El distrito de Muzaffargarh en Pakistán, donde vive con su familia de nueve miembros, es conocido por la producción láctea, y el ganado es una parte importante del sustento de la población de la zona. Casi todos los hogares tienen vacas o cabras. Sin embargo, desde el confinamiento decretado en el país para contener la pandemia de COVID-19, la familia de Mansab destina la leche a su propio consumo.

El marido y el hijo mayor de Mansab son albañiles y han estado trabajando como jornaleros, pero debido a la crisis se han quedado sin empleo en los últimos meses. Su familia solía depender de estos ingresos para mantenerse. No tenían ahorros a los que recurrir.

Con la aplicación de medidas de confinamiento en países de todo el mundo para contener la pandemia de COVID-19, la situación de Mansab no es, lamentablemente, infrecuente: los pequeños agricultores y las comunidades rurales ya están sufriendo los efectos negativos en sus medios de vida. Para muchas personas, las restricciones para contener la propagación del virus han limitado o bloqueado completamente sus posibilidades de trabajar.

Plantar semillas

Afortunadamente, pocos meses antes de que comenzara la crisis mundial, Mansab se arriesgó a probar un nuevo medio de sustento. Asistió a la Escuela de campo para agricultores de la FAO en noviembre de 2019 junto con otras participantes. Recibieron semillas de canola para ayudarlas a adelantarse a la temporada de cultivo. El aceite de canola (una variante mejorada de la planta de colza, n.d.t) puede utilizarse para el consumo familiar y venderse a buen precio.

Con estas semillas y nuevos conocimientos, Mansab, su esposo y su hijo mayor prepararon y labraron un pequeño pedazo de tierra de su familia para sembrar. Esperaba obtener una buena cosecha, pero como en el pasado sólo había cultivado trigo y hortalizas, no estaba segura de los resultados.

La FAO prestó su apoyo técnico a lo largo del ciclo agrícola, ayudando a los campesinos a tomar decisiones clave sobre la preparación de la tierra, las necesidades de fertilizantes, los métodos de control biológico de plagas y las técnicas de recolección. Con esta ayuda, Mansab podía confiar en que su nueva actividad tendría éxito.

Después de participar en una Escuela de campo para agricultores de la FAO el pasado noviembre (izqda), Mansab (dcha) aprendió a plantar semillas de canola, generando ingresos para su familia durante la actual crisis. ©FAO

Nueva realidad, nueva cosecha

En abril de 2020, la COVID-19 se había extendido por todas las provincias de Pakistán, siendo la de Punjab la más afectada por el brote. Punjab no sólo ha tenido el mayor número de casos de COVID-19, sino que el virus ha tenido un impacto importante en los ingresos de la población. Muchas personas de esta región -como el marido de Mansab-, eran trabajadores con un jornal diario, por ello cuando las industrias cerraron, significó que se quedaron sin ingresos.

Afortunadamente, sin embargo, también fue la época en que la canola -a la que Mansab había dedicado muchos meses-, estaba lista para ser recolectada. Esta cosecha fue como un rayo de esperanza para Mansab y su familia.

Las nuevas aptitudes y el trabajo duro de Mansab le permitieron obtener un elevado rendimiento de canola, que pudo vender por 13 000 rupias paquistaníes (alrededor de 81 USD), suficientes para mantener a su familia durante dos meses y medio.

“La cosecha de canola supuso un gran alivio para nuestra familia”, dice Mansab. “El beneficio que obtuvimos de la venta de la canola nos ayudará a salir adelante en estos tiempos difíciles. Obtendremos aceite comestible de los 10 kg de canola restantes”, añade.

Un elemento central de la labor de la FAO y sus Escuelas de campo para agricultores es el fomento de la resiliencia de la población, en especial de las comunidades rurales. Mejores técnicas agrícolas, métodos de almacenamiento, planes de ahorro, acceso a nuevos mercados: todas estas son estrategias que se enseñan para ayudar a los agricultores a superar las crisis, ya sea un desastre natural, un conflicto provocado por el hombre o incluso una pandemia. La FAO también está utilizando estas Escuelas para informar sobre medidas relacionadas con la higiene y la nutrición, a fin de ayudar a los hombres y mujeres del campo a frenar la propagación de la COVID-19.

Apoyo a los agricultores de todo el país

Más allá de la provincia del Punjab, la FAO –cumpliendo con los requisitos de seguridad para contrarrestar la propagación del virus, ha proporcionado también suministros y ayuda práctica a los agricultores afectados desde que COVID-19 llegó a Pakistán.

En el distrito de Tharparkar, en Sindh, la FAO, con el apoyo del Banco Mundial, está distribuyendo material hortícola y construyendo pequeños depósitos para almacenar agua con bombas solares sumergibles incorporadas para regar las tierras de 25 aldeas del distrito. El proyecto ha suministrado además bebederos para los animales y pequeños sistemas de irrigación por goteo para los huertos de esas aldeas, a fin de apoyar la seguridad alimentaria de los pequeños campesinos.

La formación de la FAO en materia de salud y seguridad instruye sobre la importancia del lavado de manos para frenar la propagación del virus de la COVID-19. ©FAO

Con el cierre de muchos mercados y la reducción del transporte, obtener piensos ha supuesto un grave problema para numerosos agricultores que dependen del ganado como principal fuente de ingresos. La FAO ha distribuido piensos a 1 436 de los hogares más vulnerables, ayudándoles a superar la crisis.

La salud y la seguridad son, por supuesto, otras consideraciones importantes en las zonas rurales, que a veces tienen un acceso limitado a los suministros médicos o al tratamiento. En varias provincias de Pakistán, la FAO ha ofrecido capacitación para enseñar las mejores prácticas frente a la pandemia. Ello ha incluido sesiones sobre la importancia de las medidas preventivas como el lavado de manos, el distanciamiento físico y otras prácticas de salud e higiene, que ayudan a las personas a estar protegidas tras el brote de COVID-19.

Al igual que Mansab, muchos agricultores de todo el mundo se enfrentan a nuevos y abrumadores desafíos para sus medios de vida. Para muchos, ésta es sólo una crisis más que hay que superar. Frente al incremento de épocas de adversidad, la resiliencia es fundamental. La FAO apoya y colabora con los agricultores y las comunidades rurales para garantizar su resiliencia ante estos nuevos retos y estén preparados para afrontar los cambios provocados por la COVID-19. Ahora y en el futuro, la FAO sigue ayudando a las comunidades a afrontar mejor estas crisis, para que las familias puedan obtener sustento y cubrir sus necesidades, superando estos tiempos difíciles.

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