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Aprovechar el potencial de la comunidad en Irán


Los aldeanos trabajan juntos para aunar recursos y abordar desafíos históricos.

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A través de comités locales, los aldeanos aprovechan su potencial colectivo para realizar mejoras muy necesarias en su comunidad. ©FAO/Amir Khaleghiyan

18/02/2021

Una carretera para conectar el pueblo con las zonas urbanas. Una escuela que necesita reformas. La reparación de una tubería rota que desperdicia preciosa agua potable. Los habitantes de Zangooyi esperaban ansiosos muchos cambios que mejorarían considerablemente su comunidad, pero siempre parecía faltar financiación.

En este asentamiento rural de la provincia de Jorasán del Sur, en el este de Irán, todos los inviernos se producían inundaciones, que separaban el pueblo del resto del mundo e impedían el acceso de los aldeanos a las zonas urbanas, entre otras cosas para recibir atención médica o en casos de emergencia. Era apremiante construir un puente para acabar con este aislamiento.

“Durante los 10 años en que fui alcalde del pueblo, intentamos reparar la carretera que conecta nuestra aldea con los asentamientos cercanos, pero no lo logramos, ya que el Gobierno no podía asignarnos suficiente dinero, y no teníamos la capacidad de movilizar los fondos necesarios nosotros mismos”, explica Ali Akbar Ebrahimi, que ha vivido en el pueblo durante toda su vida.

“Encontramos dificultades similares para renovar nuestras escuelas y reparar las tuberías de agua potable del pueblo. Ambas tareas quedaron pendientes durante años, hasta que comenzó el proyecto de la FAO”, añade Ali Akbar.

Los voluntarios de la aldea aportan la mano de obra necesaria para reparar las tuberías y pavimentar el terreno de escuelas rurales. ©FAO/Mehdi Assad

Desde agosto de 2011, el proyecto “Rehabilitación de paisajes forestales y terrenos degradados” de la FAO ha colaborado con las comunidades a fin de hacer frente a estos problemas. El programa, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el Gobierno de la República Islámica del Irán, ha empoderado a las comunidades rurales para organizarse y trabajar juntos para resolver los problemas de sus zonas. Esto incluyó la creación de comités de gestión y desarrollo de recursos del pueblo, plataformas de adopción de decisiones que permitían a los habitantes plantear, priorizar y abordar juntos cuestiones acuciantes.

Los comités de la aldea de Zangooyi han proporcionado a los residentes una estructura en la que pueden, conjuntamente, trabajar y formar asociaciones con las autoridades locales a fin de afrontar los desafíos de la comunidad. Con la asistencia del proyecto de la FAO, la comunidad ha trabajado a lo largo de los últimos cinco años con los departamentos de educación, de desarrollo vial y urbano y de aguas y con una empresa local de aguas residuales para pavimentar los patios de dos escuelas rurales, construir un puente de carretera sobre un río estacional y reparar las tuberías de agua potable del pueblo.

“Evaluamos el volumen de trabajo necesario para cada proyecto y luego establecimos criterios para cada hogar”, señala Ali Akbar. “De esta manera pudimos movilizar la mano de obra necesaria para estos proyectos de desarrollo de forma gratuita”.

Juntos los aldeanos decidieron que cada hogar debería aportar dos días de trabajo. Este tipo de contribución no solo redujo los presupuestos asignados por el Gobierno necesarios para ejecutar los proyectos, sino que acortó considerablemente los tiempos que suelen llevar las actividades.

“Pudimos conseguir cambiar todas las tuberías de agua potable del pueblo en menos de dos semanas. Asimismo, se tardó menos de una semana en pavimentar el suelo de las escuelas”, indica Ali Akbar.

Ali Hasani, que vive en la aldea de Zangooyi, describe con entusiasmo los cambios. “Las nuevas tuberías de agua potable resolvieron varios problemas. Las nuevas tuberías son más grandes, lo que significa que el flujo de agua a las casas es más estable. Ya no se inundan los caminos por las roturas y el mal estado de las tuberías subterráneas ni se pierde valiosa agua potable [en esta zona muy árida] debido a fugas en la red”, explica.

Ali Akbar Ebrahimi, un experimentado funcionario local, goza de la confianza de los residentes para mantener los registros financieros de la comunidad. ©FAO/Amir Khaleghiyan

Aunar recursos

El proyecto de la FAO también puso en marcha un fondo de desarrollo comunitario sostenible, un órgano comunitario de recaudación de fondos para agrupar los recursos financieros de los residentes con vistas a apoyar las iniciativas empresariales rurales y ofrecer préstamos oportunos.

Ali Akbar, jefe de contabilidad del fondo del pueblo, dice que cuando este se creó, “un número limitado de hogares se abstuvieron de unirse al fondo. Pero en menos de nueve meses, cuando se dieron cuenta de la utilidad del fondo, se unieron también”.

“Antes los habitantes tenían que recurrir a la financiación de los bancos, que conllevaba un difícil proceso de evaluación y elevadas tasas de interés”, comenta Ali Akbar.

“En la actualidad, pueden acceder a préstamos a una tasa razonable, que los ayudan a financiar sus pequeños planes comerciales, reparar sus casas, comprar herramientas para las actividades agrícolas e incluso pagar sus deudas vencidas al sistema bancario. Hoy en día, todos los hogares del pueblo tienen al menos un miembro que se ha unido al fondo y paga una contribución financiera mensual”.

Estos insumos permiten que cada año el fondo otorgue entre 50 y 60 microcréditos. Zolfaghar, un agricultor local, obtuvo dos microcréditos del fondo del pueblo sobre la base de sus contribuciones a lo largo de los últimos tres años.

“Recibí un préstamo para iniciar una nueva empresa de producción de bloques de hormigón. Esto ha creado otras siete oportunidades de empleo en el pueblo, lo que permite a más hogares llegar a fin de mes”, señala.

En menos de 10 años, el pueblo de Zangooyi ha pasado de ser una aldea rural incapaz de satisfacer las necesidades de su comunidad a una en que cada hogar contribuye a hacer de la zona un lugar mejor para todos sus miembros. Al ayudar a elaborar mecanismos colectivos de adopción de decisiones y aunar capacidades financieras, la FAO colabora con las comunidades rurales para aprovechar su propio potencial y garantizar que el desarrollo esté dirigido por las personas, sea sostenible y aporte beneficios para todos.

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