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La gobernanza para el desarrollo sostenible de la alimentación y la agricultura

"A todos los niveles, la gobernanza se define como los procesos por los cuales el sector público y el privado articulan sus intereses; enmarcan y priorizan temas; y toman decisiones, las aplican, efectúan su seguimiento y hacen que se cumplan."

Más que nunca, mejorar la gobernanza para un desarrollo sostenible de la alimentación y la agricultura y, con ello, acelerar la consecu-ción de todos los ODS es una preocupación que impulsa a los Miembros de la FAO, sus asocia-dos para el desarrollo y las partes interesadas.

El rol y la labor de la FAO en la gobernanza se despliegan en varios niveles: A nivel global, la FAO es la plataforma institucional preeminen-te para el diálogo sobre políticas interguber-namental y con múltiples interesados, que re-sulta en tratados, declaraciones, normas y es-tándares acordados entre gobiernos, así como directrices voluntarias.

A nivel regional, la FAO facilita la colaboración regional y subregional para la armonización de objetivos, instrumentos y programas com-partidos; adapta y pone en acción normas mundiales más amplias y asesoramiento, y permite una acción colectiva regional más efectiva.

A nivel nacional, la FAO ayuda a los Estados miembros a identificar, analizar y formular soluciones a desafíos clave de la gobernanza para un desarrollo sostenible de la alimenta-ción y la agricultura. 

Con su labor en materia de gobernanza, la FAO aspira a reforzar capacidades para una toma de decisiones y una acción inclusiva, transparente y efectiva, basada en las normas acordadas  internacionalmente de la FAO y de las Naciones Unidas.

Principales mensajes

  • Los problemas de gobernanza y economía política están en la base de la mayoría de los desafíos para el desarrollo sostenible, limitan las elecciones de políticas y, si se ignoran o se entienden mal, suelen acarrear el fracaso de las políticas. El diseño de políticas debe estar estrechamente conectado con el análisis de la gobernanza, y adaptado a las preferencias y prioridades nacionales, así como a las realidades institucionales y de la economía política. Las dinámicas del cambio institucional en contextos específicos son complejas e inciertas, pero el análisis es fundamental para evaluar las posibilidades y formular estrategias con las que conseguir un cambio transformador.
  • Para ser efectiva, la formulación de políticas debe estar entrelazada sistemáticamente con el análisis de la gobernanza, basado en pruebas objetivas y métodos fiables. Comprender y tener en cuenta las cuestiones relevantes en materia de gobernanza y economía política, como las diferencias de intereses de los interesados, los desequilibrios de poder en los procesos de toma de decisiones y la falta de flexibilidad de las instituciones, que limitan la capacidad de acción, son requisitos esenciales.
  • La mejora de la gobernanza es el resultado de un proceso de aprendizaje colectivo, iterativo y adaptativo, movido por la búsqueda de respuestas a problemas prácticos. El cambio transformador es un proceso complejo que se desarrolla con el tiempo. Muchas partes interesadas se juegan más en algunos aspectos del statu quo y, debido a desequilibrios de poder, sus intereses especiales suelen distorsionar los resultados. Los procesos de aprendizaje iterativos crean oportunidades para cambios informados en la estrategia de las intervenciones y pueden dar lugar a soluciones realistas y sostenibles a largo plazo. 
  • El análisis de la gobernanza ayuda a entender la forma en que las estructuras, las instituciones y las relaciones de poder desiguales interactúan a la hora de deliberar sobre ideas, intereses y preferencias para dar forma a instituciones, políticas y programas; crear o eliminar incentivos y condicionar los resultados políticos relacionados con la alimentación y la agricultura.

  • Implicar a los diferentes interesados y facilitar alianzas son tareas esenciales en el proceso de gobernanza. Establecer los marcos necesarios en la sociedad para erradicar el hambre y garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición para todos sigue siendo esencialmente una responsabilidad de los Estados, pero la forma en que se ejerce esta responsabilidad tiene que adaptarse a los conocimientos, las necesidades, los riesgos, las oportunidades y las circunstancias cambiantes. Una amplia participación de la sociedad es necesaria para mantener los esfuerzos, incluso ante cambios de Gobierno, presupuestos limitados y alteraciones socioeconómicas y climáticas. La coordinación intersectorial y unas redes de comunicación dentro del Gobierno, así como entre el sector público y el privado, son medios indispensables para favorecer la efectividad de las políticas y los resultados de los sistemas alimentarios.

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