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Publicaciones e instrumentos de políticas para ayudar a los países a afrontar la crisis por el COVID-19

A medida que los países aplican medidas restrictivas para frenar la propagación del coronavirus, aumenta la presión sobre las cadenas de suministro alimentario. Sin embargo, los mismos países pueden emprender acciones para mitigar los riesgos que la pandemia supone para la seguridad alimentaria y la nutrición. He aquí una lista de publicaciones e instrumentos de políticas de la FAO que podrían ayudar a los países a aplicar dichas acciones. 

1. Ampliar y mejorar los programas los programas de protección social y de asistencia alimentaria urgente para cubrir las necesidades de las personas más vulnerables.

Con despidos masivos en todo el mundo, las familias tienen dificultades para poner comida en la mesa. Más de 160 países han cerrado las escuelas, lo que deja a un 85% de los niños sin comidas escolares cruciales. Hay que movilizar los bancos de alimentos y los grupos comunitarios para que entreguen comida a domicilio a las familias. Los hogares vulnerables también necesitan efectivo y moratorias de los gastos domésticos, como los pagos de impuestos e hipotecas. Los países deberían ampliar los programas de protección social para asistir a aquellas personas que carecían previamente de cobertura.

2. Prestar asistencia inmediata para proteger la producción alimentaria de los pequeños agricultores. Minimizar el impacto del distanciamiento social y potenciar el comercio electrónico de las empresas alimentarias.

Las restricciones al movimiento de las personas están reduciendo el acceso de los agricultores a los mercados y creando escasez de mano de obra en las explotaciones agrícolas. Los productos frescos se están acumulando, lo que causa una pérdida de alimentos. Los agricultores necesitan subvenciones en efectivo y acceso a las finanzas para mantener la producción alimentaria. Los bancos deberían renunciar temporalmente a las cuotas de los préstamos de los agricultores y ampliar los plazos de pago. Los países deberían acercar los centros de acopio a los pequeños productores e invertir en el desarrollo del comercio electrónico para fomentar la venta de productos agrícolas no vendidos.

Deberían tomarse medidas adicionales para garantizar la seguridad de los trabajadores agrícolas. Los profesionales sanitarios en las explotaciones pueden garantizar que los trabajadores no estén enfermos tomándoles la temperatura y asegurándose que se utilicen equipos protectores. Los almacenes y las instalaciones de elaboración deberían rediseñarse para permitir el distanciamiento social de los trabajadores. Los gobiernos deberían agilizar los visados de los trabajadores migrantes para prevenir la escasez de mano de obra en las granjas y las fábricas. Los supermercados deberían reducir sus horarios de apertura, aplicar rotaciones de plantilla y potenciar sus servicios de reparto.

3. Abordar las políticas comerciales y fiscales para mantener abierto el comercio mundial

Los países que dependen de la importación de alimentos son vulnerables porque los envíos se ralentizan y sus divisas caen en picado respecto al dólar. Es probable que la mayoría de países experimenten un aumento de los precios de los alimentos. En los confinamientos más prolongados podrían producirse crisis repentinas y extremas de estos precios.

Mantener abierto el comercio mundial de productos alimenticios es fundamental para que los mercados de alimentos sigan funcionando. Los países deberían eliminar las restricciones existentes a la exportación, incluida la prohibición de las exportaciones. Esto vale también para las tarifas de importación y los obstáculos comerciales no arancelarios que tengan efectos perjudiciales. Los países también deberían reducir temporalmente el IVA y otros impuestos para estabilizar los mercados de alimentos.