Protección Social

Protección Social y Agricultura

Hasta cuatro mil millones de personas no tienen acceso a ninguna prestación social. En particular, los pequeños agricultores, pescadores y las familias que dependen de los bosques se enfrentan a importantes obstáculos para acceder a la protección social. A pesar de los importantes avances, los países de todas las regiones siguen encontrando dificultades a la hora de ampliar y mejorar el impacto de los programas de protección social, especialmente en las zonas rurales.

Un sector agrícola próspero requiere prácticas tecnológicas innovadoras, mercados vibrantes e inversiones. Pero esto no es suficiente. Los agricultores familiares, los pescadores y las comunidades que dependen de los bosques también deben poder acceder a estos recursos y servicios para superar los obstáculos.

Los datos existentes demuestran que, juntos, la protección social y la agricultura son una de las formas más eficaces de hacer frente a los fallos del mercado y permitir que los hogares inviertan en oportunidades innovadoras y sostenibles de generación de ingresos.

Por un lado, las intervenciones en la agricultura familiar mejoran el acceso a los recursos naturales, insumos productivos, tecnologías, los servicios financieros y mercados, y aumentan las oportunidades de empleo de los pequeños agricultores familiares. Por otro lado, la protección social proporciona ayuda en efectivo o en especie a los agricultores familiares pobres que pueden utilizar para comprar y consumir alimentos y otras necesidades básicas, acceder a servicios críticos, adquirir insumos e invertir en activos productivos y otros activos del hogar.

Esto permite invertir más tiempo y recursos en actividades productivas, mientras que aumenta la participación de la población rural pobre en redes sociales y refuerza sus capacidades para gestionar los riesgos.

La combinación de los dos sectores puede ayudar a proteger y promover el bienestar de los pequeños agricultores familiares pobres, lo que conduce a medios de vida más sostenibles, al desarrollo rural y al progreso para salir de la pobreza y el hambre.

A pesar de su importancia y de su impacto demostrado, muchas personas del medio rural dedicadas al sector agrícola siguen enfrentándose a barreras específicas cuando intentan acceder a la seguridad social. Es fundamental comprender estas barreras e identificar mecanismos que garanticen una cobertura amplia, eficaz y adecuada para responder a las necesidades y vulnerabilidades específicas de los habitantes del sector rural.

Las iniciativas de protección social pueden abordar muchos de los obstáculos a los que se enfrentan los hogares rurales pobres y, al mismo tiempo, capacitarlos para participar en oportunidades de generación de ingresos sostenibles, garantizando así el acceso a más y mejores alimentos, la creación de capital humano, la generación de activos productivos y el aumento del acceso al trabajo decente.

El papel de la FAO consiste en facilitar el diálogo entre los gobiernos y otros socios en torno a las políticas y programas en favor de los pobres para maximizar el impacto de las estrategias coordinadas para el desarrollo rural.

La FAO aporta su experiencia técnica y conocimientos específicos sobre la agricultura para diseñar intervenciones productivas que complementen las medidas de protección social. Asimismo, la FAO sensibiliza sobre las razones por las que los vínculos entre la agricultura y la protección social son cruciales para acelerar el progreso hacia la consecución del hambre cero y la lucha contra la pobreza.