FAO en Venezuela

Artículo. El trabajo por hacer

19/10/2015

Este año para la FAO el tema del Día Mundial de la Alimentación a celebrarse el 16 de octubre es "Protección Social y Agricultura: romper el ciclo de la pobreza rural". La protección social se entiende como una combinación de políticas, programas e intervenciones que tiene como objetivo proteger a las personas en situación de inseguridad alimentaria y pobreza extrema.

En este contexto, las Misiones Sociales son programas de protección social lanzados por el Gobierno Venezolano que han servido para redistribuir la renta petrolera, beneficiando a más de 20 millones de personas, según información de la Vicepresidencia del Área Social y para las Misiones.

Si vamos a los datos estadísticos el impacto de los mismos se hace obvio. Según, el Instituto Nacional de Estadísticas, la pobreza extrema disminuyó de 20,1% para 1999 a 9,8% para 2013, la tasa de desempleo disminuyó entre 1999 a 2014 de 12% a 5.9%, el número de personas incorporadas al sistema de seguridad social aumentó un 439,6%, pasando de 475.514 personas para 1999 a 2.565.725 para 2014, así como ya cuentan más de 4.000.000 de niños y niñas beneficiadas con el Programa de Alimentación Escolar- hoy Corporación Nacional de Alimentación Escolar.

Respecto a la seguridad alimentaria y nutricional, destaca el aumento en la disponibilidad de alimentos en un 49,6%, pasando de 2.127 Kcl/dia/per en el año 1999 a 3.108 Kcl/dia/per para el año 2013, la desnutrición infantil en menores de 5 años paso de 4,6% en 1999 a 3,4% para 2013, la prevalencia de la subalimentación disminuyó de 15,4% - 3,8 millones de personas- en 2000-2002 a un porcentaje menor a 5% lo que en números absolutos no es mensurable estadísticamente. Esto último ha llevado a que Venezuela –como ya se ha conocido-, a puertas de concluir la fecha límite para el logro de las metas internacionales del hambre, haya sido reconocida por haber logrado tanto la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio como la de Cumbre Mundial de la Alimentación.

Ahora hay que mirar hacia adelante. Los logros son muchos y el esfuerzo en conseguirlos fue inmenso, pero ahora el esfuerzo tendrá que ser magnánimo por mantenerlos y superarlos. Hay realidades que al hablar sobre los temas de protección social y alimentación afectan a todos los países como lo es el crecimiento demográfico de la población lo que aumenta la demanda y el consumo, el encarecimiento general de los alimentos no solo nacional sino en el mercado internacional; y hay otros aspectos coyunturales, que por lo menos en el caso Venezuela giran alrededor del precio del barril de petróleo, en un país cuyos ingresos - más del 90%- provienen de la venta de este hidrocarburo; un país que garantiza la mayor parte de la alimentación de su población con la importación de alimentos.

Hoy el camino resulta difícil, pero la apuesta debe hacerse a la producción nacional hasta cifras que logren abastecer el mercado interno o por lo menos gran parte de él – según las autoridades nacionales esta no cubre ni el 50% aun cuando en sectores como legumbres, hortalizas y tubérculos este porcentaje es superior- y así disminuir gradualmente la dependencia petrolera. Esto no es nuevo, es una deuda del país que involucra a toda la sociedad, ya el escritor venezolano Arturo Uslar Pietri avizoraba desde 1936 "hay que sembrar el petróleo". Desde entonces ya se planteaba la necesidad de cambiar la dirección de los recursos provenientes de la renta petrolera hacia el impulso del sector no petrolero de la economía nacional con miras al desarrollo integral del país a futuro.

El gobierno venezolano ha hecho una importante inversión en programas de formación e innovación tecnológica a disposición de la familia campesina venezolana, ampliación de la cartera crediticia de la banca pública y privada destinada al sector agrario, organización social, redistribución de tierras y democratización de las tenencia de las mismas, lo anterior con el fin de construir un nuevo tejido productivo enfatizando la cultura agrícola para eliminar la dependencia del ingreso petrolero.

En estos momentos el desafío se hace tremendamente necesario en un panorama donde el mercado petrolero no vislumbra a corto plazo un aumento en sus precios. En este camino de arado y sembrado resulta esencial fortalecer la gestión y la planificación de las políticas públicas agrícolas con el fin de monitorear las distintos programas e iniciativas y, en este marco, poder establecer lineamientos claros de ejecución, ubicar rubros estratégicos y espacios con potencialidades agrícolas, desarrollar un Programa de Asistencia Técnica y Extensión Agrícola (ATER), fortalecer la cooperación que ya está en curso con los países vecinos, así como precisar la importante inversión agrícola hecha por el Gobierno Nacional a través del seguimiento, monitoreo y evaluación de resultados.

Por: Marcelo Resende
Representante de la FAO en Venezuela