Los jóvenes aprenden rápidamente. Ellos son enérgicos, activos y tienen una mentalidad de ‘poder-hacer’. Al darles el apoyo y las oportunidades correctas, ellos pueden tomar la iniciativa en su propio desarrollo, así como en el desarrollo de sus comunidades.

En muchos países en desarrollo, la agricultura es todavía el mayor empleador y los agricultores jóvenes juegan un papel importante para garantizar la seguridad alimentaria para las futuras generaciones. Sin embargo, ellos enfrentan muchos desafíos. Por ejemplo, es muy difícil poseer una tierra o acceder a un préstamo si no tienen una casa - lo cual, si eres joven y apenas has empezado tu carrera, con frecuencia aún no es posible. El trabajo en la agricultura requiere inversiones considerables y a largo plazo. También es bastante riesgoso e incierto ya que depende grandemente del clima: inundaciones, sequías y tormentas pueden dañar y destruir los cultivos de los agricultores y afectar a su ganado. El trabajo decente, especialmente en las áreas rurales, es a menudo escaso y la migración a las áreas urbanas o al extranjero con frecuencia es vista como la única esperanza de los jóvenes para obtener un futuro mejor.