La pandemia del COVID-19 ha confirmado el lugar de las mujeres en primera línea: como cuidadoras, encargadas de las tareas domésticas y de la educación, su carga de trabajo se ha multiplicado por diez debido a las medidas estatales de lucha contra el virus, y se han visto más afectadas que los hombres en términos económicos.

Cuestionar las desigualdades de género y el entrelazamiento de las esferas doméstica y productiva significa tratar de comprender con mayor detalle los contornos de las prácticas y los conocimientos prácticos de las mujeres, sus especificidades y su papel en la seguridad alimentaria.

La ambición de este número es cuestionar las cuestiones de identidad, transmisión, invisibilización y lucha que existen en torno a los conocimientos de las mujeres en el ámbito rural y agrícola. A través de diversos análisis, las autoras de este número invitan a los lectores a caracterizar estos conocimientos: ¿De qué se trata?  ¿Cómo se construyen? ¿Son objeto de reivindicaciones y de orgullo? ¿Cómo influye el género en la forma en que las mujeres se organizan, qué espacios les permiten emanciparse, luchar, fortalecer su liderazgo y su autoestima? Localizados, construidos históricamente y esenciales a muchos niveles, ¿cómo podemos revalorizar estos conocimientos?