Apoyo a la inversión responsable en la agricultura y los sistemas alimentarios

Conozca a Ines Messaoudi: una inversora responsable de Túnez

06/10/2023

Ines Messaoudi, de 40 años, creció en un pueblo pequeño cerca de Túnez. Pero su corazón siempre estuvo en la región de Béja, una zona rural en el noroeste de Túnez donde pasaba los veranos deleitándose con la cultura y los sabores locales. 

"En Béja, los perfumes y las tradiciones culinarias son muy característicos", dice sobre la región donde construyó su granja y una empresa de aceite de oliva próspera. 

“El sueño de mi infancia era convertirme en agricultora”, recuerda, dando crédito a las enseñanzas de su abuela. “[Ella] me enseñó a oler la tierra, a sentir cuándo es tiempo de podar y cuándo no”. 

Hoy Ines es una ingeniera agrónoma que compagina en su granja la oleicultura, los cultivos herbáceos y la cría de ovinos. 

Ella sabe que es poco común que su generación se mude al campo, especialmente porque gestionar un agronegocio en un país con escasez de agua es un desafío. 

“El calentamiento mundial está cada día más presente”, dice. “Estamos viendo temperaturas que superan los 45 grados. El agua se vuelve más escasa cada día. La situación es preocupante”. 

Debido a que muchos sistemas de riego en Túnez no son eficientes, “se desperdician grandes cantidades de agua”, dice. Por este motivo cambió a un método de riego tradicional que es a la vez muy eficiente y económico: las tinajas romanas. 

“Las tinajas son recipientes de agua pequeños y porosos que enterramos en la tierra y que permiten que el agua pase según las necesidades de la planta”, explica. “Es una idea tradicional que se está consolidando [de nuevo] en el Mediterráneo”. 

Las tinajas de terracota reducen la evaporación porque el agua se filtra en el suelo debajo de la superficie. Y si se instalan correctamente, crean un sistema de riego automático que nunca da más de lo que necesitan las plantas, para que las raíces no se pudran. 

Le ha ahorrado cantidades considerables de agua, dice, y ha aumentado su producción general. 

Además, Ines cultiva Chétoui y Gerboui, antiguas variedades locales de aceitunas que se adaptan bien al suelo, al clima y a los recursos hídricos disponibles. 

Ella usa la receta ancestral de su abuela para hacer aceites de oliva únicos con sabores de plantas aromáticas y medicinales, y los consumidores pueden conocer el origen y los beneficios de los ingredientes escaneando un código QR en cada botella. 

“Mi negocio es una inversión responsable, ecológica y rentable”, dice. “Para mí es un principio de vida seguir y respetar la naturaleza.”