Alimentación y agricultura sostenibles

Apoyo a los agricultores familiares mediante programas de producción agrícola diversificada y protección social

La FAO combinará enfoques de protección social y de producción alimentaria sostenible que tengan en cuenta la nutrición para luchar contra la pobreza rural y la malnutrición y para fomentar la resiliencia en Etiopía, Granada, Guyana y Kirguistán
05 March 2020

Las amenazas mundiales de la pobreza y la malnutrición

Durante décadas, el número de personas que pasaban hambre fue disminuyendo, pero la situación ha cambiado.

En 2015 se invirtió bruscamente la alentadora tendencia a la disminución del número de personas subalimentadas en todo el mundo. Hoy en día, con 821 millones de personas subalimentadas en todo el mundo, hemos de vuelto al punto en el que estábamos hace 10 años. Asimismo, a pesar de ciertos progresos, todavía hay 736 millones de personas que viven en la pobreza extrema, la mayoría de ellas en zonas rurales.

Pero la malnutrición abarca tanto la sobrealimentación como la carencia de micronutrientes. Las cifras más recientes muestran que más de 670 millones de adultos y 120 millones de niñas y niños son obesos, mientras que más de 2 000 millones de personas sufren la carencia de uno o más micronutrientes.

Las dietas poco saludables impiden que las personas alcancen su potencial, pues amenazan el bienestar físico, mental y social, y están entre los 10 principales factores de riesgo que contribuyen a la carga mundial de morbilidad.

Comunidades rurales en peligro

Las comunidades rurales pobres y vulnerables, en particular, se enfrentan a considerables obstáculos económicos y sociales para acceder a dietas variadas, inocuas, saludables y culturalmente apropiadas. Las mujeres y las niñas de las zonas rurales suelen verse afectadas de manera desproporcionada por la pobreza y la malnutrición, debido a normas y prácticas sociales discriminatorias por motivos de sexo.

Los pequeños productores de esas comunidades, que desempeñan un papel fundamental en la superación de tales problemas, suelen tener un acceso limitado a conocimientos, a semillas y reproductores adaptados a las condiciones locales, así como al capital, los incentivos y las nuevas tecnologías necesarios para diversificar e integrar la producción, en particular de alimentos ricos en nutrientes, como las verduras, las frutas, los frutos secos, la leche, los huevos, el pescado y la carne. Además, no siempre pueden acceder a programas de protección social adecuados, lo que agrava aún más estos problemas.

Las productoras de alimentos están particularmente expuestas a riesgos y carecen de acceso a una protección social adecuada, servicios de asesoramiento rural e insumos productivos. Con demasiada frecuencia, sus empresas son menos resilientes a las perturbaciones ambientales o económicas, como el cambio climático y las fluctuaciones de precios.

Proyecto de la FAO: Mejorar la producción de alimentos ricos en nutrientes y el acceso a ellos mediante programas de protección social

Un proyecto de la FAO en Etiopía, Granada, Guyana y Kirguistán tiene por objeto abordar estas cuestiones en los cuatro países.

Los beneficiarios directos de este proyecto serán los hogares de agricultores familiares pobres en condiciones de inseguridad alimentaria y vulnerabilidad nutricional, especialmente los encabezados por mujeres, en toda la zona de intervención. En colaboración con los asociados para el desarrollo a nivel nacional y local, la FAO tratará de garantizar que esas comunidades tengan acceso a oportunidades de generación de ingresos, disfruten de alimentos variados y nutritivos producidos por ellas de manera sostenible y puedan acceder a programas de protección social reforzados que tengan en cuenta el género y la nutrición.

Estos objetivos se lograrán mediante tres medidas principales:

  • Promoción de sistemas alimentarios productivos y sostenibles

El proyecto tiene por objeto incrementar de manera sostenible la producción de alimentos más allá de los cultivos básicos, a fin de frenar la malnutrición y proporcionar una dieta sana, abundante y variada, así como un aumento de los productos para que los agricultores los comercialicen, proporcionando así también nutrientes de alta calidad a los consumidores.

Para ello, la FAO introducirá enfoques como la agroecología, que se basa en sistemas de producción diversificados, integrados, resilientes y sostenibles. Se utilizará el instrumento de evaluación del rendimiento agroecológico (TAPE) recientemente desarrollado para evaluar los progresos en esta esfera.

  • Ampliación de las intervenciones monetarias y los programas de asistencia social

Al proteger y mejorar los medios de vida de los agricultores, los programas de protección social pueden impulsar la inversión en actividades agrícolas sostenibles, la compra de insumos agrícolas y la ampliación de pequeñas empresas, además de respaldar el bienestar de los hogares y la seguridad alimentaria. Un elemento clave es la adopción de un enfoque que tenga en cuenta el género, a fin de lograr que los programas de protección social sean un motor de la igualdad y no contribuyan a la perpetuación de normas y relaciones de género negativas. Al vincular la protección social al apoyo a la producción, estos efectos positivos en la seguridad alimentaria, la nutrición y la producción pueden ampliarse aún más.

El proyecto introducirá y mejorará programas en los que se tengan en cuenta la nutrición y el género, como el Cash+, en el que el efectivo suministrado a los beneficiarios les permite atender sus necesidades alimentarias inmediatas y otras necesidades básicas, mientras que el componente “plus”, que puede incluir activos productivos y capacitación técnica, promueve su participación en actividades productivas.

  • Facilitación del acceso a los mercados

La transición hacia sistemas alimentarios más integrados, diversificados y sostenibles puede ser percibida como un riesgo por los agricultores. A fin de abordar esta cuestión, el proyecto trata de establecer acceso a mercados seguros para los pequeños agricultores, en los que puedan vender sus bienes producidos de manera sostenible.

Esto puede hacerse vinculando los excedentes de producción a iniciativas como la de alimentación escolar con productos locales, que tiene por objeto proporcionar a los niños de las escuelas alimentos inocuos, diversos y nutritivos adquiridos a pequeños productores locales. Al conseguir acceso a mercados estables y fiables como los que ofrece la alimentación escolar con productos locales, los agricultores pueden aumentar sus ingresos, su seguridad alimentaria y su resiliencia a las perturbaciones.

Se recopilarán y facilitarán las pruebas y las enseñanzas derivadas de esas actividades e iniciativas a fin de fundamentar las políticas e iniciativas destinadas a hacer frente a la amenaza de la malnutrición y la inseguridad alimentaria, así como a combatir la pobreza rural.

Impulsar el progreso

Al igual que otros proyectos del Mecanismo flexible multiasociados, las iniciativas llevadas a cabo en el marco de este proyecto persiguen lograr un efecto catalizador, al favorecer la elaboración de marcos y enfoques que pueden reproducirse de manera eficaz en otros lugares.

Mediante la adopción del enfoque basado en tres componentes ―aumentar la producción de alimentos de manera sostenible, potenciar instrumentos de protección social que tengan en cuenta el género y la nutrición y establecer vínculos entre productores y mercados seguros―, el proyecto permitirá mejorar los medios de vida, la seguridad alimentaria y la nutrición de las comunidades agrícolas vulnerables de Etiopía, Granada, Guyana y Kirguistán.

Este proyecto se enmarca en el Programa estratégico 2 de la FAO (“Hacer que la agricultura, la actividad forestal y la pesca sean más productivas y sostenibles”) y en el Programa estratégico 3 (“Reducir la pobreza rural”).

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