El cambio climático afecta de muchas maneras a los servicios ecosistémicos y los sistemas de producción de alimentos. Constituye una amenaza grave para la seguridad alimentaria, el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. Se prevé que reducirá la productividad, la estabilidad y los ingresos agrícolas en muchas partes del mundo y que se convertirá en un factor de estrés y riesgo adicional en zonas que ya hacen frente a un nivel elevado de inseguridad alimentaria.

El cambio climático plantea nuevos desafíos a la gestión de los recursos genéticos mundiales para la alimentación y la agricultura, pero también subraya su importancia.

Los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura sustentan la capacidad de los sistemas de producción agrícola, ganadera, acuática y forestal para resistir a condiciones difíciles y adaptarse a ellas. Su preservación y su uso sostenible son esenciales a fin de mantener nuestra capacidad para lograr la seguridad alimentaria en condiciones de clima cambiante.