Aproximadamente el 90% de los refugiados que viven en asentamientos rurales tienen un acceso muy limitado a electricidad o combustibles, para cocinar o calentarse, que sean confiables, limpios y sostenibles. La dependencia excesiva de la recolección y uso de leña suele provocar la deforestación y la degradación de los bosques, así como una serie de riesgos para la salud humana debido a la contaminación del aire en el interior de las viviendas, y frecuentes conflictos con las comunidades locales.

La coordinación de la respuesta humanitaria es compleja por naturaleza y los retos de integrar soluciones sostenibles de energía en el ciclo del programa humanitario, incrementa el problema. Todos los actores principales, incluidos la FAO, UNHCR, la asociación UNEP DTU (UDEP), IOM y WFP se organizan ahora en torno al Plan de Acción Global (GPA) para las Soluciones de Energía Sostenible en Situaciones de Desplazamiento, creado en el diálogo político de alto nivel de la ONU sobre el SDG7 en Nueva York en 2018.

Identificar estrategias energéticas viables y sostenibles para entornos de desplazamiento es esencial para garantizar que se pueda cumplir el propósito del SDG7. Para esto, primero se debe completar una recopilación de datos y evaluaciones exhaustivas y robustas, como un paso previo a la articulación de conceptos de los proyectos que se puedan compartir con inversores públicos o privados.