El empleo de las mujeres rurales
Lo que dicen las cifras
El presente estudio pone de relieve las trabas existentes para una mayor incorporación de las mujeres al mundo del trabajo: una estructura productiva que no crea suficientes empleos de buena calidad para ellas –y tampoco para los hombres– y una población femenina envejecida y con muy bajos niveles de calificación. Lo anterior, al interior de un sistema económico y social marcado por las inequidades sociales y de género, basadas estas últimas en una rígida asignación de roles que asigna a los varones la principal responsabilidad en la producción y a las mujeres las restringe a la reproducción, considerándolas como trabajadoras secundarias cuya función es, en última instancia, complementar los ingresos del hogar.
Con una inserción en el trabajo marcada por estas características, la conclusión a la que se arriba es que la creciente incorporación de las mujeres rurales a la actividad laboral poco ha contribuido a superar la pobreza existente en las áreas rurales de América Latina ni tampoco es sinónimo de desarrollo.