Plataforma de conocimientos sobre agricultura familiar

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La agroecología es una disciplina científica, un conjunto de prácticas y un movimiento social. Como ciencia, estudia cómo los diferentes componentes del agroecosistema interactúan. Como un conjunto de prácticas, busca sistemas agrícolas sostenibles que optimizan y estabilizan la producción. Como movimiento social, persigue papeles multifuncionales para la agricultura, promueve la justicia social, nutre la identidad y la cultura, y refuerza la viabilidad económica de las zonas rurales. Los agricultores familiares son las personas que tienen las herramientas para practicar la Agroecología. Ellos son los guardianes reales del conocimiento y la sabiduría necesaria para esta disciplina. Por lo tanto, los agricultores familiares de todo el mundo son los elementos claves para la producción de alimentos de manera agroecológica.

Para mitigar los impactos de la pandemia en el sistema alimentario, las intervenciones globales y específicas de cada país deben observarse simultáneamente en varios niveles: las medidas destinadas a preservar y reajustar las cadenas mundiales de suministro de alimentos se deben complementar con soluciones específicas de contexto que puedan aprovechar localmente recursos y bienes disponibles. Los agricultores familiares están particularmente bien posicionados para proporcionar soluciones integrales y contextualizadas. Ellos, sus organizaciones y cooperativas tienen sus raíces en sus territorios y en sus comunidades, están estrechamente integrados a las realidades locales y las actividades de producción, dependen de su propia producción (o reproducción) de recursos productivos o de los insumos disponibles localmente. Trabajando con ellos, los gobiernos pueden abordar múltiples desafíos y alcanzar objetivos que abarquen las dimensiones económicas, sociales y ambientales del desarrollo sostenible

Más de mil millones de las personas más pobres del mundo dependen de árboles y bosques para obtener alimentos, energía e ingresos monetarios (FAO, 2012).  Las comunidades silvícolas también son agricultores familiares. Para ellas, los árboles y bosques coinciden directamente con la agricultura familiar. En efecto, la combinación única de recursos agrícolas y forestales ha sido la encargada de crear complejos sistemas de gestión de recursos naturales alrededor del mundo. Estos sistemas han servido como reservas para la nutrición, material genético, combustible y energía, forraje y materiales de construcción, retención de agua y recargue, polinización y control de plagas, estiércol verde y diversidad biológica y cultural.

Los pueblos indígenas pueden contribuir notablemente al debate sobre la agricultura familiar gracias a la riqueza de conocimientos tradicionales, la espiritualidad y la comprensión de la gestión del ecosistema que poseen. Constituyen un grupo de gran diversidad que se ha adaptado a vivir en numerosos ecosistemas diferentes, pero siempre en estrecha relación con la naturaleza. Los medios de vida de estos pueblos tienen en común varios elementos fundamentales que los distinguen. En particular, y en lo referente a sus sistemas alimentarios, son principalmente los siguientes: sus sistemas alimentarios son integrales y combinan la recolección, la caza y el cultivo; mantienen una economía del don, a menudo con bajos niveles de monetización; el trabajo se realiza por reciprocidad; la unidad productora es la comunidad o el clan; dependen de recursos comunitarios como bosques, lagos, ríos, tierras y pastizales, y sus sistemas alimentarios son respetuosos del medio ambiente en el que se desempeñan.

La innovación en la agricultura familiar está presente en todas las dimensiones del ciclo de producción a lo largo de toda la cadena de valor, desde la producción agrícola, forestal, pesquera o pecuaria a la gestión de los insumos y los recursos; desde el fortalecimiento de la organización y al acceso a los mercados. También, puede conllevar la plantación de nuevas variedades de cultivos, la combinación de prácticas tradicionales con nuevos conocimientos científicos, el uso de prácticas de cultivo y producción sostenible, la aplicación de nuevos enfoques para el control de enfermedades animales, las prácticas posteriores a la cosecha, la participación en los mercados de una manera nueva y más provechosa, el acceso a y creación de mercados y otras redes, la generación y fortalecimiento de las capacidades empresariales y de gestión, las capacidades para lograr una mayor participación en los procesos de formulación de políticas, entre otros. 

La agricultura de montaña es en gran parte agricultura familiar. Debido a su pequeña escala, a la diversificación de cultivos, a la integración de actividades forestales y ganaderas y su reducida huella de carbono, la agricultura de montaña ha evolucionado a lo largo de los siglos en un entorno a menudo duro y difícil, contribuyendo al desarrollo sostenible. El cultivo en zonas de montaña, con sus con sus parcelas dispersas de tierra aprovechable a diversas altitudes con diferentes climas, paisajes y escaso margen para la mecanización, son gestionadas por las explotaciones familiares de la forma más eficiente y eficaz. La agricultura familiar en las montañas es tan diversa como los innumerables paisajes montañosos del mundo pero al mismo tiempo, también tienen características en común.

Cientos de millones de pastores gestionan pastizales que cubren un tercio de la superficie terrestre. Los pastores viven en los entornos más severos del mundo y producen alimentos donde los cultivos de secano no pueden crecer. Los pastores suelen participar con pastoreo de ganado incluyendo ganado, cabras, ovejas, camellos, yaks, búfalos, llamas, caballos, burros y renos. Producen carne, leche, huevos y productos no alimenticios, tales como cueros, fibras y lana. El pastoreo se practica en todos los continentes y se encuentra principalmente en las zonas secas, frías y montañosas. En estos territorios desafiantes el pastoreo presenta la mejor estrategia de vida para proporcionar alimentos, ingresos y empleo.

Las nuevas generaciones juegan un papel fundamental como agentes de cambio para la transformación de los territorios rurales y de los sistemas agroalimentarios. Los y las jóvenes pueden marcar la diferencia en la revitalización de las economías locales, en la innovación, en el fortalecimiento de las organizaciones sociales, en la gestión de los recursos naturales y en la construcción de políticas públicas para el desarrollo de los territorios rurales.

Para asegurar el relevo generacional y contrastar la migración hacia los centros urbanos es necesario fortalecer las capacidades de la juventud y generar oportunidades de empleo y emprendimiento en las áreas rurales.

Los agricultores familiares adoptan diversas estrategias para aumentar y diversificar sus ingresos y medios de subsistencia. Estas estrategias suelen ser de género: los hombres suelen centrarse en los cultivos lucrativos, o migrar como trabajadores estacionales o permanentes; mientras que las mujeres cultivan la tierra familiar para el consumo de las familias, cuidan al pequeño ganado y procesan o venden parte de su producción en los mercados locales. Cada vez más, las mujeres rurales también emigran para encontrar empleo fuera de sus áreas de origen. Las mujeres rurales participan en actividades agrícolas y no agrícolas para garantizar la seguridad alimentaria de sus familias y para diversificar las fuentes de ingresos. Contribuyen a la agricultura familiar con su trabajo y conocimiento de las prácticas agrícolas y la biodiversidad.

Alrededor del 90 % de los 570 millones de granjas del mundo son de propiedad de las familias que las explotan. La mayoría son pequeñas y se encuentran en las zonas rurales del mundo en desarrollo. Muchos de estos pequeños productores familiares son pobres, padecen inseguridad alimentaria y tienen un acceso limitado a los mercados y servicios. Sus opciones son limitadas, pero cultivan sus propias tierras y producen alimentos para una proporción sustancial de la población mundial. Además de a la agricultura, se dedican a otras múltiples actividades económicas (a menudo informales) para complementar sus reducidos ingresos. Hoy en día, es necesario promover una agricultura sostenible a fin de hacer frente al triple desafío de producir más alimentos, crear más puestos de trabajo y conservar la base de recursos naturales: los pequeños agricultores familiares son parte fundamental de la solución.

El sector de la pesca en pequeña escala tiende a estar firmemente arraigado en las comunidades, las tradiciones y los valores locales.
Muchos pescadores en pequeña escala son autónomos y generalmente suministran pescado para el consumo directo en sus hogares o comunidades. Las mujeres son importantes actores del sector, sobre todo en las actividades posteriores a la captura y al procesado. Se estima que aproximadamente el 90 % de todas las personas que dependen directamente de la pesca de captura trabajan en el sector de la pesca en pequeña escala.