“¡Una abeja!”, grita alguien mientras se levanta apresuradamente de su mantel de picnic, derramando el zumo de manzana y agitando los brazos, tratando de alejarse de esta criatura voladora. ¿Te resulta familiar esta situación?
Mucha gente tiene miedo de las abejas. ¿Por qué? Parecen extraterrestres, tienen aguijones y sus picotazos duelen más de lo que creemos, algunas personas son muy alérgicas a sus picaduras e incluso pueden perder la vida. Pero, contrariamente a nuestros temores, las abejas no son insectos agresivos y no atacan a los humanos a no ser que las provoquen. Si se te acercan, es porque tienes algo que les resulta apetitoso... Y si supieras todo lo que hacen por ti, ¡estarías encantado de compartir tu comida o bebida con ellas!
Más del 75 % de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización. Los polinizadores, como las abejas, mariposas, pájaros, polillas, escarabajos e incluso los murciélagos, ayudan a que las plantas se reproduzcan. De hecho, las frutas y las hortalizas son los retoños de las plantas. No solemos verlas de esta manera, pero las semillas, frutas y algunas hortalizas tienen su origen en una planta que ha sido previamente polinizada. ¡En parte gracias a las abejas podemos disfrutar de algunos de los alimentos de nuestro picnic!
Sin embargo, la población de polinizadores –en especial abejas y mariposas– ha disminuido de manera preocupante, debido principalmente a prácticas agrícolas intensivas, cambios en el uso de la tierra, plaguicidas (incluidos los insecticidas neonicotinoides), especies exóticas invasoras, enfermedades, plagas y el cambio climático. Casi el 35% de los polinizadores invertebrados –en particular las abejas y las mariposas–, y alrededor del 17% de los polinizadores vertebrados –como los murciélagos– están en peligro de extinción a nivel mundial. Los agricultores y los responsables de las políticas tienen un papel importante que desempeñar en la protección de nuestros polinizadores. Pero también hay cosas que nosotros podemos hacer.
En ocasión del Día Mundial de las Abejas, te damos seis razones para estar agradecidos a nuestros polinizadores y seis consejos para mostrar esta gratitud:
1. Mejoran nuestras dietas al proporcionar alimentos ricos en micronutrientes. No todos nuestros cultivos alimentarios necesitan ser polinizados; por ejemplo, el arroz, el trigo y las papas sobrevivirían incluso si nuestros polinizadores no lo hicieran. Sin embargo, muchos de los alimentos muy nutritivos y ricos en micronutrientes -como las frutas, algunas hortalizas, semillas, frutos secos y aceites-, desaparecerían si no hubiera polinizadores. Sin polinizadores no tendríamos algunos de los alimentos que tanto nos gustan (¡y que necesitamos para estar bien nutridos!) como fresas, manzanas, arándanos, cerezas, almendras, cacao y café.
Consejo: ¡Devuelve el favor! Da a las abejas alimentos que les gusten cultivando plantas autóctonas en tu jardín. Las plantas y los polinizadores tienen una relación mutuamente beneficiosa y simbiótica. Se necesitan los unos a los otros para sobrevivir y, por tanto, han evolucionado acordemente. Las plantas autóctonas son las que mejor se adaptarán a las abejas autóctonas. Cultivar una amplia variedad de plantas autóctonas que florezcan en diferentes épocas del año puede resultar muy beneficioso para los polinizadores.