Global Forum on Food Security and Nutrition (FSN Forum)

>>ENGLISH VERSION BELOW<<

En los últimos 12 años PROSALUS ha tenido muy interesantes experiencias en zonas andinas de Perú y Bolivia en relación al empoderamiento de las mujeres y a la generación de incentivos para los jóvenes.

Así, por ejemplo, en 2002 PROSALUS y su socio local ESCAES (Escuela Campesina de Educación y Salud), a petición de la propia población, decidieron poner en marcha una intervención en la microcuenca del río Chotano  (provincia de Cutervo, departamento de Cajamarca, Perú) centrada en el desarrollo nutricional de 18 comunidades rurales. En los primeros contactos de conocimiento de la zona e identificación de la intervención, constatamos que las mujeres no tenían ni siquiera voz en los espacios y asambleas comunales; se sentaban al fondo de la sala y no intervenían en ningún momento. Constatamos que había un altísimo índice de analfabetismo de adultos, principalmente entre las mujeres.

Por ello, la intervención arrancó desarrollando un trabajo de alfabetización de adultos con metodología Reflect-Acción, dando prioridad a las mujeres (de hecho fueron la gran mayoría de participantes de este programa). Al mismo tiempo que prendían lecto-escritura y operaciones matemáticas básicas, se iba desarrollando con ellas un proceso de diagnóstico rural participativo que ponía la seguridad alimentaria y la nutrición en el centro de la reflexión, pero que abordaba muchos otros temas, incluyendo las relaciones de género, las cargas de trabajo, los derechos de las mujeres, su posibilidad de participación activa tanto en las decisiones productivas de la undiad familiar como en los espacios públicos de la comunidad. El cambio fue sorprendente. Dos o tres años después, en visitas de seguimiento a este proceso que fue acompañado por PROSALUS y ESCAES a lo largo de unos 8 años, nos encontramos que en las reuniones comunales las mujeres ocupaban la parte delantera de la sala y estaban prontas a intervenir, y que en todas las iniciativas de mejora productiva que se desarrollaron en las comunidades estaban también mano a mano con los hombres tomando decisiones y participando con empeño. E incluso empezaron a ocupar puestos políticos en las estructuras de gobierno de la comunidad.

En otros lugares PROSALUS ha tenido experiencias igualmente interesantes en cuanto a empoderamiento de la mujer en el contexto de programas de seguridad alimentaria y nutricional, pero sirva este ejemplo concreto como muestra. Nuestra experiencia ha sido que el empoderamiento de las mujeres en estos procesos, además de hacer avanzar los derechos de las mujeres, hacen mejorar extraordinariamente los resultados en cuanto a seguridad alimentaria y nutricional.

Respecto a los jóvenes, tuvimos una experiencia muy interesante trabajando con la red de escuelas rurales de Fe y Alegría Perú en la provincia Quipicanchis (departamento de Cuzco). En la zona de actuación de Fe y Alegría en esta provincia, comunidades situadas a gran altura, la dieta era muy pobre y los índices de desnutrición crónica en menores de 5 años alcanzaban el 60 % en algunas comundiades. El proceso de trabajo se orientó a enriquecer la dieta incorporando hortalizas; para ello, en una primera etapa, se trabajó con las 30 escuelas rurales de la red, se instalaron invernaderos escolares, se incorporó el trabajo de los invernaderos y la educación nutricional en el curriculum y se utilzó la producción de hortalizas para el desayuno y almuerzo escolar. Al cabo de tres o cuatro años vimos que existían las condiciones para dar el salto a trabajar directamente con las familias. A lo largo de varios años se instalaron casi 400 invernaderos familiares, se capacitó a la población, se constituyeron asociaciones de productores, se mejoró la alimentación de las familias y también su generación de ingresos. Y en todo el proceso, los chavales fueron la clave, fueron los que ejercieron de catalizadores, convencieron a sus padres y compartieron con ellos los conocimientos que habían aprendido en la escuela. Eran los más entusiastas promotores del proyecto.

El potencial de trabajo con los jóvenes rurales es grande, pero hacen falta condiciones, hacen falta políticas públicas de apoyo a las comunidades rurales. Si en estas zonas no hay abastecimiento de agua, no hay suministro eléctrico, no hay escuelas y puestos de salud, no hay servicios de extensión agraria y de apoyo a los campesinos, no hay ningún tipo de oferta cultural y de ocio... será casi imposible entusiasmar a los/as jóvenes para que tomen el relevo generacional en la agricultura familiar y campesina.

In the last 12 years PROSALUS has had very interesting experiences in Andean areas of Peru and Bolivia regarding the empowerment of women and the creation of incentives for young people. 

For example, in 2002, PROSALUS and its local partner ESCAES (Education and Health Farmers School), following a request of the population itself, decided to launch an intervention in the micro-basin of the Chotano river (Cutervo province, Cajamarca department, Peru) focused on the nutritional development of 18 rural communities. During our first visits to explore the area and identify the intervention, we find out that women had no voice even in communal spaces and assemblies; sat at the back of the room, and at no point did they participate. We corroborated a high level of adult illiteracy, especially amongst women.

Therefore, the intervention began developing an adult literacy work following the Reflect-Action methodology, giving priority to women (in fact, most of the participants in this program were women). While they learnt to read and write, a participatory rural appraisal process focused on food security and nutrition, although addressing many other issues like gender relations, workloads, women rights or their active potential participation in fruitful decisions at the household or community level, was developed. The change was amazing. Two or three years later, in follow-up visits of this process, implemented in cooperation with PROSALUS and ESCAES over 8 years, women were occupying the front of the room and were ready to participate in communal meetings, and they were jointly involved with men in all productive improvement initiatives developed in the communities, making decisions and participating with determination. They even began to take up political positions in community government structures.

Although this particular example is a representative one, PROSALUS has also gathered interesting experiences in other places regarding the empowerment of women in the context of food and nutrition security programs. According to our experience, the empowerment of women in these processes not only strengthens their rights but also remarkably improves the results in terms of food and nutrition security.

Regarding young people, we had a very interesting experience working with the Fé and Alegría Perú rural schools network in the Quipicanchis province (Cuzco department). In their area of action in this province, communities located at high altitudes had a very poor diet and the rates of chronic undernutrition in children under 5 years reached 60% in some communities. Work was focused on enriching the diet by including vegetables. To that end, we worked with 30 rural schools belonging to the network in the first stage. School greenhouses were installed, work in these and nutrition education were included in the school curricula, and vegetable production was used for school breakfast and lunch. After three or four years we were ready to work directly with families. Over several years, nearly 400 family greenhouses were installed, population was trained, producer associations were established and family diets and their income-generation capacity were improved. And throughout the process, young people were essential as they acted as catalysts, convincing their parents and sharing with them the knowledge learnt in school. They were the most enthusiastic promoters of the project.

The potential work that can be undertaken with the rural youth is substantial, although certain conditions need to be fulfilled and public policies to support rural communities are required. If these areas lack water supply, electric power, schools and health posts, extension services or farmers support services, culture and leisure attractions ... it will be almost impossible to motivate young people to take over the generational replacement in family farming.