Inclusive and Sustainable Territories and Landscapes Platform

Territorios indígenas y estrategias etnocentristas

:15/06/2015

 

Raúl Molina Otárola, Doctor en Antropología

(Universidad de Chile, Sudamérica)

Los territorios de indígenas no son sujetos del desarrollo externo, de aquél que se piensa desde fuera, a través de diagnósticos, con los que se hace arquitectura o ingeniería social, o diseños de estrategias de desarrollo. Éstas se basan comúnmente en consideraciones que  muestran el retraso productivo y condiciones de vida con ojos civilizatorios que configuran imágenes pre modernas de los territorios, sin formularse preguntas culturalmente pertinentes. En contraparte promueven una imagen de superación y progreso, y en otras ocasiones se plantean un desarrollo territorial indígena vinculado al  mercado, pero sin pertinencia, participación y dirección de las familias comunidades o pueblos indígenas. Ese tipo de programas de desarrollo territorial, muchas veces bien financiados, al ser aplicados, hacen crisis con la realidad y dan magros frutos en relación con el objetivo para el cual fueron diseñados.

Las estrategias de desarrollo territorial indígena sin consulta ni consideración del otro, como legitimo otro, que tiene sus propias prioridades y ordenamientos, autonomía y autodeterminación, tienden a recorrer el camino señalado. No se pueden aplicar estrategias de desarrollo territorial sin el consentimiento, la consulta y la participación, y a lo menos de la codirección de los pueblos indígenas. Por muy bien intencionadas que estas estrategias sean, y que formen parte de planes, programas o proyectos, si carecen de la dirección, participación y consentimiento indígena tendrán el sello etnocentrista, y muy probablemente quedarán destinadas a no dar los resultados esperados, agudizándose la insustentabilidad si los territorios indígenas se encuentran marginados o abandonados por las políticas económicas de los estados nacionales en los que se insertan.

Se debe considerar, además, que los territorios indígenas tienen por característica ser la base material y espiritual de los pueblos que la habitan, con sus particularidades culturales y diversidades ambientales, y en ellos la relación social está intrincada con la naturaleza. De allí, surgen conocimientos con sus propias categorías y conceptos, que forman parte de la cosmovisión y el ordenamiento del tiempo y el espacio vivido. De ahí que los territorios indígenas sean tan complejos, pues suponen relaciones intrincadas entre el habitar y la naturaleza, que incluyen aspectos políticos, económicos, social, cultural y religioso, los que no pueden estar ausentes al considerar estos territorios.

La dimensión política de los territorios indígenas se expresa como jurisdicción o demarcación territorial e incluye las ocupaciones de tierras bajo diversas formas de tenencia y propiedad, e incluso considera las tierras reivindicadas y demandadas, como lo establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo OIT. Se debe considerar que algunos territorios muchas veces contienen conflictos por el dominio y  mantienen disputas inter-étnicas o intra- étnicas. Estos territorios están dirigidos o gobernados, la mayoría de las veces,  por organizaciones comunitarias o formas políticas propias de organización y administración que posee normas consuetudinarias. Los gobiernos de estos territorios indígenas, consideran diversas formas de autonomías e independencia territorial con estatutos especiales o creados a partir de la práctica interna de las comunidades. El derecho consuetudinario y las prácticas sociales, son rectores en el manejo y administración territorial.

La dimensión económico-ambiental de los territorios indígenas está en directa relación con las prácticas productivas, la reproducción social y con el aprovechamiento de los diversos ecosistemas en las diversas comunidades indígenas. Acompañan a estas actividades un calendario festivo, ritual y ceremonial, que forma parte de la cosmovisión.

Las prácticas culturales y sus formas de uso y de manejo son claves de considerar al momento de plantearse el desarrollo en los territorios de indígenas, y especialmente, se debe tener presente que las actividades productivas de comunidades tienen por fin, resolver la disponibilidad de alimentos. Debe auscultarse cómo se usan las fuerzas productivas, los conocimientos y tecnologías en la diversas de actividades productivas de origen tradicional como la caza, recolección, la ganadería y la agricultura, a la que se suman otras nuevas como el turismo, el manejo patrimonial y cultural del territorio, sin dejar de considerar, al mismo tiempo, procesos contemporáneos que afectan el capital social, como la migración y el cambio de empleo de la población en el territorio indígena. Además, se debe tener presente a qué están dispuestas las comunidades indígenas y cuáles son sus proyectos e imaginarios de construcción económica, y eso requiere la comprensión del otro como legítimo “otro”, con sus propias opciones y estrategias. Cualquier propuesta externa en el ámbito productivo, está  obligada a desplegar la consulta y el consentimiento, como lo establece el Convenio 169 de la OIT.

Los aspectos sociales de los territorios son fundamentales de considerar, puesto que el espacio se construye y maneja de acuerdo a normas, derechos y obligaciones sociales construidas por las comunidades indígenas, que afectan a cada uno de sus miembros.  En la comprensión social de los territorios es fundamental considerar las relaciones de parentesco y los derechos que cada grupo familiar posee dentro del territorio. Estos derechos son adquiridos por la ocupación, la herencia o la propiedad, aspectos que son capitales en la comprensión de los territorios indígenas. Forman parte de la organización social del territorio indígena, las formas de representación de la organización social, que están diseñadas para los diversos aspectos culturales, económicos y políticos que componen la o las comunidades indígenas que tienen jurisdicción sobre el territorio.

En cuanto a la dimensión cultural del territorio, es clave para la comprensión tener presente que no existe una separación tajante entre hombre y naturaleza, entre comunidad y espacio jurisdiccional, entre pueblo y territorio y medioambiente. Desde una perspectiva cultural el territorio es ordenado en espacios, en lugares y es nombrado por las comunidades o pueblos indígenas de acuerdo a sus propias categorías y conceptos, que denotan atributos, formas de ocupación y valoración.

Los territorios indígenas, a su vez, no sólo están constituidos por espacios productivos, sino también por espacios rituales-ceremoniales sagrados y por hitos de la naturaleza relacionados directamente con la cosmovisión y religión indígena, que valora y descifra el territorio con sus propias claves. Por tanto, en las construcciones territoriales indígenas existe una diferenciación con las categorizaciones occidentales que se basan en la separación tajante de lo social de lo natural.

En el pensamiento etnocéntrico occidental los territorios son objetos diagnosticables, que se pueden intervenir, transformar con acciones, planes, proyectos y programas. Al no considerar la complejidad y las formas de construcción social de los territorios indígenas, las iniciativas implementadas sin consulta con las comunidades, tienden a no ser sustentables, duran lo que el proyecto dura, y otros casos entran en crisis, al dificultarse su implementación.

Por ello cualquier estrategia de desarrollo de territorios indígenas debe partir de un proceso de participación, consulta y trabajo transversal que considere los intereses y perspectivas de  las comunidades, y especialmente sus formas de construcción, manejo y valoración del territorio indígena.

Raúl Molina Otárola. Dr. Antropología (Universidad de Chile, Sudamérica)

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Author: Raúl Molina Otárola
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