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Mejorar medios de vida ayuda a sobrellevar la crisis de la COVID-19


Gracias al apoyo de la FAO los armenios de zonas rurales afrontan la pandemia de COVID-19 con mayor seguridad

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Los dos hijos mayores de la familia Khachatryan, una de las familias que recibieron apoyo para sus medios de subsistencia de un proyecto de la FAO en el norte de Armenia. ©FAO/Karen Minasyan

25/05/2020

La vida en las zonas rurales tiene sus atractivos y sus dificultades. Sin embargo, Qyaram Khachatryan dijo que nunca querría cambiar su vida en una aldea en el norte de Armenia por vivir en una ciudad, incluso tras haberlo perdido prácticamente todo en el devastador terremoto de 1988. Perdió todo menos su buen humor y la esperanza. Por suerte, estas son dos cualidades esenciales también para la crisis actual.

“Por supuesto que es un momento difícil para todos”, explica Qyaram. “Aún así, creo que tenemos la suerte de que nuestra familia haya sido beneficiaria de un proyecto piloto de la FAO”, añade.

Este pequeño agricultor, padre de cuatro hijos, vive en la casa de reducido tamaño de su madre, trabaja con esfuerzo en su huerto y los campos y realiza trabajos estacionales para que su familia de siete miembros pueda llegar a fin de mes.

Sus circunstancias cambiaron para mejor hace unos dos años, cuando la madre de Qyaram -junto con otras 132 familias incluidas en un programa de protección social del gobierno-, recibió apoyo y material agrícola a través de un proyecto piloto Cash+ de la FAO, financiado por la Federación de Rusia.

Las prestaciones de protección social a las que tienen derecho sólo cubren las necesidades inmediatas de la familia. Sin embargo, el proyecto piloto Cash+ va más allá del mero apoyo financiero, pues proporciona a las familias insumos para ayudarlas a aprovechar el potencial agrícola de la tierra.

Las 30 gallinas y arbustos de frambuesa entregados a la familia Khachatryan les aportaron algunos ingresos adicionales, logrando una mejor base financiera y un mayor colchón en tiempos de crisis. Toda la familia ayudó para que el número de gallinas aumentara a más del doble, lo que les permitió consumir alimentos más variados y ricos en proteínas y generar algunos ingresos adicionales con la venta de los excedentes. Los niños disfrutan cuidando a los animales, y les gusta aún más comer los huevos que dan las gallinas.

También se esforzaron por ser autosuficientes en la producción de pienso para los pollos, produciendo en su parcela cercana cultivos destinados a este fin.

Junto con este apoyo material, Qyaram participó además en los cursos de formación que ofrecía el proyecto, aprendiendo más detalles sobre el valor de mantener dietas saludables y diversas y poner en práctica la inocuidad alimentaria en el hogar.

Las cosas iban bien para la familia.

Izqda/Arriba: La madre de Qyaram, Lyuba, siembra frijoles en su huerto. Drcha/abajo: Qyaram alimentando a los pollos. ©FAO/Karen Minasyan

Fue entonces cuando la pandemia de COVID-19 golpeó a este país caucásico a principios de marzo. El cierre de las escuelas, las limitaciones de movimiento de la población y otras restricciones impuestas para detener la propagación del virus, aunque necesarias para la salud pública, afectaron a la economía y obstaculizaron la producción agrícola.

Evaluar el impacto

La FAO llevó a cabo una evaluación rápida para reunir información sobre el terreno a fin de ver cómo las restricciones implementadas para detener la COVID-19 han repercutido en la economía, alterado los medios de vida y afectado a la seguridad alimentaria y la nutrición de las comunidades rurales.

A través de una encuesta telefónica a las familias beneficiarias de Cash+ en las dos provincias más pobres del país, el personal de la FAO les preguntó sobre su estado de salud, el impacto de la situación de emergencia en su empleo, el trabajo agrícola, el acceso a los alimentos y los cambios en las pautas de consumo, así como la situación del mercado, en particular el acceso y las variaciones de los precios.

De manera tranquilizadora, la evaluación constató que, incluso en las provincias con mayor porcentaje de malnutrición y retraso en el crecimiento entre los niños, las familias de zonas rurales vulnerables -incluyendo la de Qyaram-, que habían recibido formación, ganado y apoyo en materia de piensos de la FAO como complemento al programa social de transferencias en efectivo, tenían una dieta más equilibrada y, en general, una base financiera más sólida para hacer frente a la crisis de la COVID-19.

En los últimos cuatro años, el programa piloto Cash+ de la FAO ha prestado apoyo a familias vulnerables de zonas rurales, más de 800 personas en total, para que mantengan sus medios de vida y sean más resilientes a perturbaciones como la crisis actual. ©FAO/Karen Minasyan

“[En su día,] estábamos tan animados que decidimos aumentar el número de gallinas, lo cual fue una decisión acertada”, asegura Qyaram, “porque ahora que no puedo conseguir un trabajo ocasional, nuestra familia depende totalmente de estas gallinas. Estamos afrontando la situación bastante bien y esperamos que las cosas cambien pronto”.

El apoyo previo de CASH+ había mejorado la resiliencia de las familias de pequeños campesinos.

Con el programa regular de transferencias de efectivo con fines sociales del gobierno, las familias han podido seguir comprando alimentos y satisfacer otras necesidades básicas durante esta emergencia de la COVID-19. El apoyo de la FAO ha ayudado además a las familias a estabilizar su situación y a crear una base más sólida, lo que les ha permitido continuar la producción agrícola, a pesar de las restricciones causadas por la pandemia y las interrupciones en las cadenas de suministro, manteniendo así sus medios de subsistencia.

Enlaces

 Reforzar la seguridad alimentaria y la nutrición en el Cáucaso y Asia Central

La labor de la FAO en Armenia integra la asistencia técnica con el apoyo a la elaboración de políticas nacionales, con el objetivo de aumentar la sensibilidad nutricional de los programas de protección social, reforzar la educación en materia de nutrición y fomentar las inversiones agrícolas.

La creación de cimientos más sólidos para las familias armenias vulnerables protegiendo sus medios de subsistencia es fundamental para garantizar que los hogares puedan superar las épocas de crisis y perturbaciones y recuperarse más rápidamente después. Si bien la crisis actual es la COVID-19, el hambre mundial es la crisis más grave. La FAO ayuda a las familias a reforzar sus medios de subsistencia y a conservar la seguridad alimentaria, garantizando que Armenia y otros países estén en vías de lograr un mundo sin hambre.

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