Hoy en día, el tomate es un ingrediente popular en la cocina a nivel mundial, pero no siempre ha sido así. ©FAO/ Alessandro Penso
Ya sea sobre una pizza, destacando en las ensaladas o triturados en salsas, los tomates son un ingrediente clave en las cocinas de todo el mundo. Sin embargo, quizá le sorprenda saber que no siempre ha sido así.
El tomate es originario de América del Sur y, aunque los aztecas ya lo consumían en Mesoamérica en el año 700 d.C., no fue hasta principios del siglo XIX cuando se convirtió en un popular ingrediente de la cocina mediterránea.
Hay varias teorías sobre cómo llegó a Europa. Una de ellas es que se introdujo en el continente tras la conquista española. De España pasó a Italia gracias a las estrechas relaciones entre las familias reinantes de la época. Otros creen que el tomate pasó de Perú o México a Francia.
Sea cual sea su procedencia, al principio los europeos solo consideraban el tomate como una planta decorativa o una curiosidad botánica. De hecho, se pensaba que era venenoso porque, como otras plantas de la familia de las solanáceas, contiene solanina, una neurotoxina.
Unos cuantos siglos después, los tomates se producen de forma comercial y se consumen en todo el mundo ofreciendo muchos beneficios.
Entonces, ¿qué nos aportan los tomates hoy en día?
1) Son beneficiosos para la salud
Los tomates son pequeños superhéroes alimentarios y su consumo dentro de una dieta equilibrada aporta muchos beneficios para la salud. Un solo tomate pequeño y crudo está repleto de nutrientes y antioxidantes. Puede mejorar la salud del corazón gracias a sus elevados niveles de fibra y potasio, que ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares. Contiene varias vitaminas, como la vitamina C, que refuerza nuestro sistema inmunitario, y la vitamina K, esencial para tener unos huesos fuertes.
Hay más variedades de tomates de lo que se cree. Existen más de 10 000 tipos de tomates, que proporcionan a los agricultores y a los consumidores variedades que se pueden cultivar y comer durante todo el año. Izquierda/arriba: © FAO/Cristiano Minichiello. Derecha/abajo: ©FAO/Alessandro Penso
2) Existen variedades que se pueden cultivar y comer durante todo el año
¿Cree que todos los tomates son rojos? Pues se equivoca. Incluso el nombre del tomate en italiano, “pomodoro” (manzana dorada), parece sugerir que los primeros tomates que se introdujeron en Italia... ¡eran amarillos!
Los tomates son una fruta increíblemente diversa, existen unas 10 000 variedades diferentes. El sistema agrícola de la Huerta (l’Horta) en Valencia (España) es una prueba de ello. La FAO designó este lugar para que pasara a formar parte de los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) por el carácter innovador de su histórico sistema de riego. El sitio incorpora unas 6 000 explotaciones de pequeños agricultores en las que se cultivan al menos 12 variedades de tomates. Entre estas variedades figuran los platanitos, tomates largos y amarillos, las perlas, tomates pequeños tipo cherry, los masclefs, verdes y rojos y con forma de corazón, y los valencianos, tomates grandes y estriados que suelen usarse en ensaladas.
3) Apoyan los medios de subsistencia
Los tomates son una fuente de ingresos clave para mucha gente en todo el mundo. Este es el caso de los agricultores de otro sitio del SIPAM en Djebba El Olia (Túnez). Gracias al excepcional sistema agroforestal que existe en este lugar —en el que los tomates se intercalan con higueras que ofrecen a las tomateras un resguardo y una sombra muy necesaria—, los agricultores pueden producir estos tomates a pesar del calor extremo.
Estos tomates tan resistentes de Djebba se recolectan en julio —un trabajo realizado tradicionalmente por las mujeres—, y desempeñan un papel muy importante en la economía local. Después de los higos, son la fruta que más se consume a nivel local y se venden en los mercados locales y nacionales, generando así unos ingresos considerables para la comunidad.
Los tomates también son un importante medio de subsistencia para los indígenas wixáritari de Mezquitic, un pequeño pueblo del estado mexicano de Jalisco. En esta zona montañosa, la tierra cultivable y los recursos para hacerla productiva son escasos y gran parte de la población del municipio vive en una situación de pobreza extrema.
En 2016, sin embargo, la FAO proporcionó a la comunidad local un invernadero de 200 metros cuadrados, un sistema de riego por goteo y un tanque de agua de 5 000 metros cúbicos. Esto ha permitido a la comunidad local ganarse la vida en su propia aldea en lugar de tener que recorrer varios kilómetros para trabajar como jornaleros en otras explotaciones agrícolas.
Ahora, la comunidad tiene ocho invernaderos llenos de hileras no solo de tomates, sino también de pimientos serranos y jalapeños, pepinos, coles, calabacines y judías verdes. Cuentan con suficientes alimentos para su propio consumo y para venderlos, lo que supone una fuente vital de ingresos.
Los tomates están repletos de nutrientes, vitaminas y antioxidantes. ©FAO/Riccardo De Luca
4) Contribución a la seguridad alimentaria
Algunos tipos particulares de tomate pueden sobrevivir incluso a temperaturas muy altas. Esto los hace fundamentales para la seguridad alimentaria, ya que aportan ingresos y son un alimento nutritivo para los agricultores cuando muchos otros cultivos fracasan. Partiendo de esta base, la FAO y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en colaboración con el Instituto de Investigación y Extensión Agrícola y Alimentaria de Mauricio, han desarrollado nuevas variedades de tomate aún más resistentes al calor utilizando tecnología nuclear.
En Mauricio, el tomate se cultiva en una superficie de 750 hectáreas y se obtiene una producción media anual de 11 000 toneladas. Sin embargo, cuando las temperaturas superan los 30 grados —como ocurre a menudo—, pueden causar estrés térmico en los cultivos de tomate, reduciendo el rendimiento hasta en un 80 %. Esto tiene un enorme impacto en los medios de subsistencia de los agricultores y en la seguridad alimentaria de la comunidad.
La FAO y el OIEA han estado ayudando a Mauricio con el desarrollo de nuevas variedades de tomates tolerantes al calor. En septiembre de 2019, se presentaron tres nuevas variedades de alto rendimiento que se distribuyeron a más de 100 agricultores, y la demanda sigue creciendo. Este es solo un ejemplo de cómo se usa la tecnología nuclear para desarrollar nuevas variedades de cultivos que son más resilientes al cambio climático y satisfacen las necesidades de las poblaciones en crecimiento.
En 2021 celebramos el Año Internacional de las Frutas y Verduras, pero nuestros esfuerzos para reivindicar estos prodigiosos alimentos no tienen por qué detenerse ahí. El tomate es un claro ejemplo de lo mucho que las frutas y verduras pueden hacer por nosotros, desde beneficios para la salud y los medios de vida hasta mejoras en la biodiversidad y la seguridad alimentaria.
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