¿Qué es la degradación forestal?
La degradación forestal es la reducción de la capacidad que tiene un bosque para suministrar bienes y servicios socioculturales y ambientales. Engloba un proceso de cambio que repercute negativamente en las características de un bosque (p.ej., madera en pie y biomasa, sumideros de carbono, biodiversidad, suelos y valores estéticos), y reduce el suministro de bienes y servicios. Este proceso de cambio es producto de las perturbaciones (si bien no todas las perturbaciones producen la degradación) que pueden variar en cuanto a magnitud, gravedad, calidad, origen y frecuencia. Estas perturbaciones pueden ser naturales (p.ej., incendios, tormentas, sequias, plagas y enfermedades) o causadas por el hombre (p.ej., la tala insostenible, especies exóticas invasoras no autóctonas, construcción de carreteras, minería, cultivos itinerantes, caza y pastoreo), o por una combinación de perturbaciones naturales y provocadas por el hombre. Estas últimas pueden ser intencionales, como las causadas por el aprovechamiento maderero o el pastoreo; e incluso no intencionales, como las causadas por la propagación de una especie exótica invasora. Existen también causas indirectas o subyacentes que producen la degradación forestal, entre otras, la pobreza, políticas inapropiadas y derechos de tenencia poco claros.
Los sistemas forestales conllevan siempre una gama inherente de estadios naturales de variación y de sucesión, por tanto las perturbaciones naturales, además de las inducidas por el hombre, no siempre producen la degradación. Ésta se da cuando la producción de un determinado bien o servicio forestal se mantiene constantemente por debajo de un valor establecido y está fuera del rango de variación que se podría esperar de la naturaleza.
Si bien es complejo definirla y medirla, la degradación forestal es un problema grave. Produce impactos adversos sobre los ecosistemas forestales y sobre los bienes y servicios que estos bosques suministran; por ejemplo, se considera una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) relacionados con la tierra. Se ha estimado que, en 2010, el 27 por ciento de los paisajes forestales de todo el mundo (unos 1 500 millones de ha) estaba degradado.
A menudo hay confusión entre los conceptos de deforestación y de degradación forestal. La deforestación se refiere a la pérdida del bosque a largo plazo, sin garantías de que dicho bosque se restablecerá por medio de la regeneración natural o de medidas silvícolas; su resultado es la disminución del área forestal. Por su lado, la degradación forestal no conlleva la reducción de una zona forestal, sino más bien a una disminución cualitativa de la condición del bosque. Sin embargo, la degradación forestal lleva con frecuencia a la deforestación en gran escala ya que los bosques degradados se convierten con mayor facilidad en terrenos agrícolas. La Figura 1 ilustra la continuidad de la degradación forestal y la deforestación.
¿Por qué se debe afrontar la degradación forestal?
¿Por qué se debe afrontar la degradación forestal?
Los bosques suministran una amplia gama de servicios. Por ejemplo, protegen los suelos de la erosión, regulan el régimen hídrico, capturan y almacenan el carbono, producen oxígeno, suministran agua limpia y hábitats, ayudan a reducir el riesgo de incendios (en las zonas tropicales) y producen productos forestales madereros y no madereros. Por tanto, la degradación forestal afecta adversamente a millones de personas que dependen total o parcialmente de los bienes y servicios forestales a escala local, y a miles de millones de personas que se benefician de los servicios forestales a escala regional o mundial. Específicamente para los propietarios de bosques y los gestores forestales, la degradación forestal es una amenaza directa a sus medios de vida, ya que reduce la productividad y la rentabilidad forestal y es una clara indicación de las prácticas insostenibles en los bosques que manejan.
Se ha estimado que más de 2 000 millones de ha de superficie forestal deforestada o degradada en todo el mundo tienen capacidad y factibilidad potencial para la restauración. La implementación de la gestión sostenible en estas áreas degradadas revertiría la tendencia de degradación, ayudaría a los paisajes forestales a recuperarse y restauraría los bienes y servicios forestales conexos. No solamente se repondría la capacidad productiva y la diversidad de los recursos forestales y terrestres, sino que también se producirían beneficios económicos, sociales y ambientales, incluyendo la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo.
La degradación se menciona explícitamente en el Objetivo 15 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a ser logrado en 2020, en los Objetivos Mundiales sobre los Bosques del Instrumento de las Naciones Unidas sobre los Bosques, y en las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
El acuerdo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) de reducir las emisiones de GEI de la deforestación y de la degradación forestal (conocido como REDD+) es una fuente potencial de incentivos para los países en desarrollo, que podrían utilizarse para reducir la degradación forestal (y las emisiones relativas de GEI) y para restaurar, o mejorar de otra manera, la gestión de los bosques (aumentando el secuestro de carbono forestal).
¿Cuál es el papel de los gestores forestales?
¿Cuál es el papel de los gestores forestales?
La degradación forestal es un problema mundial y se debería enfrentar a todos los niveles (local, subnacional, nacional e internacional). A menudo es consecuencia de una gestión insostenible de los bosques, de la excesiva explotación de los recursos forestales y de otros elementos ajenos a los factores específicos de las zonas forestales que están siendo manejadas. La degradación forestal se puede considerar como una señal para alertarnos sobre el hecho de que no se está logrando la gestión forestal sostenible (GFS).
Es difícil inducir la GFS cuando ésta no cuenta con las condiciones favorables, es decir políticas favorables, regímenes de gobernanza, instituciones, incentivos, reglamentos, tenencia, derechos, transparencia y compromiso de las partes interesadas. Los gestores forestales y de tierras pueden abogar por un entorno favorable para la GFS y pueden ser actores clave para detener y revertir la degradación forestal por medio de sus medidas a nivel local.
Lo más importante que pueden hacer los gestores forestales es apegarse a los principios de la GFS en sus enfoques de gestión, con el fin de garantizar que los usos y prácticas actuales mantengan y mejoren a perpetuidad los valores económicos, sociales y ambientales de los bosques y al mismo tiempo garanticen los medios de vida adecuados. Más concretamente, los gestores forestales deberían formular y aplicar planes de gestión sólidos, definir y respetar los límites del aprovechamiento maderero, monitorear y detectar las señales de degradación forestal y los impactos ambientales, y tomar las medidas apropiadas y oportunas para detener o revertir la degradación, incluso solicitando ayuda y apoyo técnico cuando sea necesario.
En los bosques bajo GFS, los gestores forestales deberían monitorear sistemáticamente las repercusiones de las prácticas de gestión y evaluar si están produciendo degradación (véase el módulo sobre Monitoreo de la gestión forestal). La GFS es un proceso dinámico, y los planes y prácticas de gestión forestal se deberían adaptar en el tiempo de conformidad con el monitoreo y evaluación y los continuos cambios en las condiciones económicas, sociales y ambientales (véase el módulo sobre Adaptación y mitigación al cambio climático).
Se puede afrontar mejor la degradación forestal con una visión exhaustiva enfocada en sus impulsores directos y subyacentes. El siguiente cuadro ofrece ejemplos de medidas técnicas que pueden contribuir a prevenir o a detener la degradación forestal.
Ejemplos de efectos no deseados que producen la degradación forestal | Ejemplos de medidas para contrarrestar la degradación forestal |
Reducción de la productividad de un sitio | - Modificar la actual corta anual permisible |
Regeneración limitada después del aprovechamiento maderero | - Echar a andar prácticas que ayuden a los bosques a recuperarse después del aprovechamiento maderero (p.ej., regeneración natural asistida, plantación de enriquecimiento) - Evitar la reducción de la población de cualquier especie arbórea hasta el grado en que sea imposible el auto-reemplazo (p.ej., mantener un número suficiente de semillas de árboles) - Modificar las prácticas de extracción maderera para evitar la degradación futura |
Erosión del suelo | - Aprovechamiento de impacto reducido - Abono con rastrojo para mejorar las condiciones del suelo - Medidas para mantener y mejorar el crecimiento de la cubierta vegetal del suelo |
Impacto sobre las poblaciones de vida silvestre | - Medidas para reducir el impacto de las actividades de extracción sobre la fauna local (p.ej., respetar los períodos de veda) - Mantener la conectividad entre los paisajes forestales - Planificación apropiada de usos de la tierra |
Presencia de plagas | - Garantizar la aplicación correcta de las buenas prácticas (p.ej., control de las vías de acceso – véase el módulo sobre Plagas forestales) |
Intrusiones en el bosque para la agricultura/ganadería | Las siguientes acciones podrían estar fuera del ámbito de los gestores forestales y podrían requerir la participación de otros gestores de tierra y partes interesadas: - Planificación del uso de la tierra - Promoción de prácticas sostenibles - Promoción de medios de vida alternativos - Aplicación de las leyes, sensibilización y creación de capacidad |
El módulo sobre Silvicultura en bosques naturales ofrece información adicional.
Cuando la degradación forestal es el resultado de causas naturales –como tormentas, sequias, plagas o incendios– los gestores forestales deberían perseguir el objetivo de aumentar la resiliencia de los bosques de tal forma que estén mejor preparados para eventos futuros. Esto se puede lograr, por ejemplo, manteniendo la biodiversidad en diferentes escalas forestales (p.ej., rodal, paisaje y región); aplicando la gestión integrada de incendios (principalmente reducción del riesgo y recuperación); aplicando la gestíon integrada de plagas; y (en los bosques plantados) seleccionando especies y variedades de árboles que probablemente tendrán capacidad de recuperación frente a condiciones futuras previstas (véase también el módulo sobre las Respuestas forestales en casos de desastres causados por la naturaleza y por conflictos humanos).
Los gestores forestales y de tierras pueden revertir la degradación por medio de la restauración y la rehabilitación de los paisajes forestales (véase el módulo sobre Restauración y rehabilitación de bosques) y por medio de una apropiada planificación del uso de la tierra.
Para lograrlo, de tal forma que sea eficiente para la comunidad y para el medio ambiente, tanto hombres como mujeres que se ocupan de la gestión forestal deben tomar en cuenta las cuestiones de género. En general, la degradación de los bosques afecta a hombres y mujeres de manera diferente. En las áreas rurales, por ejemplo, la vida de las mujeres depende fundamentalmente de la naturaleza, ya que tienen que mantener a su familia manejando y utilizando los recursos naturales (p.ej., las mujeres son las principales proveedoras en el hogar de alimentos, leña y agua para cocinar, calentar, beber e higiene en general). Las alteraciones del clima y de la biodiversidad producidas por la degradación forestal amenazan enormemente los medios de vida de las mujeres.
Al evaluar las condiciones del bosque y planificar un proyecto de reversión de la degradación, los gestores forestales deben tener presente las exigencias de las mujeres, además del papel que ellas tienen como mitigadoras de la degradación. Las mujeres tienen una relación más estrecha con los bosques y los árboles, y pueden reconocer los efectos no deseados de la degradación forestal, tales como el agotamiento del suelo, la reducción de la productividad y su regeneración, además de la presencia de plagas. Este conocimiento se puede aplicar para adoptar medidas de mitigación. Por ejemplo, el compostaje de los residuos de la cocina puede contribuir a enriquecer los suelos. En vista que las mujeres conocen los ciclos de vida de los árboles y de las plantas, son esenciales para la planificación del uso de la tierra, en especial cuando se trata de la cosecha sostenible, la conservación y el mantenimiento de las semillas.