La agroforestería es el término general utilizado para los sistemas y las tecnologías de uso de la tierra en los que se combinan deliberadamente plantas leñosas perennes (como árboles, arbustos, palmas o bambús) con cultivos agrícolas o animales en la misma parcela de tierra con algún tipo de disposición espacial y cronológica. La agroforestería se puede definir también como un sistema de manejo dinámico y ecológico de los recursos naturales que, bien a través de la integración de los árboles en las fincas y en los paisajes agrícolas o bien a través de la producción de productos agrícolas en los bosques, diversifica y sustenta la producción con objeto de incrementar los beneficios económicos, sociales y ambientales de los usuarios.
La agroforestería se practica desde hace muchos años en numerosas partes del mundo. Sus formas varían considerablemente de un paisaje a otro, de un país a otro y de una región a otra, en función de las necesidades y la capacidad de las personas, condiciones ambientales, culturales y socioeconómicas prevalecientes. Algunos de los sistemas agroforestales que se utilizan en todo el mundo son los barbechos mejorados, taungya (plantación de árboles entre cultivos), los huertos caseros, el cultivo en callejones, el cultivo de árboles y arbustos multipropósito en tierras agrícolas, la plantación en linderos, los bosquetes en fincas, los huertos y jardines arbolados, las plantaciones de árboles, las cortinas protectoras, los rompe vientos, los setos de conservación, los bancos de forraje, los sistemas silvopastoriles y la apicultura con árboles.
Los sistemas agroforestales son sistemas multifuncionales que pueden proporcionar una gran variedad de beneficios económicos, socioculturales y ambientales. La agroforestería puede ser especialmente importante para los pequeños agricultores ya que genera diversos productos y servicios en una zona de tierra limitada. No obstante, estos sistemas tienen también sus limitaciones, por lo que es necesario llevar a cabo un análisis minucioso antes de su introducción.
Beneficios económicos
Beneficios económicos
La finalidad de la mayor parte de los sistemas agroforestales es incrementar o mantener la producción y la productividad de los sistemas agrícolas, reducir los insumos y, en consecuencia, los costos de producción, así como diversificar la producción mediante el aprovechamiento de los árboles y otras especies leñosas perennes a fin de producir, por ejemplo, alimentos, forraje, madera, materiales de construcción y combustible de madera. Además, los sistemas agroforestales pueden ayudar a crear oportunidades para las pequeñas empresas forestales, contribuir a la reducción de la pobreza rural gracias al incremento de la producción en los predios agrícolas y los ingresos familiares, la creación de oportunidades de empleo, y disminuir el riesgo de un fracaso económico mediante el aumento de la diversidad de productos en los sistemas agrícolas.
Beneficios sociales
Beneficios sociales
Un aumento de la producción, la productividad y la diversidad de productos por medio de la agroforestería puede contribuir a mejorar la salud y la nutrición de la población pobre de las zonas rurales. La producción en finca de combustible, forraje y otros productos de los árboles, o recolectados de algún otro modo de otras fuentes fuera de las fincas, puede disminuir el tiempo y los esfuerzos necesarios para obtenerlos (disminuyendo a menudo la carga de trabajo sobre las mujeres) o ahorrar dinero si los productos se hubieran tenido que comprar. Cuando la oferta de trabajo cambia en los hogares o las comunidades (por ejemplo, debido a la emigración estacional de los hombres), la agroforestería ofrece opciones que permiten aprovechar al máximo los productos por insumo de trabajo. La perpetuación de las prácticas agroforestales tradicionales puede ayudar a mantener los vínculos sociales establecidos mediante acuerdos de ayuda mutua (como en el caso del cultivo migratorio).
Beneficios ambientales
Beneficios ambientales
Los sistemas agrofrestales pueden proporcionar una amplia variedad de servicios ambientales. Por ejemplo, pueden mejorar la fertilidad del suelo, proteger los cultivos y el ganado del viento, restaurar las tierras degradadas, mejorar la conservación del agua, limitar el desarrollo de las plagas y evitar la erosión del suelo. Si los sistemas agroforestales se diseñan y se gestionan de manera adecuada pueden contribuir a la conservación de la biodiversidad y la adaptación al cambio climático y su mitigación. Sin embargo, si se aprovechan de manera inadecuada, pueden provocar una disminución de la producción a consecuencia de la competencia entre los árboles y los cultivos.
La adopción y la aplicación apropiada de sistemas agroforestales requiere un buen conocimimiento de dichos sistemas y un modo de desarrollar conocimientos derivados de la experiencia. La difusión de las prácticas agroforestales y la prestación de apoyo a los agricultores son fundamentales para una aceptación eficaz de la agroforestería. Para desarrollar y ampliar los sistemas agroforestales tradicionales y mejorados es preciso un entorno propicio, como un régimen bien definido de tenencia de los árboles y tierras, un marco jurídico sólido, apoyo a las cadenas de valor para los productos agroforestales y la coordinación entre los diversos sectores interesados.