Los datos sobre el impacto de las guías alimentarias nacionales siguen siendo limitados, ya que muy pocos países realizan un seguimiento y una evaluación periódicos de los programas y políticas relacionados. La evaluación no solo es necesaria para "ver resultados" sino también para rendir cuentas, para ver qué funciona y qué no, y para respaldar la base de pruebas.

Cuando se evalúan las guías alimentarias, los resultados medidos dependerán del tipo y la duración de la intervención. Se puede elegir un conjunto de indicadores para medir los resultados a corto, mediano y largo plazo.

• Entre los indicadores a corto plazo se podrían incluir los cambios producidos en el conocimiento de los mensajes de las guías alimentarias por parte de la población, los profesionales sanitarios, los responsables de las políticas y la industria alimentaria, así como en sus actitudes hacia ellos.
• Entre los indicadores a medio plazo podrían figurar la mayor disponibilidad de los alimentos recomendados en las guías alimentarias y el mejor acceso a los mismos, los cambios en los hábitos de alimentación y en la práctica de actividad física, y el uso de las guías alimentarias como marco para la formulación de políticas y programas.
• Entre los indicadores a largo plazo podrían estar los cambios en la producción de alimentos tanto doméstica como comercial, las tendencias de disponibilidad y consumo, y la ingesta alimentaria. En algunos casos, los resultados relacionados con la salud, comprendidos los indicadores bioquímicos, pueden ser pertinentes para evaluar los programas sobre guías alimentarias.