La implementación de las guías alimentarias basadas en alimentos va más allá de la tradicional diseminación de mensajes al público a través de diferentes canales y medios. Para influir en la alimentación y, en última instancia, en el sistema alimentario, las guías alimentarias deben integrarse de forma coherente en las políticas y programas nacionales de alimentación, agricultura, educación y / o salud; ser aplicadas en diferentes sectores; e involucrar a una amplia gama de partes interesadas de gobierno, organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación, el sector privado y las comunidades.
Si bien muchos países han desarrollado guías alimentarias nacionales, los planes de implementación a menudo no son lo suficientemente exhaustivos, no están planificados desde el desarrollo y carecen del apoyo político y financiero necesario. Las guías alimentarias rara vez se evalúan, por lo que su impacto permanece desconocido. Por lo tanto, se deben dedicar más esfuerzos a su implementación y evaluación, con los gobiernos encabezando y asignando recursos para estos procesos.
Guías alimentarias: una herramienta programática y de políticas
Las guías alimentarias tienen el potencial de orientar e informar todas las políticas sectoriales que influyen en la alimentación y los sistemas alimentarios; y por lo tanto, ser parte de la estrategia de un país para mejorar la seguridad alimentaria, inocuidad alimentaria, nutrición y salud. Esto significaría, por ejemplo, que si las guías de un país recomiendan comer frutas y verduras todos los días, éstas deberían estar disponibles, ser accesibles y asequibles para la población destinataria. La recomendación de practicar la actividad física con regularidad debe respaldarse mediante la provisión de áreas adecuadas para que las personas realizen ejercicio.
Las guías alimentarias también se pueden utilizar para mejorar el entorno alimentario, por ejemplo utilizándose como base para establecer estándares para los alimentos ofrecidos en instituciones públicas (escuelas, lugares de trabajo, hospitales, cárceles, comedores sociales y restaurantes); guiando a la industria alimentaria para mejorar la calidad nutricional de sus productos para cumplir con las recomendaciones (por ejemplo, reducir el contenido de sodio, grasa y azúcar); o regulando la comercialización y venta de productos de bajo valor nutricional y alto en grasas, azúcar, sal y aditivos, particularmente los dirigidos a los niños.
Guías alimentarias: una herramienta educativa
Los proveedores de servicios de salud, los maestros, los periodistas, los agentes de extensión y otras personas que trabajan directamente con el público utilizan con frecuencia las guías alimentarias. Se necesitan intervenciones de educación nutricional específicas para empoderar a las personas y ayudarlas a desarrollar las capacidades necesarias para elegir y mantener dietas saludables a lo largo de sus vidas. Las intervenciones de educación nutricional pueden implementarse en escuelas, lugares de trabajo, centros de salud y comunidades.
Algunos países integran las guías alimentarias en programas nacionales más amplios de promoción de la salud y prevención de enfermedades. También pueden usar un enfoque de mercadeo social, implementando mensajes individualmente, por ejemplo, campañas de reducción de sal o promoción de frutas y verduras en los programas nacionales de Cinco días.
Desarrollo de capacidades
El desarrollo de las capacidades de los profesionales que trabajan directamente con el público - nutricionistas, profesionales de la salud y la educación -, así como aquellos que influyen en la disponibilidad, acceso y distribución de alimentos y el desarrollo de hábitos alimentarios - maestros de escuela, manipuladores de alimentos, la extensión agrícola y los agentes de protección social, es clave para la efectiva implementación de las guías alimentarias.
La inversión y la planificación para el desarrollo de capacidades deberían, idealmente, medirse desde el desarrollo de las guías, y ocurrir en paralelo con el plan de implementación.