Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe

Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios +4 (UNFSS+4)

Rumbo a la cumbre UNFSS +4

La Cumbre de Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas (UNFSS, por sus siglas en inglés) se celebró por primera vez en 2021 con el objetivo de transformar los sistemas agroalimentarios del mundo para que sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, como un esfuerzo para acelerar el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: Hambre Cero (ODS2). 

Ese mismo año, en América Latina y el Caribe nueve agencias de las Naciones Unidas constituyeron un Centro de Coordinación para brindar acompañamiento técnico a los países en el desarrollo e implementación de sus Hojas de Ruta Nacionales para la transformación de los sistemas agroalimentarios. 

El trabajo de la FAO

Desde la preparación de la primera reunión del UNFSS en 2021, en la región se realizaron 138 diálogos nacionales e independientes y FAO tuvo un rol facilitador y de liderazgo durante este proceso. Actualmente apoya la implementación de hojas de ruta en siete países de la Región: Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guyana, México, Panamá y Uruguay. Este 2025 FAO inició a apoyar el proceso de elaboración de la Hoja de Ruta de Cuba. Además, lideró el equipo interagencial de América Latina y el Caribe entre 2021 y 2023.

La Agencia Especializada de la ONU también ha contribuido al diseño y formulación de proyectos financiados por el Fondo ODS que buscan que los países se acerquen cada vez más al cumplimiento de los ODS. Logrando la aprobación de dos proyectos semilla en Costa Rica y El Salvador por 350 000 USD.

Así, la FAO es un socio técnico estratégico de los gobiernos para facilitar conocimientos, coordinar acciones y generar evidencia para avanzar en sistemas agroalimentarios más sostenibles, inclusivos y resilientes.

En 2025, la cumbre UNFSS+4 será un espacio para evaluar el progreso de los países hacia la transformación de los sistemas alimentarios, cuatro años después de su lanzamiento.

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Logros de los países en el marco de la UNFSS con apoyo de FAO

A lo largo de estos cuatro años de trabajo, la FAO ha trabajado de la mano de siete países de la región: Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guyana, México, Uruguay , sumando este 2025 a Cuba, acompañándolos en el proceso de transformación de sus sistemas alimentarios a través de la implementación de políticas públicas, adquisición de fondos, apoyo técnico en iniciativas de seguridad alimentaria y nutricional, avances en proyectos de resiliencia ante el cambio climático, apoyo al desarrollo de la agricultura familiar y el desarrollo de mercados urbanos, entre otros.

Costa Rica, El Salvador, Panamá

La FAO ha brindado apoyo en la formulación de proyectos para asegurar el financiamiento de iniciativas a través del Fondo ODS, que busca que los países se acerquen cada vez más al cumplimiento de los ODS. Así, se han asegurado financiamiento para iniciativas en Costa Rica y El Salvador, a través de proyectos semilla de 175 mil dólares en cada país. En Panamá, en tanto, se aseguró un Fondo ODS para una iniciativa de gobernanza y economía circular desde el que se apoya la agenda de transformación de sus sistemas alimentarios.

Uruguay, Costa Rica, Panamá, México, Ecuador 

En Uruguay, la FAO ha promovido una economía baja en carbono mediante un proyecto de ganadería climáticamente inteligente, y otras dos iniciativas sobre neutralidad en la degradación de tierra y transformación sostenible de la agricultura. 

A esto se suma el apoyo a Costa Rica a través del desarrollo e implementación de la Estrategia Nacional para la Carbono Neutralidad 2021-2050 que tiene como objetivo reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero; además, Costa Rica está implementando políticas innovadoras como la inclusión en el esquema de Pago por Servicios Ambientales (PSA) en el reconocimiento de la descarbonización de suelos agropecuarios.  

En Panamá, la FAO, con el apoyo financiero del GEF, apoyó en la promoción de la transformación de las prácticas productivas tradicionales hacia la adopción del Manejo Sostenible de la Tierra (MST) por parte de los productores, especialmente en los sectores de ganadería y agricultura.  

En Ecuador, de la mano de Fondos Climáticos (GEF, GCF, AF) se fortalecen capacidades territoriales para el manejo integrado de paisajes agro-productivos, con modelos de gestión y producción enfocados a la Neutralidad de la Degradación de la Tierra NDT, la restauración de ecosistemas y el manejo sostenible de cuencas hidrográficas. 

México por su parte impulsa una transformación climática desde los sistemas agroalimentarios con enfoque intersectorial y territorial. La FAO acompaña a SEMARNAT en el diseño participativo del Programa Nacional de Restauración Ambiental 2025–2030, que convierte la restauración ecológica en un eje estructural de los sistemas productivos, integrando gobernanza ambiental, financiamiento y sostenibilidad climática; asimismo, México ha presentado ante el GEF la propuesta de Política ganadera nacional libre de deforestación y bajas emisiones (2025–2029), centrada en trazabilidad, sostenibilidad ambiental y mecanismos financieros verdes.

Guyana, Uruguay, El Salvador, Ecuador

En Guyana se apoyó la implementación del proyecto piloto de alimentación escolar con producción local, cuyo objetivo es mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades escolares, ayudando a fortalecer la agricultura local y las prácticas de la cadena de suministro a nivel escolar para proporcionar comidas nutritivas a los niños y niñas en edad escolar.

En Uruguay, en tanto, FAO apoyó la realización de un diagnóstico institucional del Programa de Alimentación Escolar para lograr la implementación de la Metodología de Escuelas Sostenibles.

En El Salvador, en el marco del proyecto regional Food Coalition “Fortalecimiento de los Programas de Alimentación Escolar durante y después de la pandemia sanitaria”, se están llevando a cabo jornadas de capacitación sobre Tiendas y cafetines Escolares Saludables en apoyo al Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología y con la asistencia técnica y financiera de la FAO. Hasta la fecha, 1 279 personas han sido capacitadas.

En Ecuador, y como parte también del proyecto regional Food Coalition, acompañó el proceso de territorialización de los programas de alimentación escolar en municipios prioritarios. El programa incluyó la formación e implementación de las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (GABA) como mecanismo para acelerar la educación para entornos alimentarios saludables y culturalmente apropiados.

Ecuador, Guyana, México, Panamá

En Ecuador, se ha fortalecido la vinculación de los productores de la AFC, particularmente a jóvenes y a mujeres rurales, hacia circuitos alternativos de comercialización que garantizan el comercio justo y mejoran sus medios de vida al tiempo que contribuyen a asegurar la disponibilidad alimentaria para las poblaciones.

En Guyana, la agricultura familiar ha sido fortalecida a través del apoyo a organizaciones de productores, mejorando sus capacidades para brindar servicios a sus miembros y promover un entorno favorable al sector. A través del proyecto Organizaciones de Agricultores para África, el Caribe y el Pacífico - Acción en el Caribe, ocho organizaciones de agricultores que agrupan a unos 450 pequeños productores de seis regiones recibieron capacitación y apoyo institucional, contribuyendo así a mejorar los ingresos, los medios de vida y la seguridad alimentaria y nutricional en el país. 

México ha promovido marcos normativos e institucionales robustos para la agricultura familiar desde un enfoque participativo, territorial y de inclusión. En el marco del programa Mesoamérica Sin Hambre AMEXCID–FAO (2015–2024), se impulsaron transformaciones clave en Chiapas y Oaxaca. En Chiapas, se elaboró una tipología participativa de agricultura familiar y un informe jurídico nacional que fundamenta propuestas legislativas estatales. En Oaxaca, se diseñó el Plan Estatal de Agricultura Familiar Campesina con enfoque en mujeres, juventudes e inclusión étnica. Además, se promovieron estrategias de bioinsumos articuladas con la Hoja de Ruta Nacional de Bioinsumos (BM–FAO), fortaleciendo las capacidades institucionales desde lo local.

En Panamá, la FAO desarrolló un piloto de desarrollo de las capacidades digitales de las mujeres y hombres de la comarca indígena Ngäbe Buglé, donde se implementó un ecosistema territorial digital. Esta iniciativa permitió mejorar la comercialización y el acceso a mercados digitales a la comarca indígena Ngäbe Buglé, lo que se refleja en una mejora de la producción, mejora la calidad de vida, y la transformación hacia sistemas agroalimentarios más eficientes. Por otra parte, la FAO también ha apoyado en un sistema de registro digital de productores articulado con un sistema de extensión rural nacional (público y privado); con la plataforma digital de oferta servicios, con atención especial a la agricultura familiar e indígena de las Comarcas, contribuyendo así a afianzar la efectividad de los mecanismos de recuperación económica y resiliencia del sector agroalimentario.

Uruguay, El Salvador, Panamá

En Uruguay se realizó el desarrollo de una propuesta de manejo sostenible de residuos en el predio en la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) así como un diagnóstico de género sobre la institución rectora del mercado. 

En El Salvador, la FAO trabajó modelos de sistemas alimentarios urbanos, que permiten vincular la producción, transformación, consumo y comercialización de alimentos, en los Centros Urbanos de Bienestar y Oportunidades (CUBO) de Nejapa y Colonia IVU del distrito de San Salvador. También se realizó un modelo interactivo para educar a las familias sobre sistemas alimentarios sostenibles. La exposición incluyó huertos hidropónicos y acuapónicos, así como exhibiciones que simulan mercados, almacenamiento y preparación de alimentos, promoviendo prácticas de nutrición sostenible entre niñas, niños y sus familias, en consonancia con la hoja de ruta nacional.

En Panamá, con el apoyo financiero del SDG Fund se han implementado acciones que buscan generar modelos de gastronomía sostenible y economía circular, resaltando el rol de los mercados municipales como epicentros de vida en la comunidad y sostenibilidad. La iniciativa busca revolucionar la gestión de residuos en los mercados municipales, promoviendo prácticas de economía circular que generen beneficios ambientales, sociales y económicos.

Uruguay, Panamá y México

En Uruguay se realizó asistencia técnica a la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo y con recomendaciones técnicas al ámbito de coordinación departamental para la implementación de un Registro Único Nacional de Alimentos, Empresas y Vehículos.

En Panamá se dio apoyo al diseño del Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Secretaría Nacional.Adicionalmente, Panamá ha desarrollado una serie de talleres nacionales sobre el análisis de la situación alimentaria y nutricional de la población mayor de dos años; así como talleres regionales con participación de otros países, para intercambiar experiencias y conocer mejor las herramientas Diet Solve de la FAO, para la generación de guías alimentarias basadas en sistemas alimentarios.

México ha dado pasos clave para institucionalizar el derecho a la alimentación con enfoque sistémico y territorial. La FAO ha brindado asistencia técnica en la implementación de la Ley General del Derecho a la Alimentación Adecuada y Sostenible, una de las más avanzadas de América Latina. En ese marco, el proyecto GEF Sistemas Alimentarios, Pueblos Indígenas y Biodiversidad (2025–2030) contempla la instalación de consejos municipales alimentarios en territorios indígenas —Gran Nayar, Comcaac y Yoeme— como mandato legal aún pendiente, permitiendo probar modelos de gobernanza alimentaria con enfoque de derecho. Además, el proyecto Del anzuelo al plato (2023–2025), también financiado por el GEF, fortalece los marcos locales de gobernanza alimentaria en contextos costeros (Baja California, Nayarit y Quintana Roo) al articular pesca artesanal, transformación, trazabilidad, consumo saludable y participación comunitaria.

Más información de los países

Durante los últimos años, la FAO ha acompañado a Costa Rica en la transformación de los sistemas agroalimentarios, con un enfoque centrado en la equidad, la sostenibilidad y la resiliencia. Este proceso ha sido posible gracias al apoyo técnico y estratégico brindado por la FAO y al acceso a recursos clave, como el Fondo ODS, y el apoyo de la División de Sistemas Agroalimentarios e Inocuidad de los Alimentos (ESF), junto con la oficina nacional para la actualización, fortalecimiento y seguimiento de la hoja de ruta nacional para la transformación del sistema agroalimentario.

Uno de los hitos más importantes es la implementación del Programa Conjunto: “Empoderando comunidades en sistemas agroalimentarios sostenibles”, respaldado por el Fondo Conjunto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Joint SDG Fund), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Este programa es ejecutado en los cantones de Guatuso-Alajuela y Buenos Aires-Puntarenas, dos comunidades rurales con altas tasas de inseguridad alimentaria, malnutrición y bajo índice de desarrollo social.

Con el liderazgo de las agencias de las Naciones Unidas, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el Ministerio de Salud (MS) y los gobiernos locales, este programa une esfuerzos para garantizar que las comunidades sean las protagonistas de su propio desarrollo.

El programa ha permitido desarrollar estrategias con las comunidades, fortalecer la gobernanza local y desarrollar capacidades en prácticas agroproductivas sostenibles y promover hábitos alimentarios saludables en las familias. Además, ha impulsado la participación de mujeres, pueblos indígenas y juventudes, colocando sus voces en el centro del proceso transformador.

El financiamiento oportuno no solo ha sido esencial para activar estas iniciativas, sino también para contribuir con la implementación de la hoja de ruta de sistemas agroalimentarios que permite orientar la acción multisectorial a largo plazo. Esta hoja de ruta fortalece el vínculo entre las políticas nacionales y las necesidades de las comunidades, asegurando sostenibilidad y apropiación.

También, se ha colaborado con el Ministerio de Salud en la elaboración de una aproximación de la situación alimentaria y nutricional en los primeros mil días de vida en los pueblos indígenas, para realizar recomendaciones técnicas nutricionales y materiales comunicacionales de las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos ajustadas a su contexto. De este producto, se elaboran 23 mensajes para su divulgación en los pueblos indígenas y redes sociales.

La experiencia de Costa Rica demuestra que el financiamiento estratégico, vinculado a una planificación participativa y territorial, es clave para avanzar hacia sistemas agroalimentarios más justos, sostenibles e inclusivos. Gracias al trabajo conjunto con la FAO, el país está trabajando en transformar desafíos estructurales en oportunidades de desarrollo, salud y bienestar para las comunidades rurales.

Costa Rica ha trabajado de manera decidida en la transformación de sus sistemas agroalimentarios con una fuerte orientación hacia la sostenibilidad ambiental y la acción climática. Con el apoyo de la FAO, el país implementa acciones innovadoras vinculadas a la adaptación y mitigación del cambio climático, destacando la articulación de políticas, tecnologías y prácticas sostenibles en el territorio.

Una muestra de este compromiso es la Agenda Agroambiente con miras al 2030, impulsada por la FAO, la cual establece una hoja de ruta para integrar de forma articulada la gestión ambiental en el sector agroalimentario, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Asimismo, el país participa en el GEF 8, el cual se vincula directamente con la implementación del Plan Nacional de Descarbonización. A través de este mecanismo, y con el apoyo de la FAO, Costa Rica promueve acciones innovadoras orientadas a la adaptación y mitigación del cambio climático en el sector agrícola.

Este enfoque integral resalta la articulación entre políticas públicas, tecnologías sostenibles y prácticas territoriales, fortaleciendo las capacidades locales y asegurando una transición justa hacia modelos de producción más sostenibles.

Por otra parte, uno de los principales ejes del Programa Ampliación de la Ambición Climática en el uso de la Tierra y la Agricultura (SCALA), ejecutado por la FAO y el PNUD, con el apoyo del MAG y el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), es promover la implementación de acciones climáticas en el sector agropecuario.

En este marco, Costa Rica ha implementado un innovador piloto para la aplicación de los protocolos de RECSOIL, orientados a la recarbonización de los suelos agrícolas, clave para la salud del suelo, lograr la captura de carbono y mejorar la producción.

Por otro lado, Costa Rica está implementando innovadores esquemas para el reconocimiento de la recabornización de suelos agropecuarios dentro del mecanismo de Pago por Servicios Ambientales (PSA), en un proceso articulado con la institucionalidad del Estado y el sector privado. Esta estrategia permite incentivar la conservación y restauración ambiental, al tiempo que mejora los medios de vida de las productores y productoras.

En el sector ganadero, se trabaja en la certificación de carne bovina con trazabilidad, asegurando prácticas que reducen emisiones y promueven una ganadería baja en carbono. Esta transformación también fortalece el acceso a mercados diferenciados y sostenibles.

Además, se impulsa el proyecto del Corredor Seco en Guanacaste, que busca aumentar la resiliencia de las comunidades rurales ante la variabilidad climática, a través de prácticas agroecológicas, recuperación de suelos y acceso al agua.

En conjunto, estas acciones reafirman el compromiso del país con un modelo de desarrollo rural bajo en emisiones, resiliente al clima y centrado en el bienestar de las comunidades

En Ecuador, de la mano de Fondos Climáticos (GEF, GCF, AF) se fortalecen capacidades territoriales para el manejo integrado de paisajes agro-productivos, con modelos de gestión y producción enfocados a la Neutralidad de la Degradación de la Tierra NDT, la restauración de ecosistemas y el manejo sostenible de cuencas hidrográficas.

En Ecuador se ha fortalecido la vinculación de los productores de la AFC, particularmente a jóvenes y a mujeres rurales, hacia circuitos alternativos de comercialización que garantizan el comercio justo y mejoran sus medios de vida al tiempo que contribuyen a asegurar la disponibilidad alimentaria para las poblaciones.

En Ecuador, como parte también del proyecto regional Food Coalition, se acompañó el proceso de territorialización de los programas de alimentación escolar en municipios prioritarios. El programa incluyó la formación e implementación de las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (GABA) como mecanismo para acelerar la educación para entornos alimentarios saludables y culturalmente apropiados.

En materia de gobernanza, la FAO ha apoyado con asistencia técnica la actualización del Modelo de Sistemas Alimentarios Sostenibles (SAS) para el período 2024-2030, con el fin de avanzar en los compromisos globales de nutrición y seguridad alimentaria. Este proceso fue liderado por el Despacho de la Primera Dama (DPD). El Modelo de SAS constituye un marco de referencia nacional para las políticas, estrategias, programas y proyectos sectoriales con el propósito de garantizar la seguridad alimentaria de la población salvadoreña y mejorar su bienestar y calidad de vida. Retoma un proceso de gobernanza, monitoreo y seguimiento.

Adicionalmente, la FAO ha dado acompañamiento al Gobierno de El Salvador en la conformación de plataformas multisectoriales, bajo el liderazgo del Ministerio de Salud (MINSAL) y el DPD, con el propósito de posicionar la nutrición y seguridad alimentaria. (Plataforma de jóvenes, sociedad civil y embarazadas).

En el marco del proyecto regional Food Coalition “Fortalecimiento de los Programas de Alimentación Escolar durante y después de la pandemia sanitaria”, se están llevando a cabo jornadas de capacitación sobre Tiendas y Cafetines Escolares Saludables, en apoyo al Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología y con la asistencia técnica y financiera de la FAO. Estas jornadas son dirigidas a directores, docentes y administradores l de tiendas escolares tienen como objetivo fortalecer la implementación de la normativa de Tiendas y Cafetines Escolares Saludables, brindar alternativas alimentarias nutritivas, reducir la pérdida y desperdicio de alimentos y principalmente promover hábitos alimentarios saludables con la comunidad educativa. Hasta la fecha, 1279 personas han sido capacitadas, de los departamentos de Santa Ana, San Salvador y San Miguel.

La FAO en apoyo al Ministerio de Educación, contribuye a mejorar el acceso al agua en 11 centros educativos ubicados en la franja del corredor seco del país. Iniciativa que beneficia a más de 2 000 estudiantes, con una inversión superior a los 350 000 USD; contribuyendo de manera significativa a garantizar la inocuidad en el refrigerio escolar, a fomentar una cultura de uso responsable del agua y promueve entornos escolares más saludables y sostenibles, impactando en la nutrición, desarrollo y bienestar de la comunidad educativa.

La FAO, a través del proyecto “Mitigación de los impactos climáticos extremos inducidos por El Niño y la Niña en la agricultura y la seguridad alimentaria”, ha desarrollado un componente de capacitación para sensibilizar a las familias sobre el impacto de las emergencias en la salud y nutrición, especialmente de los grupos vulnerables. Este componente promueve acciones anticipatorias para proteger la seguridad alimentaria, como la identificación de especies resilientes al cambio climático, el cultivo de huertos familiares, la implementación de granjas de aves y el aprovechamiento de alimentos locales con alto valor nutricional.

En el marco del proyecto Interagencial SDGF- SAS se han realizado transferencias monetarias a 153 personas en Conchagua, La Unión, seleccionadas por su estado de inseguridad alimentaria y vulnerabilidad, priorizando hogares encabezados por mujeres, familias con niños y embarazadas o en período de lactancia. Los participantes también recibieron capacitación en educación financiera, nutrición, género, protección y mecanismos de retroalimentación comunitaria.

Como una estrategia de promoción de sistemas alimentarios sostenibles, a través de la cultura alimentaria y rescate de la biodiversidad de alimentos locales La FAO en apoyo al Despacho de la Primera Dama, Ministerio de Cultura y Ministerio de Agricultura y Ganadería ha desarrollado y difundido tres recetarios: "Recetario ancestral fase I" y "Sabores de la memoria", que destacan alimentos y preparaciones con alto valor cultural, nutricional y medioambiental de poblaciones indígenas y afrodescendientes de El Salvador, y "Especies resilientes al cambio climático para el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y nutricional de las familias salvadoreñas en el Corredor Seco", que promueve especies locales del Corredor Seco. Estos recetarios han sido socializados a nivel nacional con la participación de representantes indígenas, participantes de proyectos, funcionarios de gobierno y otros socios estratégicos.

Adicionalmente, en el marco del proyecto "Fomentando el empoderamiento económico de las mujeres y jóvenes rurales, para la mejora de la seguridad alimentaria y nutricional y la resiliencia” financiado por el Gobierno de Canadá, la FAO ha contribuido al fomento de iniciativas de emprendimientos en el sector agrícola y no agrícolas liderado por mujeres y jóvenes, y entrega de insumos (Capital semilla, materiales, equipos y asesoría) para el desarrollo del Plan de Negocio. Asimismo, al rededor de 4 000 personas están produciendo y consumiendo huevos, y a corto plazo 3 800 personas iniciarán a cosechar hortalizas en huertos familiares mientras 1 900 personas producirán frutas de manera intensiva.

Se ha comenzado el proceso de elaboración y diseño de una campaña comunicacional interagencial “por familias más saludables”, con el propósito de promover en las familias salvadoreñas prácticas alimentarias saludables, que contribuyan a la salud, nutrición y bienestar de todos los miembros del hogar.

La FAO y el Museo Tin Marín han implementado un modelo interactivo para educar a las familias salvadoreñas sobre sistemas alimentarios sostenibles, incluyendo huertos hidropónicos y acuapónicos, y exhibiciones que simulan mercados, almacenamiento y preparación de alimentos. Esta colaboración ha permitido adecuar el huerto, elaborar materiales didácticos, adaptar espacios educativos y formar guías del museo. Además, se desarrollan talleres de recetas sanas con los visitantes.

La exposición, a través de una visita guiada de nueve estaciones, muestra de manera lúdica y creativa el proceso alimentario completo, desde la preparación de la tierra, la producción, comercialización de alimentos, la deshidratación de productos para promover la reducción de desperdicios de alimentos, hasta la simulación del proceso de preparación de platillos saludables que pueden compartir en familia.

Además, la FAO ha implementado dos sistemas de producción de alimentos urbanos y periurbanos en los Centros Urbanos de Bienestar y Oportunidades (CUBO) de Nejapa y colonia IVU, San Salvador, que vinculan la producción, transformación, consumo y comercialización de alimentos. Esta estrategia diversificada incluye módulos acuapónicos y huertos colectivos para mejorar la disponibilidad, acceso y consumo de alimentos saludables, y se complementa con la formación de lideresas, líderes, familias, niñas y niños a través de la "Escuela de sembradores".

En apoyo a la agenda de alimentación escolar, la FAO ha ayudado a Guyana a través del desarrollo del proyecto Agricultura sensible a la nutrición y protección social, un programa piloto de alimentación escolar con producción local cuyo objetivo fue fortalecer la alimentación escolar comunitaria en Guyana y contribuyó a reforzar la agricultura local y las prácticas de la cadena de suministro a nivel escolar para ofrecer comidas nutritivas a los niños y niñas.

El proyecto se implementó en dos escuelas primarias ubicadas en comunidades del interior: Wauna (Región Uno) y Nappi (Región Nueve). Estas escuelas están implementando actualmente el programa de comidas calientes comunitarias del Ministerio de Educación. El objetivo principal del proyecto fue demostrar cómo se pueden promover dietas saludables y nutritivas para más de 800 estudiantes de las escuelas comunitarias, al tiempo que se apoya a las economías locales. El proyecto ayudó a establecer vínculos más sólidos entre el programa de alimentación escolar y el sistema alimentario local, beneficiando a los agricultores y las comunidades, además de mejorar las dietas en las escuelas.

A través del Programa de Cooperación Sur-Sur con China, la FAO lideró la implementación de tecnologías de agricultura de precisión para mejorar la producción de arroz, uno de los sectores agrícolas más importantes de Guyana. Actualmente, veinte funcionarios de la Junta de Desarrollo del Arroz de Guyana (GRDB, por sus siglas en inglés) están certificados como pilotos de drones y analistas de datos.

Además, más de 500 agricultores se han beneficiado de las capacitaciones a través del Programa de Escuelas de Campo para Agricultores, aprendiendo a recopilar y analizar datos de campo utilizando drones y Sistemas de Información Geográfica (SIG). Para garantizar la sostenibilidad de esta iniciativa, la GRDB ha establecido una unidad dedicada a proporcionar servicios gratuitos de monitoreo con drones y capacitación a todos los productores de arroz. Estas tecnologías están mejorando la toma de decisiones en el cultivo de arroz, permitiendo una gestión más eficiente del agua, el control de plagas y la estimación de rendimientos.

La FAO ha apoyado, junto a otras agencias del Sistema de Naciones Unidas y la Alcaldía de Panamá, el proyecto de “Transformación Sostenible de Mercados Municipales”, financiado por el Fondo Conjunto para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG Fund), que busca generar modelos de gastronomía sostenible y economía circular, resaltando el rol de los mercados municipales como epicentros de vida en la comunidad y sostenibilidad.

La iniciativa busca revolucionar la gestión de residuos en los mercados municipales, promoviendo prácticas de economía circular que generen beneficios ambientales, sociales y económicos, con tres objetivos concretos: reducir en un 10% los residuos enviados a vertederos; producir 150 kg mensuales de compost; y alcanzar una participación del 25% en reciclaje y compostaje entre vendedores y ciudadanía.

Panamá, con el apoyo de la FAO, está trabajando en la actualización de sus guías alimentarias, utilizando el modelo de Guías Alimentarias basadas en Sistemas Alimentarios (GABSA), que integra dimensiones nutricionales, socioculturales, económicas, ambientales y productivas.

Este modelo ha sido fortalecido con la capacitación en la herramienta Diet Solve de la FAO, así como con los análisis situacionales y de contexto que se han generado entre la FAO y el Ministerio de Salud de este país.

Como resultado de estas acciones, Panamá se adhirió a la primera Comunidad de Práctica de GABSA de América Latina y el Caribe, que cuenta con la facilitación de la FAO.

La FAO ha trabajado con el Gobierno de Panamá en acciones para fortalecer el manejo sostenible de la tierra y restauración de paisajes productivos en las cuencas hidrográficas de este país, lo que a su vez contribuye a las Metas Nacionales de Neutralidad en la Degradación de la Tierra (NDT).

Con estas acciones, financiadas por el GEF, en el país se ha impulsado la implementación de fincas demostrativas y prácticas de agricultura y ganadería climáticamente inteligente. También se ha fortalecido en la producción de abono orgánico, la restauración de cientos de hectáreas de tierra y otras acciones que contribuyen activamente a la captura de carbono y la protección de fuentes de agua.

La FAO, con el financiamiento del Gobierno de China, ha apoyado a Panamá en el fortalecimiento de la Agricultura Familiar mediante acciones de implementación de ecosistemas digitales en comunidades indígenas, de vocación agrícola, de difícil acceso.

Además, la FAO ha apoyado a Panamá en un sistema de registro digital de productores; con una plataforma digital de oferta servicios, beneficiando a la agricultura familiar e indígena de las Comarcas, contribuyendo así a afianzar la efectividad de los mecanismos de recuperación económica, resiliencia y sostenibilidad del sector agroalimentario.

México impulsa una transformación climática desde los sistemas agroalimentarios con enfoque intersectorial y territorial. A través del TCP Ambiental (2024–2025), la FAO acompaña a SEMARNAT en el diseño participativo del Programa Nacional de Restauración Ambiental 2025–2030, que convierte la restauración ecológica en un eje estructural de los sistemas productivos, integrando gobernanza ambiental, financiamiento y sostenibilidad climática.

Asimismo, México ha presentado ante el GEF la propuesta de Política ganadera nacional libre de deforestación y bajas emisiones (2025–2029), centrada en trazabilidad, sostenibilidad ambiental y mecanismos financieros verdes. El piloto se implementará en Campeche, la península de Yucatán y Veracruz, con participación de SADER, SEMARNAT, Hacienda, Bienestar, INEGI y FIRA, como modelo de coherencia de políticas.

México ha promovido marcos normativos e institucionales robustos para la agricultura familiar desde un enfoque participativo, territorial y de inclusión. En el marco del programa Mesoamérica Sin Hambre AMEXCID–FAO (2015–2024), se impulsaron transformaciones clave en Chiapas y Oaxaca.

En Chiapas, se elaboró una tipología participativa de agricultura familiar y un informe jurídico nacional que fundamenta propuestas legislativas estatales. En Oaxaca, se diseñó el Plan Estatal de Agricultura Familiar Campesina con enfoque en mujeres, juventudes e inclusión étnica. Además, se promovieron estrategias de bioinsumos articuladas con la Hoja de Ruta Nacional de Bioinsumos (BM–FAO), fortaleciendo las capacidades institucionales desde lo local.

México ha dado pasos clave para institucionalizar el derecho a la alimentación con enfoque sistémico y territorial. La FAO ha brindado asistencia técnica en la implementación de la Ley General del Derecho a la Alimentación Adecuada y Sostenible, una de las más avanzadas de América Latina.

En ese marco, el proyecto GEF Sistemas Alimentarios, Pueblos Indígenas y Biodiversidad (2025–2030) contempla la instalación de consejos municipales alimentarios en territorios indígenas —Gran Nayar, Comcaac y Yoeme— como mandato legal aún pendiente, permitiendo probar modelos de gobernanza alimentaria con enfoque de derecho.

Además, el proyecto Del anzuelo al plato (2023–2025), también financiado por el GEF, fortalece los marcos locales de gobernanza alimentaria en contextos costeros (Baja California, Nayarit y Quintana Roo) al articular pesca artesanal, transformación, trazabilidad, consumo saludable y participación comunitaria. Ambas iniciativas conectan la legislación nacional con modelos participativos y replicables de gestión alimentaria.

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Respecto de cambio climático, la FAO ha promovido una economía baja en carbono mediante un proyecto de ganadería climáticamente inteligente, y otras dos iniciativas sobre neutralidad en la degradación de tierra y transformación sostenible de la agricultura. En la preservación del ambiente se ha promovido la ejecución de un proyecto para el fortalecimiento de la Gestión de Plásticos y Plaguicidas e iniciativas programáticas con el apoyo de consultorías a diversos instrumentos de política pública tales como la Estrategia Nacional de biodiversidad, la Estrategia Nacional de Perdidas y Desperdicios de Alimentos y el Plan nacional de Bioinsumos, entre otros.

En apoyo a la agenda agropecuaria de Uruguay, la FAO ha colaborado activamente con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca en diversas iniciativas clave, como la elaboración del Plan Nacional de Género en las Políticas Agropecuarias, un proyecto de comunicación sobre conciencia agropecuaria y el Plan Nacional de Riego Agrícola, entre otras acciones estratéicas.

Asimismo, junto al Ministerio y al Instituto Nacional de Carnes, la FAO coorganizó la primera Conferencia Regional para la Transformación Sostenible de la Ganadería en América Latina y el Caribe. Este encuentro se centró en promover sistemas ganaderos más innovadores, resilientes y eficientes, con menor impacto ambiental y mayor capacidad de ofrecer alimentos sanos y accesibles, alineados con los cuatro pilares de la transformación de los sistemas agroalimentarios: mejor producción, mejor nutrición, mejor medio ambiente y una vida mejor.

La FAO apoyó con un diagnóstico institucional del Programa de Alimentación Escolar para la implementación de la Metodología de Escuelas Sostenibles en Uruguay.

Además, para mejorar el monitoreo y evaluación de la Seguridad Alimentaria y nutricional, se realizó un proyecto de elaboración de una encuesta de consumo real de alimentos a nivel nacional. También se apoyó técnicamente para la elaboración de la medición nacional de la Inseguridad alimentaria y se apoyó con una capacitación a funcionarios de salud pública en evaluación de riesgos en empresas elaboradoras de alimentos.

En el ámbito de mercados urbanos, FAO apoyó el desarrollo de una propuesta de manejo sostenible de residuos en el predio en la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) así como un diagnóstico de género sobre la institución rectora del mercado.

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2021

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María Elena Álvarez
Santiago, Chile   

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