Burundi: incorporar integración, sostenibilidad y eficiencia en la agricultura

La FAO apoya el crecimiento de la agricultura sostenible a través de las Escuelas de Campo para Agricultores.

Datos clave

Alimentar a una población mundial en rápido aumento significa que la producción de alimentos debe hacerse de manera más eficiente y sostenible. Por lo tanto, es imprescindible utilizar menos insumos para lograr mayores rendimientos. El verdadero desafío no sólo radica en aumentar la producción, sino también en alcanzar este objetivo en un contexto de cambio climático y degradación de los recursos naturales como son la tierra fértil, el agua dulce y la biodiversidad. En Burundi -donde una creciente población vive de una superficie de tierra limitada, a menudo dividida en pequeñas parcelas- el aumento de la producción alimentaria significará centrarse en la integración y la eficiencia de los sistemas agrícolas, en lugar de simplemente añadir nuevas tierras de cultivo.

El “Proyecto integrado para fortalecer los medios de vida en las provincias de Ngozi y Mwaro a través de la intensificación agrícola sostenible y eficiente” está logrando importantes resultados en tres cuencas hidrográficas en Burundi. El proyecto funciona a través de las Escuelas de Campo para Agricultores (ECAs) y consiste en ayudar a las comunidades que viven en estas cuencas a gestionar de forma más adecuada sus tierras y mejorar sus medios de producción de alimentos y la nutrición.

Sobre la base de las buenas prácticas agrícolas de diferentes áreas, el proyecto tiene como objetivo intensificar la producción agrícola de manera sostenible, con el objetivo de reducir la inseguridad alimentaria, la malnutrición y la pobreza.

Por ejemplo, los sistemas de acuicultura y agricultura integradas establecidos en la provincia de Mwaro ofrecen la oportunidad de producir diversos cultivos, peces y ganado menor en un área relativamente pequeña, mientras aumenta la disponibilidad de alimentos nutritivos. El estiércol fertiliza los estanques, lo que mejora la producción piscícola, a la vez que se reducen las necesidades de pienso. Estas actividades se llevaban a cabo antes por separado, pero ahora se combinan y refuerzan mutuamente.

Las oportunidades de diversificación de ingresos, como la cría de peces y de cerdos, una producción agrícola más eficaz y orientada al mercado, y las actividades especializadas, como el cultivo de hongos, ofrecen a los agricultores medios para obtener ingresos adicionales y, al mismo tiempo, mejorar su acceso a las tan necesarias proteínas, vitaminas y minerales. Como parte del proyecto, se establecieron microhuertos en áreas urbanas y periurbanas para unas 200 familias, ofreciendo a los pequeños campesinos la oportunidad de producir pese a la muy limitada disponibilidad de tierras.

Otro hito ha sido el refuerzo de las técnicas de control de erosión y estabilización de cuencas utilizando prácticas forestales integradas, gramíneas forrajeras perennes y el mapeo de tierras. Los campos de los agricultores -protegidos de la erosión- se han sembrado con semillas mejoradas de cultivos básicos como maíz, frijoles, soja y papas. La comunidad ha multiplicado y plantado más de 49 000 plantones de árboles frutales, incluyendo aguacate y ciruela japonesa.

Tanto hombres como mujeres reciben capacitación y ayuda para gestionar su producción a través de las Escuelas de Campo para Agricultores. Estos grupos autoidentificados están dirigidos por un facilitador con el objetivo de aumentar el desarrollo de capacidades mediante la formación y la investigación comunitaria, abordando específicamente las necesidades de las mujeres campesinas. El desarrollo de capacidades en la producción agrícola sostenible incluye técnicas de compostaje, cultivo de hongos comestibles, gestión de estanque de peces y control de la erosión.

¿Qué sigue?
Para promover aún más la intensificación sostenible y la diversificación, los agricultores han recibido cabras, que suponen una valiosa fuente de alimento, mientras que su estiércol mejora la salud del suelo. Es importante destacar que la comunidad va a distribuir la primera generación de la progenie de las cabras a las familias más vulnerables. Este fondo rotatorio denominado “cadena de solidaridad”, que ya está establecido en Burundi, refuerza la cohesión de la comunidad y supone una red de seguridad social. El proyecto también trabajará en apoyo de la estrategia nacional de cría de cabra para asegurar la continua disponibilidad de un sólido patrimonio genético. También se fomentará el uso de forraje de alta calidad dentro de las actividades de protección y control de la erosión de las cuencas hidrográficas. Las gramíneas de crecimiento rápido y los árboles agroforestales que protegen el suelo se utilizan como forraje para las cabras.

La seguridad alimentaria y la nutrición de la comunidad en general se fortalecerán aún más mediante la sensibilización y promoción de la microhuertos, así como a través de la educación nutricional en las zonas rurales, urbanas y peri-urbanas.

Todas las actividades se llevan a cabo en colaboración con los proyectos existentes, incluidos proyectos de horticultura urbana y periurbana de la FAO y Urbana y el proyecto Scaling-up nutrition (SUN, por sus siglas en inglés). Se están produciendo materiales y ofreciendo formación con el fin de incorporar el enfoque en la nutrición en la Oficina de la FAO, los facilitadores de las ECAs, y educadores que trabajan con los huertos escolares. De esta manera, el proyecto asegura que los resultados calen dentro de la comunidad, y el impulso haga que estas técnicas integradas lleguen a más personas. 

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