La evaluación de impacto ayuda a los agricultores en Asia y América Latina a adaptarse al cambio climático

La FAO proporciona datos sobre los efectos del cambio climático para la configuración de políticas agrícolas

Datos clave

El cambio climático está afectando a la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de la población rural en todo el mundo. Sin embargo, cuando se trata de desarrollar políticas para abordar sus impactos, los responsables de la toma de decisiones no suelen tener acceso a los datos sobre los efectos del cambio climático. En este sentido, cuando se ejecutan actividades de proyectos sobre adaptación al cambio climático, frecuentemente se carece de información sobre las vulnerabilidades específicas de cada país. Para llenar estos vacíos de información, la FAO dio inicio al proyecto de Análisis y mapeo del impacto del cambio climático para la adaptación y la seguridad alimentaria (AMICAF, por sus siglas en inglés), financiado por el Ministerio de Agricultura, Bosques y Pesca de Japón. La primera fase de AMICAF fue lanzado en Filipinas y Perú. También se está llevando adelante actualmente en Indonesia y Paraguay.

En los primeros días de la Escuela de Campo para Agricultores en la región de Bícol, en Filipinas, los agricultores locales aprendieron sobre  el “súper arroz verde”, una variedad de este cereal resistente al clima, que puede tolerar inundaciones, sequías y el aumento de la salinidad del agua.

Esta es una de las actividades de adaptación al cambio climático que la FAO, junto con Japón, ha puesto en práctica en Filipinas como parte del proyecto AMICAF.

El objetivo de este proyecto es proporcionar a los responsables de las políticas nacionales evidencias de los efectos del cambio climático, para que de esta manera puedan tomar decisiones de planificación y de inversión más estratégicas. Este proyecto también está implementando escuelas de campo de agricultura climáticamente inteligente como parte de sus actividades en los países asiáticos. En las escuelas de campo de Filipinas, 500 agricultores aprendieron sobre las variedades de arroz resistentes al clima y nuevas técnicas de manejo de los cultivos que equilibran el uso de la tecnología con la sostenibilidad del medio ambiente.

“Los escuelas de campo para una agricultura climáticamente inteligentes han permitido a los agricultores comprender mejor las interacciones entre el cultivo y el clima, y al mismo tiempo tomar decisiones informadas, incluyendo la adopción de variedades tolerantes a la presión del clima y otras prácticas agrícolas que reducen los riesgos asociados con los fenómenos extremos y otros peligros relacionados con el clima”, explica Lawrence Alvina, coordinador local del Departamento de Agricultura de la Escuela de Campo de Filipinas.

El proyecto de AMICAF, pilotado en las Filipinas y Perú, pretende llenar el vacío de información que existe sobre el impacto del cambio climático en el terreno y las decisiones de los responsables de políticas en los gabinetes ministeriales de los gobiernos. Muchas veces, los países no tienen evidencia local específica fácilmente disponible para elaborar políticas que afectan a los medios de vida y la seguridad alimentaria. Este proyecto de análisis, a través del sistema de modelos llamado MOSAICC, apoya a los países en la  recopilación de información para comprender los impactos específicos del cambio climático en la agricultura local y además ayuda a desarrollar la capacidad de los países para llevar a cabo estos análisis más allá de la vida del proyecto mismo.

“Este proyecto evalúa el impacto del cambio climático en la agricultura utilizando las herramientas del sistema de modelos en todo el país”, dice Hiroki Sasaki, coordinador del Proyecto de AMICAF. “Los resultados de esta evaluación con un enfoque ‘arriba-abajo’ son analizados en combinación con los de un enfoque socioeconómico de ‘abajo-arriba’ a nivel local”, añadió Sasaki.

En Perú, por ejemplo, el MOSAICC predijo que, en general, el cambio climático reducirá el rendimiento de la patata, guisantes, cebada, maíz rico en almidón, trigo y frijol en la región andina para el 2050. Ayacucho sería uno de los departamentos más afectados, tal y como proyecta el análisis de modelos una disminución significativa en los rendimientos de uno de los principales cultivos para la seguridad alimentaria. Los modelos econométricos también revelaron que la vulnerabilidad de los hogares en temas de seguridad alimentaria está determinada por factores estructurales. “Los resultados confirman la necesidad de fortalecer los programas sociales y el desarrollo rural territorial para abordar el cambio climático”, dice Julio Postigo, director de AMICAF en Perú.

En Filipinas, el análisis de modelos predijo que habrá un aumento general de las precipitaciones en el período de lluvias. Al conocer este tipo de información con anticipación, los agricultores pueden ajustar los tiempos para sus cultivos y métodos de siembra para procurar proteger el rendimiento de la cosecha ante los cambios del clima. En los países propensos a los desastres naturales como Filipinas, el Proyecto de Análisis y mapeo del impacto del cambio climático para la adaptación y la seguridad alimentaria demuestra que la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos sólo aumentará, lo que hace de vital importancia que los agricultores aprendan técnicas para mitigar estas crisis.

“El cambio climático es una realidad y los agricultores ya están sintiendo su efecto en sus tierras de cultivo”, afirma Hideki Kanamaru, oficial de apoyo técnico principal del Proyecto AMICAF. “Los sistemas agrícolas tendrán que ser transformados a una agricultura climáticamente inteligente. “El enfoque AMICAF es un componente clave de la respuesta estratégica que la FAO da a uno de los mayores desafíos de nuestros tiempos”, concluyó Kanamaru.

A través de nuevas técnicas aprendidas en las escuelas de campo o el uso de diferentes variedades de cultivos, la FAO está ayudando a aumentar la resiliencia de los medios de vida contra los desastres y cambios climáticos.

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La segunda fase del proyecto se inició en 2015 en Indonesia y Paraguay, y seguirá con el enfoque de la Cooperación Sur-Sur (CSS): Perú compartirá el conocimiento aprendido con Paraguay y Filipinas hará lo mismo con Indonesia.

La FAO está fomentando la capacidad técnica de Paraguay para mapear los impactos locales del cambio climático. Los participantes de diferentes instituciones, como el Ministerio de Agricultura y Ganadería, la Dirección de Meteorología e Hidrología, la Secretaría del Medio Ambiente, la Secretaría Técnica de Planificación e institutos de investigación, se unieron a los seminarios sobre cambio climático, hidrología y tecnología de la información.

En Indonesia, la FAO está apoyando las escuelas de campo para la agricultura inteligente con respecto al clima dirigidas por la Agencia Indonesia de Meteorología, Climatología y Geofísica (BMKG, por sus siglas en inglés), proporcionando resultados de las proyecciones climáticas y análisis relacionados. A través de la información climática, estas escuelas de campo para agricultores enseñan a los agricultores, técnicas experimentales, explicaciones simples y discusiones activas sobre temas tales como los procesos de formación de nubes y la lluvia, y el conocimiento indígena en agricultura y calendarios de cultivos. Con esta información, los agricultores pueden aprender a adaptarse a las variaciones dadas por el cambio climático.

Pudji Setyani, oficial de la Agencia Indonesia BMKG, explicó que se espera que las escuelas de campo faciliten a los agricultores el conocimiento sobre los patrones de siembra futuros, para que puedan ajustar sus períodos de siembra en base a los posibles cambios derivados de la información obtenida sobre los cambios climáticos y añadió que estas escuelas además de los servicios de extensión agrícola pueden ayudar “a guiar a los agricultores a adaptarse al cambio climático y a mantener una producción óptima a pesar de que el clima esté cambiando”.

Los responsables de la toma de decisiones, por otra parte, tendrán la información que necesitan, tales como las proyecciones futuras locales en los rendimientos de los cultivos y la disponibilidad de agua para riego, para implementar políticas de adaptación basadas en la evidencia que apoye los medios de vida y la seguridad alimentaria de sus pueblos.

A través de las evaluaciones de impacto y la iniciativa de Cooperación Sur-Sur, la FAO y el Gobierno de Japón esperan fomentar la capacidad en un mayor número de países mediante la  implementación de este tipo de sistemas de modelos.

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