El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2022

Parte 4 Cuestiones emergentes y perspectivas

Adaptaciones de la pesca y la acuicultura al cambio climático

Introducción

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) reiteró la aceleración del calentamiento mundial en el sexto informe de evaluación (IPCC, 2021), destacando que el aumento del calentamiento ha causado cambios irreversibles. En el Pacto de Glasgow sobre el Clima (CMNUCC, 2021) resultante de la 26.ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26 de la CMNUCC) (Recuadro 30) se destaca la urgente necesidad de una acción basada en los océanos, y en los debates sobre el cambio climático se reafirmó la gran capacidad de los ecosistemas acuáticos para almacenar carbono. Estos reconocimientos exigen un fortalecimiento y una aceleración de la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos en la pesca y la acuicultura en función de la evolución que determina progresivamente los diálogos internacionales sobre el clima. A lo largo de los años, los debates mundiales sobre el clima relativos a la pesca y la acuicultura han sido respaldados por orientación de la FAO en materia de adaptación (Poulain, Himes-Cornell y Shelton, 2018); en esta sección se destacan cinco prioridades para impulsar medidas sobre el terreno relacionadas con la adaptación de la pesca y la acuicultura que pueden contribuir de manera significativa a la transformación azul5.

RECUADRO 30 ASPECTOS MÁS DESTACADOS DEL PACTO DE GLASGOW POR EL CLIMA

La 26.ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) (COP 26) se celebró del 31 de octubre al 13 de noviembre de 2021 en Glasgow (Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte). En el documento final, el Pacto de Glasgow por el Clima1, se abordaron cuestiones y desafíos en siete esferas orientadas a la acción. Se hizo un hincapié sin precedentes en la adaptación, poniendo de relieve la urgencia de ampliar las medidas de adaptación. También se instó a los países desarrollados a incrementar significativamente en relación con los niveles de 2019 su suministro colectivo de fondos de adaptación a los países en desarrollo para 2025. Ello resulta esencial en vista del actual déficit de financiación para la adaptación, que ha empeorado a raíz del aumento del endeudamiento de los países en desarrollo como consecuencia de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19).

Por lo que se refiere a la mitigación, en el Pacto de Glasgow por el Clima se reconoció que limitar el calentamiento global a 1,5 °C exigía reducciones rápidas, profundas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Se pedía a los países que volvieran a examinar y fortalecieran las metas de 2030 en sus contribuciones determinadas a nivel nacional según fuera necesario a fin de ajustarse al objetivo del Acuerdo de París relativo a la temperatura para finales de 2022.

Abordar la pérdida y los daños constituyó otra cuestión crítica en la COP 26 y fue objeto de especial atención por parte de los países en desarrollo. En el Pacto de Glasgow por el Clima se instaba a los países desarrollados a proporcionar fondos destinados a la asistencia técnica en el marco de la Red de Santiago existente. También se establecía el Diálogo de Glasgow con el fin de debatir mecanismos de financiación de actividades que abordaran la pérdida y los daños.

En el Pacto de Glasgow por el Clima, los países reconocieron la interdependencia del cambio climático y la pérdida de biodiversidad y la función esencial de proteger, conservar y restaurar la naturaleza y los ecosistemas. Se hizo hincapié en los océanos en la medida en que en la COP 26 se exhortó a los programas de trabajo y los organismos constituidos en virtud de la CMNUCC pertinentes a que estudiaran la manera de integrar y fortalecer las medidas basadas en los océanos en sus mandatos y planes de trabajo existentes, así como a que informaran sobre estas actividades por conducto de los procesos de notificación existentes. Los países acordaron fortalecer las medidas basadas en los océanos y mantener los diálogos anuales sobre los océanos en 2022.

La FAO tomó parte activa en múltiples actos de la COP 26, con lo cual garantizó que la pesca y la acuicultura se abordaran en el marco de la CMNUCC. También aprovechó la oportunidad para reforzar su voluntad de seguir ayudando a los países a lograr de manera colectiva la sostenibilidad y la resiliencia ante el cambio climático en la pesca y la acuicultura en colaboración con asociados del sistema de las Naciones Unidas, la comunidad marítima y el sector privado.

Incorporación del cambio climático en la ordenación de la pesca y la acuicultura

El mayor volumen de datos objetivos sobre las repercusiones del cambio climático en los ecosistemas acuáticos requiere la consideración explícita de factores de perturbación climática en la ordenación de la pesca y la acuicultura, así como un vínculo más firme entre los planes de adaptación y las medidas de ordenación o desarrollo. Para lograr este fin, el sector se beneficiaría del paso a enfoques de gestión flexibles y adaptativos que permitirían realizar ajustes permanentemente a medida que se detectaran las repercusiones climáticas. Generalmente, los ciclos de ordenación, según se establece en la orientación de la FAO, tendrían que incluir más circuitos de retroalimentación para responder a los cambios de manera oportuna y acortar el ciclo de ordenación a fin de permitir la adaptación a las condiciones cambiantes (Figura 68).

FIGURA 68CICLOS DE GESTIÓN ADAPTATIVA QUE MUESTRAN UN CIRCUITO DE RETROALIMENTACIÓN ADICIONAL PARA ABORDAR LA NATURALEZA DINÁMICA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

FUENTE: Adaptado de FAO. 2003. La ordenación pesquera. 2. El enfoque de ecosistemas en la pesca. Orientaciones Técnicas de la FAO para la Pesca Responsable n.º 4, Supl. 2. Roma. www.fao.org/3/y4470s/y4470s.pdf
NOTA: El circuito de retroalimentación adicional aparece indicado con una línea roja discontinua.
FUENTE: Adaptado de FAO. 2003. La ordenación pesquera. 2. El enfoque de ecosistemas en la pesca. Orientaciones Técnicas de la FAO para la Pesca Responsable n.º 4, Supl. 2. Roma. www.fao.org/3/y4470s/y4470s.pdf

Los sistemas de vigilancia ambiental que emplean un enfoque basado en el riesgo pueden generar medidas de adaptación eficaces si incluyen valores representativos e indicadores locales y específicos para cada contexto correspondientes a factores de perturbación climática conocidos por repercutir de manera importante en la pesca y la acuicultura (por ejemplo, el aumento de la temperatura, cambios en el régimen de lluvias y el nivel de oxígeno en el agua). En general, recurrir en mayor medida a enfoques basados en el riesgo en la ordenación de la pesca y la acuicultura optimiza la reducción de los riesgos relacionados con el cambio climático, ya sea en la fase de planificación o aplicación de la ordenación6. Asimismo, deben designarse adecuadamente las escalas espacial y temporal de las unidades de gestión de la pesca o la piscicultura de manera que estén en consonancia con las medidas pertinentes de mitigación del cambio climático y adaptación a sus consecuencias.

La FAO inició el análisis de estudios de casos que introdujeron satisfactoriamente la flexibilidad en la ordenación de la pesca marítima (Bahri et al., eds., 2021); sin embargo, es necesario seguir trabajando, documentando y aprendiendo de ejemplos prácticos que aborden las repercusiones del cambio climático en los regímenes de ordenación de la pesca de agua dulce o de la acuicultura para garantizar la continuidad de la productividad y la resiliencia (Recuadro 31).

RECUADRO 31 FOMENTO DE LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA MITIGACIÓN DE SUS EFECTOS MEDIANTE UNA ORDENACIÓN COSTERA MEJORADA

La pesca costera es fuente esencial de alimentos y medios de vida para millones de personas. Aun así, la biodiversidad marina de las zonas costeras cada vez sufre mayor presión. El cambio climático se encuentra entre los principales desafíos que ponen en peligro a las especies acuáticas y amenazan los ecosistemas costeros, en particular los manglares.

En Sassandra (Côte d’Ivoire) y en el Delta del Salum (Senegal), la FAO y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)/Convenio de Abidján colaboran con las comunidades locales para lograr una ordenación sostenible de los manglares vinculada con una mejora de la gobernanza de la pesca y las cadenas de valor pesqueras a través del proyecto de la Iniciativa sobre la pesca costera ejecutado en África occidental con financiación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM).

En 2021, el proyecto emprendió la restauración de los manglares prestando apoyo a actividades de regeneración natural y protección a escala experimental de 700 hectáreas, para lo cual hizo uso de un enfoque participativo e inclusivo que dio cabida a las comunidades locales y a organizaciones no gubernamentales.

El proyecto también apoya la puesta en funcionamiento de un plan de ordenación costera del camarón en el Delta del Salum, y ha llevado a cabo actividades de desarrollo de la capacidad comunitaria haciendo hincapié en las elaboradoras de ostras y en la sensibilización mediante diversos medios de comunicación en idiomas locales.

Estas intervenciones están generando múltiples beneficios. Están mejorando la resiliencia de los medios de vida de las comunidades pesqueras ante los riesgos y desastres relacionados con el clima y están contribuyendo a la captación de carbono al tiempo que abordan cuestiones relacionadas con la biodiversidad.

NOTA: Puede obtenerse información más detallada en: www.fao.org/in-action/coastal-fisheries-initiative/es.

Elaboración y ejecución de planes de adaptación transformadora

Los pescadores y los piscicultores ya se están adaptando al cambio climático mediante la diversificación de sus medios de vida, la adaptación a los cambios en el medio ambiente y la modificación de sus técnicas de pesca y piscicultura, pero deben incorporarse cambios más rápidos en las instituciones y los sistemas de gestión a fin de impulsar la adaptación autónoma7 y evitar la mala adaptación. Ello requiere planes de adaptación transformadora a nivel nacional, subnacional y local que permitan la adaptación autónoma a medio y a largo plazo para facilitar la transición de la pesca y la acuicultura a un futuro resiliente al cambio climático. En respuesta a esta necesidad, la FAO publicó directrices (Brugere y De Young, 2020) dirigidas a los encargados de formular políticas de los ministerios e instituciones que rigen la pesca y la acuicultura a fin de tomar parte activa en el reconocimiento, la promoción y la inclusión del sector en los procesos nacionales de planificación de la adaptación y contribuir a ellos. Otras partes interesadas también pueden emplear estas directrices para entender la manera de participar en la planificación de la adaptación a nivel subnacional y local y ponerla en marcha.

Aunque los planes de adaptación transformadora serán necesarios para recopilar las necesidades de la pesca y la acuicultura a todas las escalas, se debe prestar especial atención a los más vulnerables si se pretende que el sector siga contribuyendo al logro de los objetivos mundiales relativos a la reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria. Por tanto, la formulación y ejecución de planes de adaptación debe seguir un enfoque inclusivo y participativo y tener en cuenta las necesidades y beneficios de las comunidades de pescadores y piscicultores en pequeña escala de países en desarrollo, que son los más afectados por el cambio climático. Ejemplo de ello es la elaboración de 120 planes comunitarios de ordenación integrada en Myanmar, en el marco del proyecto FishAdapt de la FAO, para ayudar a incrementar la resiliencia de las comunidades pesqueras y acuícolas locales y sus medios de vida ante el cambio climático.

Adopción de enfoques de gestión espacial fundamentados en cuestiones climáticas

Los enfoques de gestión espacial ofrecen un potente marco para la planificación de los sectores de la pesca y la acuicultura, su adaptación a los riesgos climáticos y las oportunidades actuales y futuros y la mitigación de los efectos de dichos riesgos. De no llevarse a cabo una planificación y una gestión espaciales adecuadas, a medida que los océanos se calienten y acidifiquen, la distribución geográfica y los hábitats de las especies cambiarán, como también cambiarán las pautas de los brotes y la propagación de enfermedades, y se recrudecerán los conflictos sociales entre usuarios de aguas continentales u oceánicas, entre otros muchos cambios provocados por el cambio climático.

La planificación y la gestión espaciales proporcionan una vía centrada en el aporte de soluciones que permite utilizar datos y modelos espaciales para entender mejor y predecir cómo podría afectar el cambio climático a la pesca y la acuicultura, así como para proporcionar información sobre la variabilidad entre distintas ubicaciones, de forma que se puedan aplicar estrategias de adaptación adecuadas en función de zonas específicas. Una planificación espacial adecuada y la aplicación de las mejores prácticas de gestión en la explotación y a nivel de gestión de las zonas, respaldadas por tecnología espacial como, por ejemplo, teledetección por satélite, reconocimientos aéreos, sistemas de posicionamiento mundiales, sistemas de información geográfica y tecnologías de la información y la comunicación, pueden reducir la vulnerabilidad ante los riesgos del cambio climático y facilitar la adaptación. Por ejemplo, en Chile, se están usando mapas de los riesgos del cambio climático en la acuicultura del proyecto ARClim, elaborados en el marco del Ministerio del Medio Ambiente, para generar alertas de floración de algas perjudiciales basadas en información científica con el fin de ayudar a reducir la mortalidad del salmón cultivado (Figura 69).

FIGURA 69MAPAS DEL RIESGO DE PÉRDIDA DE BIOMASA DEL SALMÓN DEBIDO A LA FLORACIÓN PERJUDICIAL DE ALGAS EN EL MARCO DE LAS PREVISIONES DE CAMBIO CLIMÁTICO

FUENTE: Adaptación de Soto, D., León-Muñoz, J., Garreaud, R., Quiñones, R.A. y Morey, F. 2021. Scientific warnings could help to reduce farmed salmon mortality due to harmful algal blooms. Marine Policy, 132: 104705. https://doi.org/10.1016/j.marpol.2021.104705
NOTAS: Los polígonos representan zonas de concesión para la cría del salmón a lo largo de los ejes latitudinal (Y) y longitudinal (X). Los colores de los mapas A a C representan las puntuaciones de los componentes del riesgo: Exposición (E), Peligro (P) y Sensibilidad (S). Las puntuaciones van de 1 (mínimo) a 5 (máximo) en cada componente. El Mapa D representa los valores del riesgo, estimados como R = (E × P × S)/125. El denominador “125” hace referencia a los valores máximos posibles (5 × 5 × 5), por lo que el riesgo varía entre 0 (riesgo mínimo) y 1 (riesgo máximo).
FUENTE: Adaptación de Soto, D., León-Muñoz, J., Garreaud, R., Quiñones, R.A. y Morey, F. 2021. Scientific warnings could help to reduce farmed salmon mortality due to harmful algal blooms. Marine Policy, 132: 104705. https://doi.org/10.1016/j.marpol.2021.104705

Los mecanismos de gestión espacial de la pesca y la acuicultura fundamentados en el ámbito climático pueden exigir cambios adaptativos en los marcos de gobernanza a efectos de adaptar los enfoques a la participación y el compromiso de diversas partes interesadas, e integrar la ciencia y los conocimientos locales en el diseño y la aplicación de estrategias innovadoras de adaptación al cambio climático y mitigación de sus efectos como, por ejemplo, soluciones basadas en la naturaleza. Asimismo, resulta importante elaborar diferentes bases de datos espaciales que registren las características tanto ecológicas como socioeconómicas del entorno; reforzar los sistemas oceanográficos y de observación del clima para proporcionar información local y en tiempo real; y desarrollar las capacidades nacionales y regionales para aplicar indicadores y modelos de alerta temprana que respalden la adaptación a las repercusiones del cambio climático en la pesca y la acuicultura y la mitigación de sus efectos.

Integración de consideraciones relacionadas con la equidad y los derechos humanos

La noción de equidad siempre debería ocupar un lugar central en los debates sobre el clima. El cambio climático puede causar los mayores daños a quienes menos han contribuido a la crisis climática, como las comunidades que se dedican a la pesca y la piscicultura en pequeña escala, en particular las situadas en islas y países de ingresos bajos. En última instancia, la equidad también se refiere a los derechos humanos. El cambio climático puede afectar al derecho de las personas a la alimentación, el acceso a agua potable, la educación, los servicios sanitarios y la vivienda y tener repercusiones desproporcionadas en personas y grupos que se encuentran en situaciones vulnerables como, por ejemplo, las mujeres, los niños, las personas de edad, los pueblos indígenas, las minorías, los migrantes y los pobres.

En las Directrices PPE, la Declaración en favor de la pesca y la acuicultura sostenibles del Comité de Pesca de la FAO, de 2021, y el Acuerdo de París se reconoce la importancia de la equidad y los derechos humanos. La adaptación al cambio climático en el sector de la pesca y la acuicultura debe integrar consideraciones de equidad y derechos humanos, tanto en los procesos como en los logros. Las principales consideraciones relativas a los procesos constan de la transparencia, la participación, el acceso a la justicia y la no discriminación. Las principales consideraciones relacionadas con los logros constan del derecho a la vida y los derechos complementarios a la alimentación, la vivienda, el agua y los medios de vida. El proceso de planificación de la adaptación debe dar cabida y empoderar a las comunidades vulnerables, en particular a los pescadores y piscicultores en pequeña escala. Los países deberían evaluar las vulnerabilidades del sector de la pesca y la acuicultura y actuar en consonancia con consideraciones de equidad y derechos humanos. Para ello, es necesario que los países sean proactivos, es decir, que se preparen para futuros acontecimientos, ya sean fenómenos extremos o de aparición lenta, y garanticen el acceso a una infraestructura y a servicios públicos provistos de resiliencia (en particular, los servicios sanitarios).

Inversión en innovación

El cambio climático ha planteado nuevos desafíos a la pesca y la acuicultura e insta al sector a innovar mediante una combinación sinérgica de transformaciones de la tecnología, las políticas y los mercados. A este respecto, la FAO ha respaldado el diseño y la aplicación de nuevos sistemas de información interoperables que sistematicen e integren datos nacionales sobre la pesca, la acuicultura y el cambio climático, lo cual proporciona información a los usuarios y los responsables de la adopción de decisiones, así como sistemas de alerta temprana que contribuyen a la reducción de incidentes y muertes y al suministro de apoyo humanitario en los fenómenos extremos relacionados con el clima. Ejemplos de ello son un marco en funcionamiento que se ha consolidado recientemente en Chile (IFOP, 2021), la aplicación de tecnologías de redes sociales para facilitar información en tiempo real y mejorar el cumplimiento en el lago Malombe, en Malawi (FAO, 2019e), y la mejora del seguimiento y la evaluación de las repercusiones del cambio climático para fundamentar las políticas y la planificación y prestar apoyo a las comunidades pesqueras y acuícolas de Myanmar (FAO, 2021t).

En otras regiones del mundo se aplican enfoques innovadores semejantes. Por ejemplo, la aplicación ISDApp8 en Filipinas convierte datos meteorológicos localizados recopilados en previsiones meteorológicas simplificadas que envía como mensajes de texto a los números de teléfono móvil de los pescadores registrados, incluso si no tienen un teléfono inteligente, mientras que el proyecto Moana9 en Nueva Zelandia apoya la combinación de conocimientos tradicionales y datos del sector de la pesca mediante un sistema puntero de teledetección oceánica y una elaboración de modelos numéricos avanzados para proporcionar sistemas fiables de previsión marítima que permitan ayudar a las industrias marinas.

Es escasa la contribución de la pesca y la acuicultura a las emisiones mundiales de carbono. Sin embargo, existen oportunidades de descarbonización a lo largo de la cadena de valor de la pesca y la acuicultura, lo cual incrementa su eficiencia a través de la reducción de las pérdidas y el desperdicio de pescado, en particular en el ámbito de los pescadores y piscicultores en pequeña escala. Ya existen tecnologías de descarbonización, pero el acceso a ellas y la ampliación de su escala siguen constituyendo un desafío debido a los elevados costos. Se necesitan mecanismos financieros innovadores y enfoques multidimensionales para garantizar el acceso al crédito por parte de los empresarios y las comunidades locales, en particular las mujeres y los jóvenes, así como la incentivación de políticas para respaldar la adopción de tecnologías y energías limpias a lo largo de la cadena de valor de la pesca y la acuicultura, junto con importantes innovaciones destinadas a promover sus beneficios.

Conclusión

Los países están mostrando un interés cada vez mayor en la adaptación de la pesca y la acuicultura al cambio climático. Según el último informe de la FAO sobre las contribuciones determinadas a nivel nacional, de las 85 contribuciones nuevas o actualizadas de este tipo presentadas por países (entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de julio de 2021) como parte de su compromiso con el Acuerdo de París, 77 incluían componentes de adaptación, y en 62 de esas 77 (el 81 %) se hacía referencia a la adaptación en la pesca y la acuicultura, en particular a la ordenación de áreas marítimas y costeras (Crumpler et al., 2021). Las cinco prioridades descritas antes pueden proporcionar a los países una orientación altamente pertinente a la hora de aplicar sus contribuciones determinadas a nivel nacional, con el fin último de contribuir al logro de los objetivos de adaptación a largo plazo del Acuerdo de París.

Puesto que la decisión de la COP 26 fortalece formalmente el espacio marítimo en los debates de la CMNUCC, resulta importante que la pesca y la acuicultura amplíen su contribución a los esfuerzos mundiales, compartiendo para ello soluciones de adaptación y mitigación pertinentes para el sector y abordando al mismo tiempo y progresivamente la insuficiente atención que se presta a la pesca y la acuicultura en agua dulce en el marco de los debates internacionales sobre el clima.

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