Combatir la sequía con técnicas ancestrales
Por: Rosana Martín
Pequeños productores del Corredor Seco de Guatemala transformaron sus medios de vida con un sistema agroforestal que ha fortalecido su resiliencia a los efectos del clima.
El Corredor Seco Centroamericano es una de las áreas más vulnerables del mundo a las inclemencias del clima. En esta franja de bosque seco tropical que se extiende desde el sur de México hasta Costa Rica se encuentra Camotán, un municipio guatemalteco donde la mayoría de la población cultiva en suelos rocosos altamente expuestos a la sequía, haciéndoles muy vulnerables a la inseguridad alimentaria.
Pero en medio de estas áridas y escarpadas laderas se encuentran pequeños oasis donde los cultivos emergen con más fuerza. Son tierras de Kuxur Rum, que en el idioma ch'orti' significa “mi tierra húmeda”.
La parcela de Lucas Aldana, es una de estas tierras donde se puede encontrar Kuxur rum, un sistema agroforestal ancestral que se implementa para la producción agrícola, y cuyo distintivo es un árbol de la zona: el madre cacao (Gliricidia sepium).
Lucas inició la implementación del sistema hace ya 20 años, cuando un programa de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) apoyado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) les animó a rescatar este sistema, combinando técnicas de manejo de suelos, semillas tolerantes a la sequía , con la plantación de árboles de madre cacao para la restauración del paisaje forestal.
“Antes de tener este cultivo, la tierra era bastante pobre. Sembrábamos y no veíamos un buen desarrollo del cultivo. Por la falta de árboles, perdía fuerza y no producía”, recuerda Lucas.
“Aquí practicábamos la quema, no había producción sustentable” -agrega Mauro Esquivel, otro que los productores que se sumó a esta iniciativa- “pero llegaron los técnicos y nos dijeron, ¿por qué hacen eso? ¡Están deteriorando sus tierras!”, recuerda.
Tras una primera toma de conciencia acerca de los retos que enfrentaban y los beneficios que Kuxur rum podía ofrecerles, Lucas, Mauro y otros productores de su aldea recibieron una serie de capacitaciones para iniciar la aplicación de este sistema agroforestal. Erradicaron la práctica de la quema, plantaron madre cacao en callejones, distribuyeron los restos del rastrojo (mulch), mejoraron el manejo de los suelos y fueron combinándolo con sus cultivos tradicionales de granos básicos.
“Yo inicié la práctica con cuatro tareas. Le puse 200 estacas y seis metros entre callejón, y dejé de quemar. Al transcurso de tres años, ya empezó a reproducir con más fuerza. Vi que la práctica, como nos dijeron, daba resultado, porque la planta tiene más facilidad de profundizar la raíz y alcanzar más humedad”, afirma Mauro.
“La madre cacao fortaleció y le dio más humedad al suelo, las hojas proporcionaron más materia orgánica y la tierra se fue ablandando poco a poco”, añade Lucas, quien asegura que, si uno es constante y aplica un buen manejo, puede ver el resultado.
Los técnicos de FAO estimaron que con la implementación de Kuxur Rum aumentó la producción de maíz hasta un 55%, lo que supone aumento de 4,5 meses de reserva familiar de grano de alimento, y hasta un 46% en la producción de frijol, 2,5 meses más de reserva. Es un aumento considerable en un área marcada por la desnutrición crónica infantil y la pobreza.
Y estos resultados cobraron mayor relevancia cuando la sequía les golpeó. La última vez fue en 2018, cuando una canícula prolongada afectó hasta al 70% de la siembra de primera de maíz y frijol del Corredor Seco, comprometiendo la seguridad alimentaria de 2,2 millones de personas.
En ese momento, el Kuxur rum alivió el impacto en los cultivos de estas familias, que a pesar de confirmar que sufrieron los efectos de la sequía, aguantaron mejor el golpe gracias a la aplicación del sistema agroforestal.
“La sequía nos viene afectando los últimos años, pero gracias al Kuxur rum nos ha protegido un poco, porque la raíz guarda humedad. Hemos cosechado, no en gran cantidad, pero siempre hemos cosechado y aunque no nos alcance para toda la temporada, tenemos para vivir y ver cómo podemos resolver”, relata Lucas.
“Mi parcela de 10 tareas, en condiciones normales, ofrecía unos 26 quintales de maíz y con eso podía tener para todo el año. Como ahora el tiempo ha sido menos favorable, coseché menos, pero no lo perdí todo como otras familias”, asegura Mauro.
Además de facilitar la producción de granos básicos y fortalecer la resiliencia de los productores frente a la sequía, el sistema también brinda otros servicios, como la obtención de la leña para cocinar, ahorrando así largos desplazamientos que antes debían realizar. También les proporciona materia orgánica para crear abonos, que Mauro elabora a partir de las hojas de madre cacao y cáscaras de café.
Lucas y Mauro mantienen en su parcela el madre cacao, que combinan con maíz, frijol, yuca, camote, caña, mora, loroco y otros árboles frutales como aguacate o naranjos.
Sus resultados, ampliamente avalados durante sus veinte años de implementación en Camotán, hacen que esta práctica destaque dentro de un inventario elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo de la Universidad Politécnica de Madrid (itdUPM), con la participación de la Secretaría y el Grupo Técnico de Cambio Climático y Gestión Integral del Riesgo del Consejo Agropecuario Centroamericano (CAC), y el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres en América Central y República Dominicana (CEPREDENAC).
Esta iniciativa se enmarca en el Plan Intercoonecta de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), cuyo objetivo es fortalecer las capacidades institucionales de los países de América Latina y el Caribe a través de la gestión del conocimiento.
“Yo animo a las nuevas generaciones a seguir la misma práctica, a conservar el suelo para que se sienta protegido, porque la tierra es igual que un humano. Si un niño necesita alimentos y no los obtiene, cae en desnutrición. Igual es la tierra, hay que protegerla y darle su manejo para que los cultivos se sientan con fuerza y puedan brindarnos todos sus beneficios”, concluye Lucas.