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©FAO/Sean Gallagher

El estado de los bosques del mundo 2022

Capítulo 1 ¿Pueden los bosques y los árboles proporcionar medios para la recuperación y propiciar economías inclusivas, resilientes y sostenibles?

TITULARES
  • La humanidad se enfrenta a múltiples amenazas mundiales. Entre ellas se cuentan una pandemia y las dificultades económicas conexas, la inseguridad alimentaria, la pobreza, el cambio climático, los conflictos, la degradación de la tierra y el agua, y la pérdida de biodiversidad.
  • El mundo necesita soluciones a escala que sean equitativas y eficaces en función de los costos y que puedan aplicarse rápidamente, y los bosques y los árboles ofrecen posibilidades claras en este sentido. Las sociedades podrían hacer un mejor uso de los bosques y los árboles con miras a conservar la naturaleza y, al mismo tiempo, asegurar el bienestar de las personas y generar ingresos, en especial para la población rural.
  • Existen tres vías basadas en los bosques que deben examinarse con detenimiento como forma de abordar los desafíos tanto locales como mundiales. Estas vías son las siguientes: 1) detener la deforestación y conservar los bosques; 2) restaurar las tierras degradadas y ampliar la agroforestería, y 3) utilizar los bosques de manera sostenible y crear cadenas de valor verdes.

La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) es una crisis sanitaria acompañada por una crisis económica que pone en peligro las vidas, los medios de subsistencia, el bienestar y el futuro de las personas en todo el mundo. Sus efectos sobre el empleo y los ingresos y sus consecuencias para la salud, el hambre y la pobreza presentan una gravedad y escala que no se habían visto durante más de medio siglo. La pandemia plantea enormes desafíos para los responsables gubernamentales de las políticas y las instancias decisorias de las empresas, que deben mitigar los efectos y mantener a flote las sociedades, economías, comunidades y empresas, por ejemplo, a través de estímulos fiscales para conservar los puestos de trabajo y los ingresos sin perjudicar la estabilidad y sostenibilidad económicas y sociales a largo plazo. Al mismo tiempo, los líderes y las sociedades de todo el mundo se enfrentan al reto de encontrar formas efectivas, rentables y socialmente aceptables de abordar las amenazas paralelas del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Además, se prevé que la población mundial crezca de 7 700 millones de personas en 2019 a 9 700 millones de personas en 2050 y el consumo mundial anual de recursos naturales como la biomasa, los combustibles fósiles, los metales y los minerales podría aumentar a más del doble para 2060, lo que incrementa la posibilidad de que se produzcan mayores daños ambientales debido al crecimiento de la producción, el consumo y la generación de residuos.

La confluencia de diversas crisis de escala planetaria constituye una amenaza grave y se ha traducido en una sensibilización mucho mayor sobre las principales deficiencias y riesgos de los sistemas sociales y económicos, en particular la relación de la humanidad con la naturaleza y sus efectos sobre ella. En los últimos decenios, los bosques se han visto afectados por el desmonte y las prácticas insostenibles, aunque han seguido constituyendo en todo momento un importante recurso para el bienestar de las personas y la creación de riqueza. El mundo necesita soluciones a escala que sean eficaces en función de los costos, inclusivas y equitativas y que puedan aplicarse con rapidez. Las repercusiones económicas de la pandemia de la COVID-19 y la necesidad de ofrecer respuestas que brinden apoyo a las personas y sus medios de vida ponen claramente de relieve la importancia de establecer un equilibrio entre la protección y la utilización de los recursos naturales. El sector forestal, que aporta una amplia gama de productos y servicios ecosistémicos útiles tanto para las comunidades locales como a escala mundial, podría contribuir de manera decisiva a acelerar la transformación hacia sociedades capaces de conservar la naturaleza y, al mismo tiempo, propiciar en mayor medida el bienestar de las personas y generar ingresos, en particular para la población rural. Esto resulta especialmente pertinente en un momento en el que están aumentando los déficits públicos y las economías, comunidades y familias se enfrentan a dificultades.

Han transcurrido 50 años desde la primera conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio (humano), que tuvo lugar en 1972, y 30 años desde que se estableciera una perspectiva mundial común en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Hace casi siete años que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Durante este período, se ha vuelto cada vez más evidente que los bosques y los árboles pueden desempeñar funciones decisivas para fomentar el desarrollo sostenible, alcanzar los ODS y mantener el cambio climático dentro de unos límites manejables.

En esta edición de El estado de los bosques del mundo (SOFO 2022) se presentan tres vías que, sobre todo si se siguen de forma simultánea, podrían ayudar a abordar las crisis que enfrenta el planeta y, al mismo tiempo, generar beneficios económicos sostenibles. Las vías son las siguientes:

  1. Detener la deforestación y la degradación forestal como elemento esencial para revertir los factores del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la degradación de la tierra, la desertificación y las amenazas para la salud humana (“detener la deforestación y conservar los bosques” o también “detener la deforestación”).
  2. Restaurar los bosques y territorios degradados y plantar más árboles en las zonas agrícolas como práctica rentable para mejorar los activos naturales y producir beneficios económicos, sociales y ambientales (“restaurar las tierras degradadas y ampliar la agroforestería” o también “restaurar”).
  3. Fomentar la utilización sostenible de los bosques y la creación de cadenas de valor verdes a fin de ayudar a responder a la demanda futura de materiales y servicios ecosistémicos y respaldar economías circulares más verdes, especialmente a escala local (“utilizar los bosques de manera sostenible y crear cadenas de valor verdes” o también “utilizar de manera sostenible”).

En el SOFO 2022 se examina cómo integrar estas vías en los mecanismos de políticas e inversiones existentes y nuevos, se tratan sus beneficios y costos, se analiza la posibilidad de aumentar la financiación de las vías y se estudia la mejor manera de propiciar su adopción, cuando proceda, por las instancias decisorias sobre el terreno.

En el Capítulo 2 del SOFO 2022 se examinan los datos relativos a los bosques y los árboles en cuanto activos que reportan múltiples beneficios a las sociedades. Se analiza quién posee y gestiona estos activos y cómo se distribuyen sus beneficios en la práctica, en especial entre la población local, y se consideran las repercusiones de la pandemia de la COVID-19 en los bosques y en las personas que dependen de ellos. En el Capítulo 3 se analizan los costos y los posibles beneficios de estas tres vías forestales, que se refuerzan entre sí. En el Capítulo 4 se exploran los mecanismos para ampliar las inversiones en el sector hasta el nivel necesario para estimular esa transformación. En el Capítulo 5 se aborda la situación de los pequeños productores, las comunidades locales y los pueblos indígenas en tanto que innovadores y responsables de la gestión de los recursos forestales y arbóreos, así como los cambios normativos que se precisan para ayudarles a impulsar la transformación en el sector forestal, por ejemplo, brindando apoyo a las organizaciones de cooperación social, las mujeres y los jóvenes. En el Capítulo 6 se describen algunas de las medidas iniciales que los encargados de formular las políticas podrían adoptar a continuación con miras a seguir estudiando el potencial de las tres vías.

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