Empleo rural decente

Nuestro enfoque

Datos clave
  • El 80 por ciento de las personas pobres del mundo viven en zonas rurales
  • El 70 por ciento del trabajo infantil se desarrolla en la agricultura
  • Cada año, 42 millones de personas jóvenes se incorporan al mercado laboral
  • El 14 por ciento de los jóvenes empleados eran trabajadores pobres en 2018
  • El 80 por ciento de todos los movimientos migratorios incluyen zonas rurales
  • La transición a una economía más verde puede generar 24 millones de empleos a tiempo completo para el año 2050

Una gran proporción de las personas pobres del mundo vive en zonas rurales y muchas de ellas dependen del sistema agroalimentario para ganarse la vida. Sin embargo, las oportunidades para el empleo rural a menudo son precarias, informales, mal remuneradas, e incluso peligrosas. Esto puede atrapar a trabajadores y sus familias en un círculo vicioso de hambre y pobreza.

El sector agroalimentario ofrece oportunidades de empleo aún no aprovechadas, ya que se prevé que crezca en paralelo con la población y la creciente demanda alimentaria, la urbanización y los cambios en los patrones de consumo.

Aprovechar este potencial y promover más y mejores empleos, además de desarrollar la fuerza laboral en sistemas agroalimentarios es esencial para fomentar medios de vida sostenibles y resilientes para personas vulnerables, luchar contra el trabajo infantil, y abordar los impulsores adversos de la migración rural, al tiempo que se promueven prácticas agrícolas para conservar el medio ambiente y facilitar la adaptación a los efectos del cambio climático. 

En definitiva, abordar la insuficiencia de las condiciones y oportunidades de empleo en zonas rurales, especialmente para mujeres, jóvenes y otros grupos vulnerables, representa un componente clave de un enfoque inclusivo, resiliente y que tiene en cuenta perspectivas de género en la transformación del espacio rural.

Los jóvenes en zonas rurales, en particular, se enfrentan a múltiples barreras cuando tratan de ganarse la vida. Esto se debe a la falta de oportunidades de formación y educación, el acceso limitado a activos tales como tierras, servicios financieros y mercados, y su bajo nivel de participación en la toma de decisiones.

Como resultado, muchas personas jóvenes migran desde zonas rurales a zonas urbanas y más allá, a menudo aumentando su vulnerabilidad. Unos ingresos familiares bajos y escasas alternativas de medios de vida son también factores clave que contribuyen al trabajo infantil en la agricultura, perpetuando un ciclo de pobreza para los niños y niñas afectados y sus familias.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define el empleo decente como un trabajo que proporciona un ingreso adecuado para vivir y condiciones de trabajo razonables. Se refiere a un trabajo remunerado y digno. Debe permitir a las personas, ya sean trabajadores independientes o asalariados, mantenerse a sí mismas y a sus familias. Los trabajadores deben poder realizar su labor en condiciones que garanticen su salud y seguridad, así como tener la posibilidad de expresarse en su trabajo. Puesto que se trata de un aspecto central de su misión, la FAO colabora estrechamente con los gobiernos y otros socios para promover el empleo decente en los sistemas agroalimentarios y la equidad en las condiciones laborales entre las personas rurales.

Condiciones de trabajo
Datos y conocimiento
El trabajo decente en los sistemas alimentarios
Empleo juvenil
Empleos verdes
Las mujeres y el trabajo decente
Migración
Trabajo infantil
Empleo rural decente (con subtítulos)
13/05/2016